"Amigos imaginarios", una película naif e intrascendente sobre recuperar la inocencia que llega con estrellas - EL PAÍS Uruguay

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"Amigos imaginarios", una película naif e intrascendente sobre recuperar la inocencia que llega con estrellas

Es la nueva película de John Krasinski con Ryan Reynolds en una fantasía sobre una niña que lidia con la enfermedad de sus padres descubriendo un superpoder: ver a los amigos imaginarios ajenos

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Reynolds, Fleming y Lewis, un amigo imaginario

Inocente e instrascendente como el regalo de un niño, no debería ser una analogía descalificadora. Además, en todo caso, son los principales méritos de Amigos imaginarios, la película con Ryan Reynolds que se estrenó ayer en Uruguay y el mundo.

En realidad es el regalo de un padre a su hijo pequeño, como ha señalado el guionista y director John Krasinski, quien la escribió durante el aislamiento de una pandemia, una circunstancia que hoy parece tan lejana pero cuyos efectos culturales recién empiezan a sentirse. Es sobre recuperar la inocencia de un niño y lo hace con la intrascendencia de un cuento de esos de antes de dormir.

Es la tercera película de Krasinski, quien se hizo conocer como Jim en The Office, tiene el código genético y el estilo de vida de una estrella de cine (en la línea de James Stewart, por ejemplo): eso incluye una familia con una estrella de cine, Emily Blunt, con quien tiene dos hijos chicos. Amigos imaginarios es para ellos.

Las dos primeras películas de Krasinsky como director fueron la saga de Un lugar en el silencio que es media de terror pero básicamente es sobre una familia nuclear amenazada. No estaban mal —principalmente la primera- y transcurría en un mundo en el que una invasión extraterrestre, obligaba a los humanos a refugiarse en el silencio dado el oído fino y la voracidad de los alienígenas. Blunt y él tenían que lidiar con todo eso y una hija muda.

La familia también está en el centro de Amigos imaginarios, aunque el tono es infinitamente menor que en Un lugar en el silencio: es pura fantasía. Inocente e intrascendente como una película de Disney de la década de 1950. Así de inofensiva.

Es la historia de Bea (Cailey Fleming), una niña de 12 años que lidia con la muerte por cáncer de su madre y unos exámenes y una operación medio urgente a su padre, que es el papel que se reservó Krasinsky. Un prólogo a lo Up presenta la armonía familiar destrozada por la enfermedad.

Obligada a vivir al apartamento de su abuela (que es en Brooklyn y tiene vista al skyline de Manhattan) y una noche insomne descubre una habilidad extraordinaria: es capaz de ver a los amigos imaginarios ajenos. Y justo en el ático del edificio hay una suerte de refugio de amigos imaginarios (AMIs en español, IF, en inglés, que es además el apócope de su título original). El inquilino de arriba es Cal (Reynolds) y sus compañeros de cuarto son Blue (un torpe peluche gigante que tiene la voz de Steve Carell) y Blossom (Phoebe Waller Bridge), una hormiga de plástico con peinado a lo Louise Brooks y que fue la amiga imaginaria de alguien que anda en la vuelta.

Los cuatro van a intentar que los adultos recuperen a sus amigos imaginarios de la niñez, como una forma de ser mejores, de tener un mejor corazón o, en todo caso, de estresarse menos.

El catálogo de AMIs es imaginativo e incluye clásicos como un unicornio, un ratoncito, un oso de peluche pero también cosas más estrafalarios como un cubo de hielo en un vaso de agua o un malbavisco ardiendo.

Es, en definitiva, una combinación de Monsters Inc con El monstruo viene a verme, aquella de J. A. Bayona en inglés sobre sobre niño que se construye un mundo imaginario para lidiar con la letal enfermedad de su madre. El drama en Amigos imaginarios, esta bastante licuado porque el tono general es de comedia fantasiosa. Es un universo buena onda y generado por computadora.

Reynolds está en su zona de confort. Es un tipo simpático, una condición que sobrevive a la intrascendencia de la historia, su personaje y a unos tiradores como los que luce (hay una explicación que no se puede revelar sin caer en los espoilers). Es además, cómico, tanto en la franquicia de Deadpool pero también el ala infantil de su filmografía (estarían Free Guy: tomando el control o Detective Pikachu y esta) o en inventos como la saga de Duro de cuidar. No ha hecho hasta ahora ninguna obra maestra pero es eficaz y tiene el código genético de las estrellas de cine.

Y también está casado con una, Blake Lively, que acá es una de las tantas estrellas que prestan su voz a los personajes animados: además de Waller-Bridge y Carell, están George Clooney, Bradley Cooper, Matt Damon, Bill Hader, Richard Jenkins, Keegan Michael Key, Sam Rockwell, Maya Rudolph, Amy Shummer, Awkwafina y Jon Stewart. En los créditos figura Brad Pitt como Keith que es un amigo imaginario invisible y mudo, lo que debe ser visto como un chiste cómplice entre celebridades.

En Uruguay, esas voces solo se pueden escuchar en una función 21.40 en Movie Punta Carretas y a las 21.00 en Movie Montevideo. Las otras 45 funciones diarias de Amigos imaginarios son dobladas al español. Aunque la proporción es, para un cinéfilo, preocupante, está claro que es un plan de fin de semana para padres con hijos chicos.

“Si hay algo que quiero que la gente se lleve de esta película es que creer en algo más grande y más hermoso puede ayudarte a superar un día más”, dice Krasinki en las notas de producción. “Ese es el tipo de historia que siempre quise contar”.

Lo hace con el tono que corresponde: aire hollywoodense, conflictos resueltos por el mejor lado, muñecos divertidos y chistes no muy ocurrentes. Y una simpleza acorde a sus pretensiones.

En todo caso no es una película para cínicos y críticos (una unión natural) pero Amigos imaginarios será para muchos, una divertida manera de pasar el rato. ¿Y no se trata de eso?

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