A las 09:00 horas, en Amnesia, la gente segu�a llegando. Es un goteo. Dentro suena y suena la m�sica. Aqu� lo que sucede en Catalu�a no existe. Es un oasis sin pol�tica de por medio. Es el reino del beat. En la zona denominada Terrace, termina de tocar la estadounidense Honey Dijon y le toma la posta el italiano Joseph Capriati. Se cuela el sol por el techo translucido.
"Amnesia inaugura por todo lo alto la temporada 2024", titula Euronews. Es noticia. Se�ala este medio que, adem�s, se est� "a punto de cumplir 50 a�os" de su fundaci�n por el recordado Antonio Escohotado. Pero hasta en eso hay leyenda... Este ser�a precisamente un lugar del no recuerdo. "El taller del olvido" quer�a nombrarle el fil�sofo. Era el lugar para alejarse de las preocupaciones mundanas. El sitio para, precisamente, alejarse de cualquier filosof�a o pol�tica (de vida). Es decir, aqu� se viene a olvidar, carajo.
Por eso, entre tanto ser danzante, llegado desde distintas partes del mundo, aqu� no hay espacio para eso que en los portales de noticias y los telediarios. El universo interior de Amnesia tiene m�s de anglosaj�n y germano que de eso que los independentistas les gusta llamar "Pa�sos Catalans". Escohotado de esas cosas se reir�a a carcajadas.
Como se tomaba a chiste a Pedro S�nchez calific�ndole de "fantasmagor�a". Es decir, seg�n la RAE, una "ilusi�n de los sentidos o figuraci�n vana de la inteligencia, desprovista de todo fundamento. Aqu�, entre los sones y requiebros de Nina Kravitz, resuenan a�n m�s las palabras de Escohotado.
Que se quedaba a gusto con el presidente de Gobierno. "Es un hombre de broma. Yo le llamo 'el se�or Fosfeno'. �De qui�n es el fosteno? Obviamente de Zapatero, que es el �ltimo gran talento del mal...", declaraba a Marta Medina de El Confidencial, con motivo de la publicaci�n de Mi Ibiza Privada, que tambi�n cumple un lustro en d�as. Una joya de libro. Una mente abierta. En el reino del olvido, el emperador de la diatriba era Don Antonio.
Es que la (casi) cincuentena le pilla a Amnesia con la inflaci�n desbordada. Cuando se inaugur�, como oasis hippie y esperaban decenas de personas, se puso una entrada de cinco duros (25 pesetas de la �poca). Era entrada y consumici�n. Para esta apertura, desde 80 euros. Y los ceros se van colocando a la derecha si se solicita una mesa, se pide champagne, o... Todo para una fiesta que los organizadores promet�an ser�a "Para (NO) Recordar".
El recorrido por los (car�simos) espacios VIP da un sabor agridulce. Proliferan las camisetas de Louis Vuitton, Gucci y Balenciaga. Los chicos beben como si aquello fuera agua de grifo. Ellas, m�s comedidas en la embriaguez, est�n en otra onda. Las m�s artificiales se apoyan en la barandilla cual si promocionaran -en el mejor escaparate posible- su cuenta de Only Fans. Ellos miran desde las alturas, abajo est�n los plebeyos de la entrada convencional. Hay clases. Siempre hay clases.
Est� Otto, que zigzagea entre los vasos del suelo, y los besos de los que se acaban de conocer. Ha llegado desde Munich en la ma�ana del s�bado y volver� hoy domingo 12 directamente. Ni hotel ni complicaciones. No porque no pueda. "Es que tengo una familia. Este es mi escape. No fallo". Paga con su Centurion un par de copas. No mira ni lo que le ha costado.
Tambi�n est�n los que llegan para descubrir este lugar que hoy ser�a el sumun del metaverso. Santi, veintea�ero, farmac�utico de profesi�n, llega aqu� cual redenci�n. Es de esos tipos sensibles, que lee libros en papel y ha llegado a sabiendas. Conoce a Escohotado. "Le admiro". Rompemos el hechizo. Entre los andares de una morena de 180 cent�metros con zapato plano y su pareja que le saca media cabeza, le preguntamos -a palo seco- por las elecciones. "En este imperio dionisiaco... aqu� el �nico papel que importa es el de liar". Risas. La m�quina de humo del centro de la pista salta oportunamente.
Le acompa�a su tocayo, hermano de desventura. Un valenciano pelirrojo que viene a cubrir el evento para una revista americana. Antes de que se le caiga una botella de agua, recalca que a �l s� le importan las elecciones. A�ade, tras recogerla, que no cree en que su Valencia sea parte de los pa�ses catalanes. "No y no", agita la cabeza. Ya no s� si por la performance del DJ Denis Cruz o por recalcar su respuesta.
Un ingl�s forofo de Bellingham es un relaciones p�blicas internacional. Habla de fiesta infinita, "de buena onda", de que no hay inicio de temporada como la de este laberinto multicolor con capacidad para 5.000 almas. Y todas est�n dentro contorne�ndose. Jay se queda m�s bien est�tico. Saluda con efusividad a una pareja que reconoce. Tira atr�s los dos brazos, imitando a su compatriota. Nos recuerda que la m�tica disco tiene discrepancias con su a�o de nacimiento, unos lo ponen en 1974. Otros en 1976... Tiempos de LSD.
Las consolas siguen hasta mediod�a. Prometen 11 horas seguidas de fiesta. A diferencia de Rufi�n y Puigdemont y �l ya citado, no es un bulo. Aqu� no hay m�quina de fango, pero s� unas luces laser que parecen atravesarte la piel. Afuera, hay controles exhaustivos de Guardia Civil y Polic�a. No se libran ni la furgoneta ni el (Lamborghini) Murci�lago. Hay ra�ces. A Escohotado le quiso expulsar de su reino la mafia corso marsellesa. Los hay quienes quieren seguir. Quiz� para evadirse de la realidad. Para todo lo dem�s, Amnesia.