Todos empezamos por algún sitio y todos cometemos los mismos errores con nuestra banda de rock o metal. En este artículo te enumeramos unos cuantos.

Tener una banda de rock y metal es la mejor manera de perder dinero, paciencia y años de vida haciendo algo que, probablemente, amas hacer. Tu y tus cuatro colegas de la universidad, que un día descubristeis que compartíais gustos musicales como Avenged Sevenfold y Muchachito Bombo Infierno habéis decidido liaros la manta a la cabeza y poner en marcha una banda realmente innovadora que fusione ambos extremos de vuestro espectro de gustos comunes. No seremos nosotros quienes os frenen: hemos visto y escuchado de todo y ya nada nos sorprende.

No hay ningún curso para aprender a gestionar una banda de rock y metal y nadie te enseña cómo hacer las cosas. El difícil arte del ensayo y error se impone, y en ese punto llega una web de pacotilla con ganas de acortaros el camino y ofreceros un faro estropeado que guíe vuestras acciones. Aquí tenéis las  cosas que es mejor no hacer, aunque probablemente ya las hayáis hecho o estéis en proceso de hacerlas. En ese caso, abrazad el caos y dejaros llevar. No hay vuelta atrás.

Buscarte un manager cuando no eres nadie

Suelen decir que las apariencias y lo que proyectas son casi tan importantes como la calidad de aquello que haces. Pero no hay nada que grite “amateur” más alto que un grupo sin nada que administrar siendo administrado por un gerente, que es lo que al final es un manager. El gerente que administra un negocio. Una cosa es proyectar una imagen profesional y otra estar tocando en garitos de 44 personas de aforo legal y diciéndole al dueño del lugar que “hable con tu manager” para pagarle “tu caché”. Claro. El problema es que hay todo un sector de «mánagers» que actúan con intereses a veces espurios y que estarán encantados de administrar lo inadministrable. Por un precio.

Dejar que tu novio/a sea tu manager

Mal, mal, mal. De primero de hacer mal las cosas en un grupo. En el hipotético caso de que necesites un manager para sobrevivir porque hacer siete conciertos al año y grabar un disco cada tres años es una tarea insoportable, nunca, nunca, nunca dejes que tu novio, novia, gato, perro o sucedáneos sean tu manager. Puede que te quieran, puede que deseen lo mejor para ti. Pero probablemente no están capacitados ni tienen los contactos necesarios para desarrollar tu carrera (ni el criterio). . Y aún en el caso de que los tengan (ya sabes, tu pareja trabaja en una emisora de radio local y conoce al manager de Saratoga o algo así), el conflicto de intereses que vas a tener con el resto de miembros de tu banda va a terminar salpicando. Y créeme: siempre salpica.

Tocar en salas más grandes de las que puedes llenar

Hace poco, llegaba a Barcelona una buenísima banda de metal nacional, con ex-miembros de grupos que han llenado grandes recintos y con un gran disco bajo el brazo editado por una conocida discográfica. Se han dejado el dinero y han salido en medios y han hecho publicidad. Pero tuvieron que cambiar de una sala de 800 personas de aforo a una de 80 que no llenaron. Aunque 20 personas hubiesen tomado una copa cada una (6 € aproximadamente) se habrían generado 120 € de barra, más el alquiler que la sala cobra…, que puede rondar los 300 a 500€ en un caso de poca capacidad como ese. El resumen es que los dueños de la sala han abierto ese día para pagar gastos del personal necesario para abrir la sala. En resumen: tu banda de flipados le ha hecho perder el tiempo a quienes gestionan la sala porque, evidentemente, las salas están para ganar dinero. No os sorprendáis cuando la programación de cualquier local esté llena de tributos que, en efecto, meten a 300 personas que se hartan de beber y generan negocio y permiten que el local mejore, invierta en equipo y todas esas cosas.

Si estás en el nivel de tocar para 20 personas, no alquiles salas de 800 personas (ni de 400). Toca en pequeños bares o salas de 50-100 personas. Sé consciente del rango en el que te mueves o generarás mucha negatividad alrededor del nombre de tu banda.

Y si estás en el nivel de tocar para 120 personas, como le sucede a ‘grandes bandas nacionales’, busca salas de 150 personas. Mejor llenar un sitio y generar buena reputación para tu banda que tocar en locales medio vacíos con dueños cabreados y el sonido del eco contra los muros.

Organizar giras nacionales en recintos vacíos

Es evidente que los grupos tienen que girar y mostrar su música en directo. El 99% se han metido en esto para tocar ante la gente. Pero hay que saber medir tu capacidad para suscitar interés allí donde vas: quizá una gira de 20 conciertos por España está fuera de tu alcance, por muy bien que quede el cartel con todas las fechas y por mucho que compartas cartel con bandas locales que aseguran “traer a mucha gente” y luego no traen ni a sus familiares más directos.

Salir a tocar cuesta mucho dinero en desplazamientos y, si no tiene sentido, es mejor no hacerlo. Invertir 8.000 € en alquileres de furgoneta, gasolina, comer fuera y demás para que te vean 30 personas o 50 por fecha no tiene sentido. Invierte 1.000 € en una campaña de Instagram para llegar a mogollón de público y 5.000 € en un par de grandes conciertos en capitales con un buen montaje y recursos. Será mucho mejor. Perderás dinero seguramente del mismo modo, pero habrás causado una mejor impresión a medio plazo.

Escribir una bio que casi nadie leerá

A nadie le importa cómo se llamaba tu sexto teclista. Ni el nombre de la demo que grabasteis antes de ser la banda que sois ahora. Tampoco le importa a nadie si editasteis un disco pagándole por ello a un sello italiano del que nadie ha oído hablar en la vida. En este negocio, si no tienes nada que explicar, mejor no decir nada y dejar que tu música conquiste a la gente. Ah: y si no sabes escribir un texto con sentido, no lo intentes o pídeselo a ChatGPT.

Fichar por una discográfica para sacar tu disco, salvo que sea potente de verdad

Las discográficas, en el sentido clásico, sirven para prestar dinero a un grupo para que grabe su disco a cuenta de sus futuros beneficios. La discográfica también usa sus redes de distribución y promoción para que tu disco llegue al público. Si una discográfica no cumple ninguna de estas funciones para ti, no necesitas una discográfica. Necesitas una empresa de servicios discográficos que te edite el disco o que quiera comprarte la licencia de edición del mismo (en el caso de que tengas un cierto nivel y, por tanto, no estarías leyendo este artículo basura). Y para eso no necesitas invertir 3.000 € en salir a través de Juan Manuel Records, por mucho que tu madre esté orgullosa de ello. No sirve de nada, no vas a llegar a ninguna parte y probablemente muchos medios de prensa como nosotros, huyamos de ese tipo de lanzamientos.

No dejarte el dinero en promoción, que eres un pesetas

La promoción es esencial. Incluso la basura, bien promocionada, puede oler a colonia. No hace falta salir en todos los medios, pero sí es necesario que tu nombre aparezca, que tu nombre suene. Eso se consigue a través de comprar tu presencia -que no la opinión de los medios- en distintos canales: redes sociales, secciones de reviews o entrevistas de los medios o el clásico banner publicitario. Puede parecer una tontería pero la banda que invierte en promoción queda automáticamente separada de las demás como una banda que se toma su trabajo en serio. No se trata de invertir cantidades absurdas, sino de hacerlo de manera racional. ¿Dónde está la gente? En las redes sociales. Invierte algo allí.

¿Quieres que los medios hablen de ti y le den cierta legitimidad a tu propuesta? Invierte en contenido patrocinado o publicidad al uso en los medios. Y recuerda: invertir en un medio no significa comprar su opinión. Asegúrate de que lo que haces es bueno porque, si no lo es, no hay cantidad de dinero que pueda tapar ese tordo. Aunque el medio llegase a hablar bien de tu disco, la opinión de los seguidores del estilo terminaría imponiéndose y se evidenciaría la diferencia entre una y otra. Si Nightwish o Iron Maiden invierten en promocionar sus nuevos lanzamientos, qué no va a hacer una banda de viking metal de Soria, Jose Ramón.

Amset

Tocar géneros más complejos de lo que son tus capacidades

Si no estás capacitado para ser John Petrucci, practica en la intimidad de tu habitación y no hagas el ridículo en directo o en tu disco. Nadie nace enseñado y tú tampoco. Sé consciente de lo que puedes hacer y no te excedas.

Salir al escenario con una camiseta de tu banda

No hay nada más bonito que creer en tu propio proyecto pero salir al escenario con una camiseta de tu banda es como ese padre que se hace una camiseta con la cara de su hijo de tres años y va a trabajar con ella. No quedas de padre del año, quedas de tio creepy raro. Pues lo mismo.

Dentro de este apartado, hay que recordar que llevar camisetas de otras bandas tampoco mola. Si veo a un grupo sobre un escenario quiero que proyecten algo, un aura. No quiero que sean cinco personas del público que podrían haberse colado en el escenario. Tampoco hace falta salir con un traje rollo Gene Simmons. Algo a medio camino, vaya.

Hablarle a tus familiares y amigos como “queridos fans”

Jose Ramón, bajista de Infierno Metálico: no, no son tus fans. Están hasta las pelotas de ir a verte en directo por obligación. Van porque temen que te suicides cualquier día y les culpes de no haberte apoyado con tu propuesta artística en tu nota de despedida. Cuando alguien te espere durante media hora después de acabar el concierto a la salida de la sala, tendrás fans. Hasta entonces, lo que tienes son amigos muy cansados de que toques un instrumento musical en lugar de dedicarte a cosas normales, como leer libros en el silencio de tu comedor o coleccionar cráneos humanos.

Enviar emails para todo a los medios de comunicación

Nos llegan emails de 20 MB con dossieres de presentación o tres mp3 adjuntos que ni abrimos. Nos llegan emails anunciando que la banda X tiene una nueva fecha confirmada en un bar de Toledo. Nos llegan emails avisando de que hay un pack de camiseta y CD por 10 € disponible escribiendo a la banda Y. Nos llegan emails avisando de que una banda busca a un flautista rubio de metro ochenta licenciado en Trepanación Anal. Nos llegan un montón de mails insufribles. No es información, no son noticias. Poned un post en vuestras redes. Los medios no estamos para estas nimiedades. Pero podemos sacar contenido basura como esta pieza. What are you gonna do?

Fliparte con los endorsers

Tener patrocinadores es una manera de costearse los gastos de consumibles o las inversiones en instrumentos y amplificadores. Pero volvemos a lo de pasarse proyectando una imagen. Si Talleres JuntaCulata (el taller mecánico de tu padre, vaya) te presta dinero para pagar el local no es tu endorser (es tu pobre padre financiando tu hobby porque es mejor eso que te metas en la droga). Si Púas Charly te hace un 10% de descuento en tu primer pedido online, eso no es un endorser. Salvo que Gibson y Pearl se den de hostias porque salgas al escenario con sus instrumentos, no tienes endorsers. Tienes fé.

Que te haga fotos un colega de la banda

En lo que se refiere a proyectar una imagen, la fotografía y el vídeo es esencial en la época de las redes sociales y el contenido inmediato. Con cabeza, pero no escatimes en esto. Nada peor que unas fotos de promo hechas con un iPhone a la salida de tu local de ensayo con una birra en la mano. Gente como Javier Bragado son auténticos máquinas de las sesiones con bandas de metal y son relativamente asequibles.

Esto, no.

Enviar tu disco a masterizar a Suecia

No hay nada que masterizar en Suecia que no te puedan masterizar en Burgos por una fracción del coste. Si, por contra, quieres decir que tu disco lo ha mezclado el mismo tío que mezcla a Accept o Sabaton, entiende que a nadie más le importa salvo a ti. Valora si esos 1500 € no estarían mejor invertidos en hacer merch de calidad que se venda bien en los conciertos y te genere ingresos recurrentes.

Enviarle mensajes privados a los festis implorando que te dejen tocar un ratito

Jose Ramón, ls festivales reciben centenares de mensajes de bandas que quieren tocar a cualquier hora con tal de que se relacione su nombre con ese macroevento al que acuden 40.000 personas cada día. Por más mensajes que envíes no te van a ofrecer tocar en Resurrection, Rock Fest, Rock the Coast o Download. Haz algo que valga la pena, perfecciona tu música y tu show y los bookers de los festivales acabarán sabiendo de ti. Ellos se dedican a tener los ojos puestos sobre todo lo que se mueve en el negocio y son los primeros interesados en apoyar a bandas que puedan desarrollarse y llegar a algo de mayor enjundia con el tiempo. Si quieres, envía tu info de manera concisa y bien presentada y no des la chapa. Es una de las cosas que más se valoran en este negocio.