Con esta increíble oración, comenzaremos nuestro día con todas las bendiciones del Señor.
Apreciados hermanos de Yo creo en Dios, que nuestro Señor Jesucristo los cubra con su poderosa sangre en esta nueva mañana.
Todos sin excepción iniciamos un día más, con muchas expectativas, por lo general con muchos problemas que vienen de atrás, y que seguramente por más que nos esforcemos no podemos solucionar, lo que evidentemente nos lleva a sentirnos cabizbajos y apesadumbrados.
Para recargas nuestras energías y poner todos nuestros afanes y problemas en las manos de Dios, hoy compartimos contigo esta milagrosa oración a la Sangre de Cristo, para que sea él, el que nos proteja, nos bendiga y nos dé las fuerzas necesarias para salir adelante con todo lo que nos propongamos.
Te invitamos a hacer esta bella oración durante cinco días seguidos, en honor a las cinco Llagas de Nuestro Señor Jesús, con mucha fe y constancia, con la firme certeza, de que el Señor actuará muy pronto, en nuestra vida.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Oh mi buen Jesús, dulce Señor mío, mi Salvador, a ti acudo en esta nueva mañana con toda mi fe, pidiendo tu gracia en mi vida, que tu Sangre Preciosa me cubra cada vez que sufra, cada vez que la angustia y la necesidad oprima mi corazón y que esté necesitado de ti.
Haz Jesús de mi vida, que reciba tus buenos auxilios y beneficios y así pueda salir en victoria de los problemas que me afligen, haz que se rompan las cadenas que me causan dolor y por favor, dame alivio en mis sufrimientos, en mis problemas y necesidades, dame paz y concédeme tu misericordia y tú perdón.
A ti acudo, Sangre de mi Dios, vida de mi vida, cáliz de salvación que palpitas en el dulce Corazón de Jesús, tesoro preciosísimo que por amor me libera, me aleja de los males y aflicciones y haces que no vuelvan. Sangre de Cristo digna de todo honor y toda gloria, ten piedad de mí, ayúdame en mis luchas y haz que rebose de amor a Dios y a los demás.
Mi buen Jesús, te agradezco lo que has hecho por mí, te doy las gracias por haberme regalado tu Sangre para sanarme, purificarme, liberarme y salvarme, permíteme sentir tu bendita Presencia y no me dejes nunca en soledad.
Te pido que viertas sobre mí la abundancia de los méritos de tu Sangre y que tu poderosa intercesión ante el Padre Eterno me ayude a conseguir este importante favor, que con toda humildad, con fe y confianza hoy te solicito:
(En silencio y con sinceridad de corazón dile a nuestro amado Jesús cuál es tu necesidad, y pídele que te ayude por difícil que sea)
Hoy tengo certeza que mis ruegos serán escuchados y atendidos por ello te doy efusivamente las gracias mi buen Jesús, no dejes que mis dificultades se alarguen por más tiempo, ven a mí, cúbreme y séllame con tu Sangre Preciosa y que nada malo llegue a mi vida y a mi familia, y que todos los problemas por los que pasamos se acaben y tengamos un presente y un futuro próspero y feliz.
Te adoro Preciosa Sangre de Cristo y te bendigo, porque en la Santa Cruz redimiste al mundo, porque viniste pensando en nuestra salvación, porque somos importantes para ti, y quieres lo mejor para nosotros, por eso te adoramos y necesitamos.
Sangre Redentora del alma mía: purifica mi alma de toda malicia y del pecado, retira las cadenas que me atan y hazme libre, para que pueda servirte cada día de mejor manera, para que pueda demostrarte que puedo ser cada día una mejor persona, capaz de amar, de crecer y de salir adelante en todo lo que me proponga.
Oh Sangre, siempre pronta a curar mis heridas y a darme consuelo y alivio cuando sufro, te pido que purifiques mi alma y mi hogar de todo mal, y que reciba todas las bendiciones de Dios nuestro Señor.
Y a ti, mi amado Dios de infinita bondad que nos has redimido con la Sangre Preciosa de tu muy amado Hijo, conserva en nosotros la acción de tu misericordia para que podamos conseguir sus frutos eternos.
Omnipotente y eterno Dios, Padre celestial, que con la Sangre de tu Hijo quisiste ser sosegado y que nosotros fuésemos redimidos; te rogamos que seas nuestro guía y nos concedas, hacer memoria del precio de nuestra salvación para que podamos en esta vida conseguir el perdón, y en el cielo obtener el premio de la gloria eterna.
Por tu mismo Hijo Jesucristo Señor Nuestro, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
AMÉN +
Ahora te invitamos a hacer el Credo, un Padre Nuestro, tres Ave Marías y tres Glorias.
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