La generación ansiosa
 

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La generación ansiosa

Para el psicólogo norteamericano, la Generación Z es la primera en la historia humana (inclusive de los primates en general) que se crió viendo la pantalla del celular, mientras que todas las anteriores crecieron jugando con otros

  • GUSTAVO LINARES BENZO

18/05/2024 05:03 am

Con un candidato verdaderamente de oposición, democrático, y Machado y el deseo de cambio punteando 80-20 en las encuestas, este lugar se dará el lujo de hablar de otra cosa. La generación Z, los nacidos entre 1995 y 2012, ya están tomando el relevo y los estudios de todo tipo abundan, sobre todo porque se entiende que, al menos en el mundo desarrollado, son más ricos que los miembros de otras generaciones cuando tenían esa edades. Primero, el dólar.

Entre esos estudios está destacando justo ahora, el de un ya famoso psicólogo norteamericano, Jonathan Haidt, que lleva por título La Generación Ansiosa. La reseña de The Economist le restó importancia, incluyéndolo entre esa enorme cantidad de literatura que los viejos escriben sobre los jóvenes, lamentándose de lo mal que les salieron y, pues, fin de mundo. Como este lugar también envejece, dio por buena la opinión de The Economist y a otra cosa.

Pero ya leído, el libro, a pesar de The Economist, es impactante, inclusive pavoroso. Con un aparato estadístico casi infinito (se insiste, sobre el mundo rico) demuestra que esa generación Z se ha visto devastadoramente influenciada por los teléfonos inteligentes y el acceso que éstos dan a las redes sociales. Pero esa influencia no la mide Haidt en la capacidad de conversación, o en las más o menos buenas maneras, ni siquiera en el rechazo de cualquier cosa escrita, que es hasta donde llegan las críticas al uso de los ancianos sobre hijos y nietos. La mide en suicidios y autoagresiones.

Así, su hallazgo fundamental es la variación del 2010 en adelante en las tasas de suicidios, autoagresiones, depresión clínica y ansiedad en los niños entre 10 y 14 años. Ese año 2010 sale al mercado el primer Iphone, el primer teléfono inteligente, y desde entonces todo el mundo dejó de mirar el mundo para enfocarse en la pequeña pantalla y sus redes. Pues desde ese año, la tasa de suicidios de niñas entre los 10 y los 14 se quintuplicó, entre los niños se triplicó, las autoagresiones, medidas por los reportes de las unidades de emergencia de los hospitales, también se duplicaron, al igual que los reportes estadísticos de los psiquiatras sobre depresión y ansiedad clínicas. Esta última llega a afectar en cierta épocas y capas etarias a más de la mitad de la población estudiada.

Así que la cantilena de los ancianos de que los celulares aíslan del mundo y no dejan que los muchachos estudien, es un pálido reflejo de la realidad. Pues para Haidt, y ya se verá cómo lo demuestra, esos aparatos, en realidad la permanente exposición y actividad en las redes sociales, son la causa del aumento nada menos que de los suicidios y mutilaciones que como nunca en la historia afecta a niños y jóvenes. Según Haidt, el tik tok y el instagram no sólo hacen bajar las notas, inducen a meterse un blíster completo de alprazolam o a tirarse por la ventana. Es en serio.

Para superar la falacia de que la causa de estos gravísimos síntomas sociales sean otros, Haidt va descartando una a una las otras explicaciones (crisis financiera, cambio climático, etc.), para llegar a una explicación muy convincente para los miembros de las generaciones anteriores. Para el psicólogo norteamericano, la Generación Z es la primera en la historia humana (inclusive de los primates en general) que se crió viendo la pantalla del celular, mientras que todas las anteriores crecieron jugando con otros. Correr, pelear, hacer deporte y salir en patota, los niños; muñecas, saltar la cuerda, montar cocinas y peluquerías, las niñas. La descripción corresponde exactamente a la infancia de los antecesores de la generación Z: dos muchachos persiguiéndose en el recreo hasta que se enredan en la cuerda que saltan las niñas. Así que los celulares inteligentes han provocado, primero y principal, la soledad. Las estadísticas de las interacciones reales, persona a persona, de los Z no llegan ni a la mitad de las generaciones anteriores.

La soledad, sigue Haidt y como todos sabemos, es el caldo de cultivo de los males psiquiátricos. Y la necesidad de emulación, de imitación, también esencial a los primates entre ellos a los humanos, dejó de concentrarse en familiares y compañeros y a enfocarse en personajes estrambóticos o inalcanzables, como este señor que se las da de Neandertal justo en estos días.

Haidt concluye en que la única solución a estos males es la prohibición total de celulares inteligentes a menores de 14 años (que usen perolitos) y de uso monitoreado de 16 a 18 años. Estas propuestas tan radicales ya llegaron a las asambleas políticas en EEUU y Europa. Es en serio.

@glinaresbenzo

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