An�lisis Harold Halibut - Una pel�cula �stop-motion� jugable muy arriesgada (PC, PS5, Xbox Series X/S)
Hay mucho m�s en Harold Halibut que su superficie. Una superficie que es su se�a de identidad, sin duda, pero hay cosas interesantes m�s all�. Porque el videojuego de Slow Bros. no son solo mu�ecos de arcilla y un mundo construido con una artesan�a que nos deja tan boquiabiertos como sonrientes, no es solo una integraci�n maravillosa del ocio interactivo con la animaci�n stop-motion. Lo que este peque�o equipo alem�n procedente de distintas disciplinas art�sticas ha hecho a lo largo de los m�s de seis a�os que han pasado desde que financiaron el proyecto en Kickstarter no se queda en la est�tica. Hay un mensaje interesante, una propuesta valiente en lo jugable. Un todo arriesgado capaz de encantar a unos jugadores y de no gustar a otros.
Un tipo aburrido...
El primer riesgo lo tomaron con su encantador protagonista. Harold es un tipo extremadamente normal, soso incluso. Un viejoven que se deja llevar por la vida, sin sue�os ni ambiciones, que reside en un cuartucho auxiliar de un laboratorio. Es un manitas un tanto torpe, la persona a la que se acude para hacer las tareas pesadas y sencillas que alguien debe hacer. Es un individuo que se ve constantemente en situaciones kafkianas propiciadas por el funcionamiento del mundo que habita. Y es, como todos los personajes a los que ayuda, alguien que nunca ha salido de las paredes met�licas que lo rodean.
Tan protagonista es este tipo aburrido como la Fedora I, una nave espacial que parti� de la Tierra hace varias generaciones en busca de un planeta similar que habitar, pero que acab� estrell�ndose en uno totalmente acu�tico, por lo que el �nico mundo conocido para estas personas son los distintos m�dulos del aparato que no se rompieron en el impacto. Es un mundo retrofuturista tremendamente original tanto en su funcionamiento como en su representaci�n visual, que partiendo de una premisa claramente dist�pica dibuja un universo acogedor y atractivo.
... que protagoniza un juego conscientemente aburrido...
Con ese protagonista y ese escenario, lo que Harold Halibut propone durante sus primeras horas es, de nuevo, muy arriesgado: un juego conscientemente aburrido. Hacemos tareas para otros habitantes que son la ant�tesis de lo tenso, lo fren�tico o lo �pico. Accionando m�quinas, botones, interfaces retroinform�ticas y participando en sencill�simos minijuegos tenemos que limpiar los filtros de las corrientes de agua que recorren la nave, analizar muestras de rocas que proceden del oc�ano, desatornillar impresoras 3D, organizar una habitaci�n� Cada actividad resulta curiosa por su representaci�n, pero no hay nada divertido o emocionante en ellas.
Es un videojuego de ir de aqu� para all�, que nos hace pasar por las mismas localizaciones una y otra vez, a un paso lento incluso apretando el bot�n de correr. Incluso se hace pesado utilizar constantemente el sistema de tubos (a lo Futurama, pero como si tir�ramos de la cisterna del retrete) que conectan las distintas zonas de la nave. Con este ritmo parsimonioso el juego quiere no solo decir algo sobre el aburrimiento, sino representarlo a los mandos, hac�rnoslo sentir; es, por tanto, una experiencia que puede desagradar a buena parte del p�blico que llegue atra�do por su apartado art�stico, pero con mucho que decir para quien est� dispuesto a aceptar la propuesta.
El mensaje es potent�simo. Harold, al fin y al cabo, es una representaci�n exagerada de la vida de casi cualquier persona. Conforme va (vamos) haciendo esas tareas repetitivas, afloran las situaciones curiosas, los momentos felices, los detallitos de la vida que le hacen acostarse al caer la noche pensando que ha sido un buen d�a. Todo ello gracias a las personas que lo rodean, a la entra�able peque�a comunidad que habita en esta nave. El objetivo de dar con un plan para conseguir que la Fedora despegue de nuevo queda en un plano secundario, eclipsado por el querer conocer a un plantel de individuos c�lidos, absurdos y simp�ticos, que ofrecen di�logos escritos con much�sima gracia, a los que ayudar y escuchar en los encargos principales y en varias misiones secundarias. Las reflexiones que plantean a Harold, y al jugador, son dignas de descubrirlas por uno mismo.
... y que acaba perdiendo el rumbo
Sin embargo, quiz� por miedo a perder a un p�blico impaciente que de todos modos habr�a abandonado el juego mucho antes, a partir de cierto punto la aventura cambia en varios frentes. Ocurre algo que si bien consigue echar m�s le�a al inter�s narrativo, termina difuminando esa interesante reflexi�n sobre la vida. Se ampl�an los temas: la amistad, el hogar, la ambici�n personal� Aunque algunos de ellos est�n bien tratados, con perspectivas que probablemente hagan pensar a quien est� frente a la pantalla, el t�tulo se descentra y abarca demasiado.
Mientras ocurre esto, en lo jugable hace algo que parec�a casi imposible: reducir a�n m�s la interactividad. Los minijuegos y el trastear con maquinaria cada vez es m�s escaso, y la partida acaba bas�ndose en ir de un lado para otro para hablar con tal o cual personaje. S�, hay secuencias memorables, sketches brillantes, propuestas diferentes, situaciones emocionales y momentos surrealistas y psicod�licos de pasmosa originalidad visual, pero a veces Harold Halibut se olvida de que no es una pel�cula de animaci�n stop-motion, sino un videojuego. Una p�rdida de rumbo que sucede a la vez que da la sensaci�n de que el chicle se est� estirando demasiado: casi 13 horas son demasiadas para estas intenciones.
Artesan�a total
Pero todos estos peros lo son menos gracias a lo que vemos en la pantalla. Por la representaci�n de estos personajes y ese mundo, no solo por la utilizaci�n de arcilla, metal, tela, pl�stico y otros materiales, sino por la originalidad con la que lo hace. Todo est� cuidado al mil�metro y animado con gracia, desde la decoraci�n de una habitaci�n al funcionamiento de una interfaz incomprensible, pasando por el movimiento de las muchas m�quinas extra�as de la Fedora. Por no hablar de cuando se pone m�s experimental, jugueteando con el formato del cuadro y con la perspectiva, o abrazando la psicodelia y el bombardeo de color (recomendamos encarecidamente jugarlo en una pantalla con HDR).
Visualmente es un juego inolvidable a pesar de alg�n fallito en algunas animaciones y de algo de clippping en ciertos movimientos, pero por lo general es tan redondo en lo que muestra como en lo que nos hace o�r. El doblaje al ingl�s (con textos en espa�ol; incluso est�n localizados a nuestro idioma algunos de los carteles de la Fedora) es genial y muy gracioso, y la banda sonora cinematogr�fica es lo que termina de darle al videojuego la sensaci�n de que estamos dentro de una pel�cula de animaci�n stop-motion para adultos.
Conclusi�n
Decir que Harold Halibut no es un juego para todo el mundo es quedarse corto. Es un t�tulo que abraza el aburrimiento, que extrapola a las mec�nicas ese tema central en su narrativa, algo que debe tener en cuenta cualquiera que llegue atra�do por su despampanante experiencia audiovisual: una pel�cula de animaci�n stop-motion interactiva cuidada hasta el m�s m�nimo detalle. El mundo aparentemente dist�pico de Fedora es muy atractivo, los personajes que lo habitan son entra�ables, y las reflexiones que nos arrojan son importantes y originales.
Es una l�stima que vaya perdiendo el rumbo conforme avanza, restando cada vez m�s interactividad a una propuesta donde esta no sobraba precisamente, y diluyendo su tema troncal con otras ideas que da la sensaci�n de que est�n ah� para alargar un t�tulo que no necesitaba durar tanto. Harold Halibut es un juego raro que ser� recordado, algunos como una experiencia inolvidable y otros como una experiencia tediosa; pero si ten�is Game Pass, no podemos m�s que animaros a darle una oportunidad ya mismo.
Hemos realizado este an�lisis en PC gracias a un c�digo para Xbox Game Pass facilitado por Xbox Espa�a. El ordenador utilizado tiene una Nvidia RTX 3070 8 GB, un AMD Ryzen 5 5600X y 32 GB de RAM.