Con los antidisturbios y los palos del PP, el independentismo catalán se disparó y con la reconciliación y el perdón de Sánchez, se hundió. Esta podría ser la conclusión final de esta noche electoral y de sus resultados. Los partidos no independentistas van a tomar asientos en el Parlament hasta el 55% de votos que les corresponde, todo un hito histórico y un cambio de rumbo de Cataluña. Illa y el PSC y la estrategia. demostrada generosa e inteligente, va a hacer posible que Cataluña vuelva a la normalidad y deje de ser una anomalía conflictiva en el mapa nacional de las autonomías.

Este resultado cierra la “fabrica de independentistas” que creó Rajoy y abre un sendero de entendimiento, diálogo y sobre todo, de dedicarse a las “cosas del comer”. Porque esta jornada electoral, -con boicot dudoso y más que sospechoso sabotaje a los Rodalies incluido- ha dicho no a la continuidad del proces, a los falsos exiliados de lujo en Waterloo, a las banderas frente a la gente, a utilizar mandos policiales para fabricar informaciones falsas y perseguir a adversarios, a la antipolítica para dar paso a la gestión. Especialmente ha dicho el pueblo catalán, donde hay que decirlo, en las urnas, que frente a los frentismos y a los “cientocincuentayunos” a los que algunos aspiraban a repetir, hay una vía sagradamente laica de entender la política. Y no es otra que la de Illa, “Unir y servir” y la de Pedro Sánchez, hablar, dialogar, entenderse, ser generosos y pasar página para comenzar una nueva.

Hoy las dosis de bicarbonato se están incrementando entre aquellos instrumentos, herramientas, grupos de presión, partidos y políticos que hicieron de los indultos y la amnistía el ariete y la daga diaria contra Pedro Sánchez y su Gobierno. El tiempo y, especialmente, las papeletas depositadas en las urnas catalanas, les ha dado la razón. La mayoría de los catalanes y las catalanas han votado por una normalización de su comunidad, pero también le han reconocido, y en el fondo agradecido, la gestión de Sánchez del conflicto catalán. Un presidente de Gobierno que ha tenido que aguantar de todo lo que se le puede decir en contra a un dirigente político: amigo de los golpistas, filoseparatista y segregador rompedor de la unidad de España. Más madera, más bicarbonato.

Vence el PSC, gana Cataluña, mejora España y triunfa Pedro Sánchez. Gana la concordia pierden los palos y el odio.