Los pescadores de arrastre de Cambrils dividen la veda para analizar el mercado
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Los pescadores de arrastre de Cambrils dividen la veda para analizar el mercado

La cofradía cambrilense ha perdido tres embarcaciones dedicadas a este arte respecto a la anterior campaña

17 mayo 2024 15:03 | Actualizado a 17 mayo 2024 15:19
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Los pescadores de arrastre de Cambrils dividen la veda en dos períodos para analizar el mercado y la regeneración de pescado. De esta forma, se quedan en tierra desde este jueves y hasta el 31 de junio y en octubre volverán a parar un mes para cumplir con la normativa europea y hacer el mantenimiento de las barcas.

El primer intervalo coincide parcialmente con otras cofradías tarraconenses y ebrenses, como la de L’Ametlla de Mar, que también volverá al mar el 1 de julio. En cambio, las embarcaciones de La Ràpita se detendrán durante julio y agosto.

Así, el sector evita solaparse y dejar desprovisto al mercado. En Cambrils, la cofradía se muestra preocupada por la pérdida de barcas de arrastre, que han pasado de once a ocho en un año.

En esta ocasión, cada puerto de la costa tarraconense y ebrense ha escogido las fechas para realizar el paro biológico que marca la normativa europea de dos meses y medio. De esta forma, las embarcaciones de arrastre de Cambrils están amarradas a puerto un mes y medio y repetirán el paro un mes en otoño.

La cofradía de Tarragona, en cambio, inició la veda unas semanas antes y la alargará dos meses, hasta el 10 de julio y tienen previsto volver a detenerse quince días en octubre. Los pescadores de arrastre de la Ametlla de Mar, por su parte, harán un mes y medio de paro biológico después de realizar la veda de fondo en marzo.

Otros, como la de la Ràpita, permanece en activo hasta julio, cuando se detendrá dos meses seguidos y completará la veda también en octubre. Se trata de una estrategia a través de la cual las cofradías evitan solaparse y dejar desprovisto al mercado, a la vez que se propicia la regeneración del fondo marino y las especies que viven en él.

Pese a defender la necesidad de hacer veda, el patrón mayor de Cambrils ha lamentado la gestión estatal de la normativa europea. «Lo que no puede ser es que Bruselas ponga una normativa y que la administración española sea mucho más restrictiva de lo que dice la comunidad europea, no es lógico», criticó.

En este contexto, Gil también ha lamentado ser el único sector empresarial al que se le restrinjan días de trabajo. Una visión compartida por el patrón de Marina Flaira, Eduard Font, quien ha asegurado que este año sólo tienen 135 días hábiles para salir a pescar, una cifra que en temporadas anteriores se elevaba a los 200.

Sin embargo, Font ha afirmado que las capturas son numerosas y tiene buenas expectativas de cara a la vuelta al mar el 1 de julio. Según este patrón, con una veda de dos meses y medio hay tiempo suficiente para propiciar la cría de pescado, si bien pide que no se incrementen los días de paro para evitar males mayores en el sector.

Durante este período, tanto él como el resto de marineros se dedicarán a realizar el mantenimiento de las embarcaciones de arrastre.

Ahora bien, en comparación con el pasado año, este año hay tres barcas menos de este arte. Las jubilaciones sin relieve generacional son la principal causa, en una situación que preocupa a la cofradía.

«La administración no hace nada para que la gente joven se interese por el mundo del mar y entre que los armadores están algo cansados, el pescador es el ‘malo’ de la película y que no nos sentimos apoyados administrativamente.» . El pescador que tiene un hijo que quiere ir a pescar hace todo lo posible para que no se acerque al muelle», espetó Gil.

Después de los atunes, llegan los delfines

Por otro lado, los pescadores alertan de otras problemáticas que tienen un impacto en el día a día de los marineros que trabajan a lo largo de todo el golfo de Sant Jordi. Si en campañas anteriores sufrían por los efectos que pueden tener los atunes tanto en las capturas como en las redes, este año suman la presencia de delfines.

Concretamente, la zona se extiende desde el cabo Salou hasta la zona del delta del Ebro, si bien los marineros cambrilenses relatan que la mayor incidencia se concentra en su área. Según Gil, estos mamíferos producen pérdidas de captura, además de romper las redes de las barcas, con las consecuencias económicas que esto supone.

«Como son animales que están protegidos, salvaremos al delfín y mataremos al pescador», sentenció.

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