Teresa Helbig: "He tenido más problemas por serle fiel a mi mirada que por ser mujer"
Mujeres que Inspiran el Cambio
Moda

Teresa Helbig: “He tenido más problemas por serle fiel a mi mirada que por ser mujer”

Por EL CONFIDENCIAL

No es casualidad que en los últimos tiempos hayamos visto a actrices internacionales como Zendaya, Emily Blunt o Úrsula Corberó lucir los diseños de Teresa Helbig (Barcelona, 1963). La diseñadora catalana está de moda. Si el año pasado era galardonada con el Premio Nacional de Diseño de Moda 2023, a comienzos de éste desfilaba por primera vez en París. Sus diseños, que parten de lo artesanal e invitan a la fantasía, y su mirada, con la mujer siempre en el centro, son ya toda una seña de identidad que no para de abrirle puertas. La última de ellas, la de Mujeres que inspiran el cambio -en la categoría de Moda-, los galardones con los que El Confidencial distingue a aquellas profesionales que destacan en su distintas áreas de trabajo.

Más allá de los premios, a la catalana la avalan una consolidada trayectoria sobre las pasarelas, una distintiva forma de entender el oficio y una comunidad con nombre propio, la Helbig Bang, de la que forman parte tanto las arriba nombradas como toda una legión de clientas que comparten los valores de la propia diseñadora. Hablamos con ella días antes de que le sea entregado este nuevo reconocimiento y descubrimos a una mujer que, a pesar de su éxito y de que su nombre sea la bandera de su marca, habla siempre en primera persona del plural como forma de reivindicar a aquellos con los que trabaja a diario.

Hablando de mujeres inspiradoras, tú creciste al lado de una…

Ahí empieza todo. Mi madre siempre me inculcó que tenía que ser independiente. Es la primera feminista que conocí. Siempre me ha animado a probar y a seguir para delante. Siempre me decía “nunca hay que colgarse del cuello de un hombre”. Es la primera empoderada. Es muy cañera.

Mi otro referente fue la tía María, que era la mujer de mi tío abuelo. Nos sentábamos a charlar y a soñar. Sacaba unas piedras de colores que siempre llevaba consigo e imaginábamos en qué podríamos convertirlas. Para mí, que ya era un poco fantasiosa, aquello era clave. Íbamos al teatro a ver a las vedettes, tenía un libro sobre el cine de los años 20 con el que nos trasladábamos a Hollywood… Teníamos conversaciones muy graciosas en las que yo me sentía como una especie de reina. Siempre estábamos viajando sin viajar.

Tu madre también fue quién te inculcó el amor por la costura, ¿no?

De pequeña, la veía en casa cosiendo, hilvanando… Pero nunca pensé que yo me dedicaría al mundo de la moda, de hecho yo empecé con el escaparatismo. En los 80, era algo súpercreativo. Construíamos una historia alrededor del escaparate, los fondos… y antes de irnos perfumábamos el maniquí. Fue una época mágica.

Una de esas tiendas en las que montábamos los escaparates era Puente Aéreo. La dueña se casaba y me invitó a la boda. Decidí ponerme un vestido que había diseñado yo misma y que mi madre me ayudó a coser. Llevaba más de 800 plumas teñidas a mano, las cosimos una a una como escamas, hicimos una especie de camiseta muy corta… Quedó súperbonito y todo el mundo preguntó por él. La novia me dijo: “Teresa, ¿cómo no haces una colección?” y yo pensé: “¿Por qué no?”. Siempre decimos que aquellas plumas nos dieron alas.

No obstante, yo seguí muchos años haciendo escaparates y trabajando al mismo tiempo en el proyecto que sería Teresa Helbig. Hemos llegado hasta aquí a base de mucha constancia. La nuestra, la de Teresa madre y mía, es una historia de mujeres luchadoras, la historia de unas mujeres que persiguieron un sueño sin ninguna pretensión. Solo nos movía la pasión.

Y en ese camino, ¿te encontraste con muchas barreras?

Al ser parte de una empresa familiar pequeña, nosotros caminamos el camino que creamos nosotros mismos. Pero es cierto que yo tengo una mirada y una forma de trabajar que no están de moda. Es un trabajo por y para la mujer, siempre a favor de ella. He tenido más problemas por serle fiel a esta mirada que por el hecho de ser mujer.

¿En qué consiste esa manera tan particular de mirar a la mujer?

Te diría que es una mirada buena, respetuosa y tremendamente honesta porque tiene el objetivo único de empoderar a la mujer y hacer que jamás pase desapercibida. Llevamos casi 30 años al servicio de las mujeres, escuchándolas muchísimo y siendo muy fiel a ellas, crear prendas joya que se conviertan en amuletos de la suerte para las Helbig es lo nuestro desde siempre y para siempre.

En el mundo de la moda, las mujeres tienen mucha más presencia que los hombres, sin embargo, son ellos los que ocupan, en la mayoría de los casos, los puestos de responsabilidad creativa y empresarial. Tu caso es una rareza.

Tal cual. Es que llevamos ya tantos años así y tenemos que seguir trabajando para cambiar eso. No nos queda otra. Cada vez tenemos más visibilidad y hay más sororidad en este mundo gracias al trabajo y la lucha de muchas mujeres increíbles que han estado ahí, pero todavía queda mucho por hacer.

Todo esto te ha llevado a ser tú quién inspira ahora a otras mujeres a seguir su pasión, ¿qué consejo le darías a esas jóvenes que ven en ti un referente?

Yo estoy criada en la ley del esfuerzo a tope y les diría que el premio es para quien no desiste. Si crees en algo, si te apasiona algo, tienes que perseguirlo. Luego, llegará o no, pero por el camino te lo vas a pasar genial.

El año pasado fuiste galardonada con el Premio Nacional de Moda 2023, este año has debutado en París, ¿cómo vives este tipo de hitos profesionales?

Como es una carrera tan lenta, cada vez que ocurre algo increíble, lo vivimos al máximo, de una forma muy intensa y son cosas que nos llenan de orgullo. Todo va sumando. Pero cuando tu objetivo principal es estar al servicio de tus clientas, el resto son extras, son regalos de la vida, que te dan impulso, pero no perdemos de vista que el verdadero éxito es poder seguir currando de esto. Cada reconocimiento nos sirve para decir: “Lo estamos haciendo bien, hay que continuar”.

Literalmente, no se puede llegar más alto de lo que has llegado tú, que tienes un avión con tu nombre, ¿qué te queda por conseguir?

Todavía nos faltan muchos sueños por cumplir. Tenemos que avanzar con el tema de la internacionalización, ya nos hemos hecho un huequecillo en EEUU, pero tenemos que seguir creciendo. También tenemos que continuar con las pop ups, con la agencia de comunicación, con la digitalización, con Petite Helbig… Y continuar cuidando a toda esa gente que nos ha apoyado desde el principio, que son nuestras clientas, que es para quien trabajamos y cuya fidelidad no podemos defraudar.

¿Y qué hay de tu legado? ¿Cuál te gustaría que fuera?

En la costura se están perdiendo muchas técnicas. Nosotros estamos apostamos por la gente joven y les estamos formando en el oficio y enseñándoles distintas técnicas y aplicaciones como el bordado de soutache, coser a mano, bordar cristal… Nuestra apuesta es la de crear un equipo de gente apasionada, loca por nuestro trabajo, para que todo ese legado tenga continuidad. Y la verdad es que lo estamos consiguiendo, tengo un equipo bestial. Además, nos complementamos. Es necesario para el relevo generacional que estemos todos unidos y dando cada uno lo mejor.