Illa podría gobernar con ERC y los Comunes a la espera del chantaje de Puigdemont a Sánchez

España

Illa podría gobernar con ERC y los Comunes a la espera del chantaje de Puigdemont a Sánchez

El independentismo en su conjunto, que no suma mayoría por primera vez desde 1980, cae de 72 a 61 escaños, mientras el PP aglutina el voto de Ciudadanos y asciende de tres a 15

La fragmentación del voto en las elecciones catalanas ha ofrecido la pasada noche un triunfo incontestable al PSC de Salvador Illa con 42 escaños, incrementando en casi una decena sus actuales resultados. Sin embargo, esta cifra es engañosa a efectos de gobernabilidad porque en Cataluña se abre un escenario político diabólico con escasas y difíciles fórmulas de mayorías. Una de ellas pasaría por un acuerdo entre el PSC y Junts (o chantaje de Junts al PSC) para que pudiese gobernar Carles Puigdemont aunque haya sido la segunda fuerza política. Y a tenor de los resultados, podría editarse un tripartito del PSC con una maltrecha ERC y con los Comunes, porque ‘in extremis’ suman la mayoría suficiente de 68 escaños. Y ello, siempre como hipótesis porque dependería del más que dudoso ‘permiso’ de Puigdemont, que difícilmente no hará valer su capacidad de veto a ese supuesto tripartito bajo la amenaza de hacer caer a Pedro Sánchez.

Lo que no podrá cuadrar, y es la circunstancia más relevante que arrojan las urnas, es un bloque abiertamente separatista porque, aunque se lo propusieran dejando en el olvido odios y rencillas mutuas, Junts y ERC no sumarían los escaños necesarios, ni siquiera con la CUP y la novedosa aparición de Alianza Catalana. El separatismo ha sufrido un severo varapalo, producto de un alejamiento de parte de su electorado del ‘procés’ y de las obsesiones identitarias. De hecho, sumando el voto de Junts, ERC, la CUP y ahora Alianza Catalana, el independentismo ha pasado de 74 escaños en 2021 a poco más de 60 ahora, en concreto 61, lo que supone no lograr la mayoría, algo que no ocurría desde 1980.

Con estos resultados, cualquier opción de gobierno queda abierta y a la expectativa de negociaciones que difícilmente se producirán antes de las elecciones europeas. Más aún, el escenario es tan enrevesado que parece propicio igualmente para que, en caso de bloqueos mutuos entre partidos, estos comicios resulten fallidos y deban convocarse de nuevo elecciones en otoño. Nada es descartable, aunque la suma de un hipotético tripartito entre el PSC, ERC y los Comunes (Sumar) sería factible siempre y cuando Puigdemont decidiese no castigar a los socialistas, y en particular a Pedro Sánchez, tumbando su legislatura.

El respaldo al PSC solo puede interpretarse como un apoyo expreso a la política de Pedro Sánchez, que sale reforzado. Sin embargo, Junts, que contaba en los últimos sondeos y en los ‘trackings’ no publicables de estos días con una subida relevante de escaños, no supera los 35 escaños (tenía 32). Junts llegó a especular con alcanzar casi los 40. Su crecimiento es moderado. No es una buena noticia para Puigdemont, siempre imprevisible, pero le concede directamente si no la llave de la gobernabilidad en Cataluña, sí la decisión de poner fin a la gobernabilidad nacional. No en vano, ayer mismo sostuvo que “es hora de regresar a casa”, y a tenor de sus palabras recientes, solo lo haría para presidir la Generalitat o para retirarse de la política. Y este segundo cálculo, probablemente cargado de cinismo, sólo era una advertencia a Pedro Sánchez.  

El 22 de julio del año pasado, Carles Puigdemont era un político amortizado, un ‘outsider’ huido, una víctima propiciatoria de su falso ‘exilio’, e intrascendente a efectos de gobernabilidad, tanto a nivel nacional como en Cataluña. En la noche del día siguiente seguía fugado, pero en cuestión de horas, y de siete escaños, no sólo tenía en su mano la clave del candado de la gobernabilidad en España, sino el poder suficiente para que el PSOE sacrificase todas sus promesas, convicciones, principios y coherencia. Esa noche Puigdemont supo que su figura quedaría blanqueada y su desafío al Estado indultado. Supo que su agenda personal y política para Cataluña iba a someter a España a cualquier exigencia o chantaje que plantease.

Eso es lo que, en los comicios de hoy, le ha dado réditos suficientes para hundir a ERC -víctima de una estrategia de sumisión al PSOE que ha sido muy penalizada en las urnas -, y sobre todo, para situarle en disposición de tratar de imponer a Pedro Sánchez volver a gobernar la Generalitat. Huido, procesado, con órdenes internacionales de detención a sus espaldas y a punto de ser amnistiado. Ese es el currículum con el que Puigdemont, a tenor de los resultados electorales, no querrá dejar pasar la oportunidad de presentarse en España como una víctima propiciatoria que -cree- se ha impuesto a un Estado ‘represor e injusto’ para volver a presidir la Generalitat. Y sin purgar ni una sola de las acusaciones que están pasando, o han pasado por su vida: sedición, malversación o terrorismo.

Los resultados de las elecciones han supuesto en cierto modo una resurrección de Junts tras una profunda crisis de identidad y visibilidad pública. Son otra evidencia de que ya es imposible disociar estos resultados y la suerte de la gobernación en Cataluña de la legislatura de Sánchez. Y de que Puigdemont, salvo una rectificación en toda regla del rumbo impuesto por Sánchez al PSC de Salvador Illa, se ha adueñado de la política española. Lo ha dejado claro en campaña. O gobierna amnistiado, reconocido y aclamado como un héroe que ha sobrevivido a la justicia, o abandona la política arrastrando en su marcha al PSOE en La Moncloa.

El de Puigdemont, vencedor tangencial de estos comicios aun no habiendo ganado las elecciones por su capacidad de dar un manotazo al tablero de juego nacional, ha sido un mensaje tan potente en la campaña, que con estos resultados y sus 35 escaños, de poco le servirá a Illa haber ganado nueve escaños respecto a 2021 y superado al resto de partidos para poder gobernar. Tampoco le servirá a ERC (baja la friolera de trece escaños, hasta los veinte) haberse confundido tanto disolviéndose en la esfera de Sánchez como un anexo más del PSOE, o como un partido que ha perdido la identidad y fortaleza con la que ganó los comicios de 2021. Su pérdida de escaños y la fuga de una parte de su electorado al PSC es tan notable como ocurriera en las generales de 2023, aunque en aquel caso se trataba de reafirmar un voto útil de izquierda afín a Sánchez para evitar a toda costa un triunfo de Alberto Núñez Feijóo. ERC queda abocada si no a una refundación, sí a una profunda crisis interna de liderazgos y renovación.

Es dramático para ERC contemplar cómo un porcentaje relevante de su votante, tan movilizado y disciplinado en el liderazgo de la ‘cuestión identitaria’ hace solo tres años, se va fugando hacia los socialistas. O cómo sencillamente se abstiene por hartazgo, desconfianza y desazón con una gestión de los recursos públicos de la Generalitat -sanidad, educación, transportes, seguridad, inmigración…- desde que accedió al poder en 2021. El estandarte identitario y su papel de acólito del PSOE le ha sido muy insuficiente a ERC, y Puigdemont ha revitalizado a una derecha catalana separatista, tan alejada del ‘seny’ como convencida de que la independencia es posible.

El PP obtiene su mejor resultado desde 2012 (cuando obtuvo 19 escaños), y se erige en el partido que más sube en escaños respecto a los comicios anteriores, logrando un excepcional avance en una comunidad muy compleja para Núñez Feijóo

En el ámbito constitucionalista, los resultados suponen un aldabonazo de confianza para el PP, que de tres escaños, pasa a quince, recabando prácticamente todo el antiguo voto de Ciudadanos, que ha pasado en una década de ganar los comicios en Cataluña, aunque sin opción de gobernar, a desaparecer completamente. Su certificado de defunción definitiva lo firmó ayer la sociedad catalana, sin posibilidad alguna de reversión a corto o medio plazo. El PP obtiene su mejor resultado desde 2012 (cuando obtuvo 19 escaños), y se erige en el partido que más sube en escaños respecto a los comicios anteriores, logrando un excepcional avance en Cataluña, una comunidad muy compleja para Núñez Feijóo. Igualmente, Vox ha aguantado su campaña frente al PP y mantiene los mismos once escaños que hace tres años. Se trata para ambos de un buen resultado que, en cualquier caso y de modo claro, afianza las opciones del partido de Núñez Feijóo ante las europeas -el PP está en un permanente examen de sí mismo-, y que asiste anímicamente a Vox tras los dos varapalos sufridos por el partido de Santiago Abascal en las gallegas y las vascas.

Entre los partidos minoritarios, el fracaso más llamativo es el de Sumar, que podría ser una bisagra negociadora esencial para Illa, pero que reduce a seis sus ocho escaños anteriores. Aun así, es un castigo menor que el sufrido por la CUP, que baja de nueve a cuatro escaños, reduciendo más de la mitad de su electorado y confirmándolo como un partido irrelevante a muchos efectos. La sorpresa la encarna la ultraderechista y xenófoba Alianza Catalana, que irrumpe en el Parlamento catalán con dos escaños.

La consecuencia de todo ello es la incertidumbre, la entrega a Puigdemont de la combinación que haga posible su retorno a la Generalitat con Sánchez como rehén, y el hundimiento de ERC hasta abrir probablemente, como avanzó Vozpopuli, una guerra civil en su seno.

¿Quieres participar en la conversación?

  • V
    Very good

    La única ideología que pierde escaños es la izquierda soberanista y radical. (Antes 50 escaños ERC, Comuns y Cup. Ahora 30)
    el centroderecha constitucionalista ha crecido en escaños. (Antes 20: Vox, Cs y PP, ahora 26: PP y Vox)
    la derecha soberanista también ha crecido en escaños. ( Antes Junts 32, ahora 37: Junts y Aliança)

    • V
      Very good

      El PSC tiene una fuga de votantes constitucionalistas hartos de Pedro Sánchez de unos seis escaños.
      Pero gana 25 escaños a los partidos de la izquierda radical y soberanista.
      El votante más radicalmente en contra de la Constitución se siente atraído por el proyecto de Pedro Sánchez.

  • S
    SonWeb

    Parece que algunos confunden su victoria con un verdadero respaldo electoral. En realidad, lo que vemos es una desmovilización del electorado independentista y una oposición fragmentada. La llamada "desactivación" del independentismo es una peligrosa ilusión. El fervor separatista sigue ardiendo bajo la superficie, pero el PSOE cree haber extinguido este volcán con una simple copa de agua.

    Atribuir a Salvador Illa alguna virtud de gestión es una broma. Su mayor talento parece ser su capacidad para flotar en la incompetencia sin hundirse. Para gobernar, depende de alianzas frágiles y condicionadas, lo que inevitablemente condena a la política catalana a la ineficacia y la inestabilidad.

    Puigdemont se ha convertido en una figura de monumental influencia, resucitado por un gobierno que ha actuado como su mejor publicista. Su incremento de escaños no es solo un número; es un augurio de futuras confrontaciones y movilizaciones que harán tambalear las bases catalanas.

  • J
    jjkas

    42+15+11=68 abstención en la investidura y control serio en la gobernabilidad ¿barbaridad? Y a Sanchez le da un sincope??????????

  • V
    venacapaca

    A los catalanes no les importa la corrupción, ya lo demostraron con puyol, tampoco les importa los engaños, ya quedó demostrado con zparo, y se dejaron engañar por el independentismo, como quedó demostrado con el golpe de estado del 1-O, y ahora prefieren seguir engañados, robados y enfrentados, votando a los socialistas, comunistas y sindicalistas del psc, que son lo mismo o mas independentista que los anteriores, eso les ha llevado de ser la región mas rica de España, a ser una de las mas pobres, con la huida de empresas, y un territorio sin orden ni control, lleno de terroristas musulmanes, con una delincuencia descontrolada de rateros, okupas, e inmigrantes ilegales, a los que mantienen con el dinero de todos los catalanes y españoles, si piensan que van a salir de ese hoyo con el corrupto illa, se van topar otra vez con el mismo muro, seguimos con el mismo chantaje a España ¿ que va hacer el COMUNISTA golpista levanta muros sánchez ¿ darle la presidencia al cocomocho, si no quiere que le eche de la Moncloa.

  • P
    Pablito 1

    Con los resultados de ayer en la convocatoria de Cataluña, han dado a Salvador Illa, los huevos y las patatas para hacer la tortilla, `pero le falta la sartén y, la sartén la tiene la Moncloa. Ayer a Pedro Sánchez y su caterva, le hacían falta los votos de Puigdemont y hoy también, para seguir mandando, es un decir, como ahora manda en el sanchismo, dejándole el golpismo, solo a Pedro Sánchez y su jauría libertad para coger el avión.
    En PSC es una formación separatista, eso sí, por lo bajin y no se apartará nada del desafío que representa para España y su democracia las pretensiones de todos estos bandarras hoy, sin voto y sin el protagonismo o aval de las urnas.
    ¿Por dónde saldrá el pastelero de Gerona ahora que ve que su imperio se desmorona?

  • M
    Mari loli

    Quedan 4 comunidades autónomas que creen en las virtudes del socio comunismo arruina países y destruye vidas. Cataluña está entre ellas El señor Illa es un separatista más lo que pasa es que los incautos, adoctrinados, abducidos y desinformados catalanes no lo saben. O socio/comunismo en España y gobierno de derecha en Cataluña con Puigdemont al frente o elecciones generales y autonómicas.

  • E
    E1958

    Si este país no estuviera en manos de políticos de medio pelo, el gobierno de Cataluña debería expulsar a los partidos que participaron en el intento de golpe de estado y formarse en base a los partidos que estén comprometidos con el respeto a la constitución: Vox, PP y PSOE.

  • S
    Stephen Dedalus

    Tras abserber al C's naranja, el #PSOEAzul pasará a ser el #PSOEMarrón

    • S
      Stephen Dedalus

      Absorber*

  • P
    PijoListo

    Una cosa es cierta
    Votos contabilizados: 3.148.378 99.48%
    Abstenciones: 2.284.788 42.05%
    Votos en blanco: 35.783 1.13%
    Votos nulos: 26.414 0.83%
    Que a la mitad de los que viven en las provincias llamadas catalanas la política partidista actual le importa un comino y la otra mitad está súper fragmentada. La que está unida es la que no vota así que alguien tendrá que empezar a pensar si vale la pena este estilo de vida porque da la impresión que la gente cada día que pasa está más astiada y la abstención puede llegar al 75% si el campo se cansa de votar porque las ciudades se han cansado.

    • N
      Norne Gaest

      Puede ser, puede ser, y estaría bien, porque es la única forma de que a Sánchez lo echemos y no siga haciendo desaguisados. Pero no lo digamos muy alto, por si los pájaros inventan una fórmula para no ser descabalgados, lo cual no sería raro.
      En nuevas elecciones, en Cataluña yo pondría a Albiol de segundo de Fernández, por lo de la seguridad. y en España a Cayetana en lugar de Alberto. Y esperar que en ambos casos Vox mejore resultados, que los del PP los necesiten y lleguen a cambios sustanciales. Total, por pedir.
      Si sabes de algún santo para rezarle...