Alberto Lecchi (el dedo en la llaga, 1996; Nueces para el amor, 2000; Una estrella y dos cafés, 2006; El frasco, 2008) dirige esta producción argentino-chilena que aborda un tema invisibilizado: En abuso de monjas contra novicias. El abuso sexual femenino.

Una historia real

Caminemos Valentina se basa en una historia real. Ella está relatada en el libro “Raza de víboras, memorias de una novicia”, de Sandra Migliore. En ella relata su historia junto a Va-lentina Rojas. En ese libro se basa Caminemos Valentina, una película directa, cotidiana, que pone el foco en las vivencias de las protagonistas. Y la capacidad del amor para su-perar abusos y experiencias traumáticas.

Valentina (Paula Sartor) es una monja de una familia acomodada. Tiene una buena forma-ción, sabe tocar piano. Eso le abre puertas, como acceder a puestos de poder, dada las capacidades que ha desarrollado. Pero también la expuso. Y a pesar de, aparentemente, contar con más herramientas, fue abusada por una superior (interpretada muy bien por Ro-xana Naranjo).

Por otro lado, está Sandra, una ex novicia que no soportó el abuso. Pero que no pudo es-capar a la institución, y trabaja en el área administrativa de la institución.

Todo se empieza a agitar cuando correos electrónicos llaman a denunciar, a romper los círculos de protección y silencio en torno a la abusadora.

Valentina y Sandra

Caminemos Valentina, película montada por Silvio Caiozzi (primera vez que lo hace en un largometraje no dirigido por él), con música de Valentina Caiozzi y una destacada actuación de Roxana Naranjo, es una película que busca interpelar. Generar empatía. No hay esce-nas morbosas, sexualmente violentas. Lo que chocan son las circunstancias, cómo se ge-neran las condiciones para los abusos. Las complicidades y el ocultamiento. Las redes de poder frente a jóvenes desvalidas, vulneradas.

Devela la capacidad del abusador -abusadora, en este caso- para detectar a posibles vícti-mas. Verlas vulnerables. Y saber desplegar estrategias para aislarlas, acosarlas y, por su-puesto, responsabilizarlas. La joven, en este caso, es culpable por provocar. Culpable por tener “piel de porcelana”.

Sin embargo, la película plantea un contrapeso al abuso. Ese está en el acento que pone en el poder del amor, de las personas cuando se rebelan, se unen, se apoyan.

Caminemos Valentina
Andrea Films

Caminemos Valentina puede decepcionar a quienes deseen ver una película dura, con crí-ticas virulentas, rabiosas, con escenas violentas. Con sexo explícito.

La película se centra en las protagonistas. Personas creyentes que han perdido la fe en la Iglesia Católica, pero creen en ellas. Mujeres que saben diferenciar planos y que tienen un coraje y fortalezas que es importante ver y valorar.

Afiche de Caminemos Valentina
Andrea Films

Caminemos Valentina

Dirección: Alberto Lecchi
Elenco: Paula Sartor, Gabriela Robledo, Roxana Naranjo, Ana Celentano, Sara Margot
Montaje: Silvio Caiozzi
Música: Valentina Caiozzi