El pasado 8 de mayo se celebró el Día Mundial del Cáncer de Ovario y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), consciente de la dificultad de diagnosticar precozmente este tumor, hizo un llamamiento al conjunto de la sociedad para saber reconocer aquellos síntomas que pueden ser indicativos y recomendó acudir cuanto antes al ginecólogo si se presentan determinados indicios, como la distensión abdominal progresiva o un sangrado vaginal inapropiado, especialmente si es de forma persistente.

Desde la SEGO señalaron que, en etapas iniciales, el cáncer de ovario suele cursar sin síntomas o con síntomas muy leves que pasan desapercibidos y se confunden con procesos benignos. Este es el motivo por el que resulta tan difícil de diagnosticar precozmente. De hecho, entre el 70 y el 80 por ciento de las pacientes se diagnostican en una etapa avanzada de la enfermedad, de forma más habitual en mujeres postmenopáusicas, con la máxima incidencia entre los 50 y 75 años.

Además de la edad, entre otros factores de riesgo se encuentran los antecedentes familiares de cáncer de mama, ovario, colon o endometrio; antecedentes personales de cáncer de mama, mutación en los genes BRCA1 o BRCA2, o ausencia de embarazos, además de los factores de riesgo a nivel general del cáncer, como el consumo de alcohol y tabaco, o los vinculados a un estilo de vida poco saludable (obesidad, sedentarismo). Conocerlos contribuye a que la paciente pueda reconocer los síntomas en caso de que se presenten.

Los signos más característicos del cáncer de ovario son la distensión abdominal progresiva; el dolor o molestias pélvicas y/o abdominales que persisten y no tienen una explicación lógica; la sensación repetida de plenitud con la comida, incluso con pequeñas cantidades de alimento; la pérdida de peso o dificultad para comer; molestias al orinar o hacer deposición que persisten y no se explican por otras causas; y un sangrado vaginal inapropiado.

En general, se suele acumular líquido en el abdomen causando lo que se denomina ascitis, que puede ser muy importante, y causar distensión de la cavidad abdominal. También se puede acumular líquido en la pleura en torno a los pulmones y producir dificultad para respirar o sensación de falta de aire. Por otra parte, el crecimiento de una masa ovárica en la pelvis puede afectar a las estructuras vecinas, principalmente la vejiga y el recto causando síntomas como diuresis frecuentes, diarrea o estreñimiento, y dolor abdominal o pélvico.

Avances en el tratamiento

El cáncer de ovario afecta cada vez a más mujeres y se estima que en 2024 se diagnosticarán unos 3.700 nuevos casos en toda España, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica. Globalmente, representa aproximadamente el 3 por ciento de los tumores en la mujer y es la sexta causa de muerte por cáncer en la población femenina en España tras el cáncer de mama, pulmón, colon y páncreas, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.

Pese a la dificultad de contar actualmente con una técnica o método para la detección precoz del cáncer de ovario y su identificación en estadios iniciales -de ahí que se insista a aquellas mujeres que presenten la sintomatología descrita que acudan a su ginecólogo cuando aprecien algún posible síntoma de la enfermedad- es relevante el hecho de que sí se han producido notables avances en el tratamiento de este tumor, tanto en el uso de nuevas técnicas de cirugía menos invasivas y más precisas, como en la identificación y aplicación de nuevas dianas terapéuticas y terapias personalizadas para las pacientes. Así, la tasa de supervivencia neta en este tipo de tumores ha ido creciendo en los últimos años, y ya se sitúa en el 41%, siendo mayor en las mujeres menores de 74 años, según los datos de la Red Española de Registros del Cáncer (REDECAN).


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