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Cine y series

Los 20 años de Eterno resplandor

Vigente. Un repaso a una de las películas más aclamadas por el público y la crítica del siglo XXI. ¿Cuánto tiene que ver Charlie Kaufman en su éxito?

Actorazos. Kate Winslet y Jim Carrey, en escena para recodar. Foto: difusión
Actorazos. Kate Winslet y Jim Carrey, en escena para recodar. Foto: difusión

Gabriel Ruiz Ortega

Una historia de amor/desamor única que es a la vez todas las historias de amor/desamor. Una historia de amor/desamor narrada de manera no lineal, con digresiones potenciadas por el capricho onírico y el inconsciente. Una historia de amor/desamor que es también conocimiento por sus referencias literarias, filosóficas y científicas. Esta historia de amor/desamor es una película que ha atravesado públicos de distintas generaciones, influyendo desde su título hipnótico, tomado de este maravilloso texto de Alexander Pope: “Cuán felices son aquellos que viven sin culpa. Ellos se olvidan del mundo y son olvidados por este. El eterno resplandor de una mente sin recuerdos que solo acepta sus oraciones y rechaza sus deseos”.

 Obra maestra. Philip Seymour Hoffman en Synecdoche, New York de Kaufman. Foto: difusión

Obra maestra. Philip Seymour Hoffman en Synecdoche, New York de Kaufman. Foto: difusión

Eternal sunshine of the spotless mind cumple 20 años este 2024. Dirigida por el francés Michael Gondry y con guion del norteamericano Charlie Kaufman, esta película, que ganó el Óscar a mejor guion original, es más que una joyaza del cine. Es un poético artefacto visual que ya forma parte de la memoria emocional y cultural de millones de personas en el mundo, todas identificadas con la historia de Joel Barish (Jim Carrey) y Clementine Kruczynski (Kate Winslet. Nominada al Óscar a mejor actriz), una expareja que se reencuentra tras haberse sometido a un borrado de la memoria de su relación.

 Genio. Los guiones de Charlie Kaufman son estudiados en las principales escuelas de cine del mundo. Foto: difusión

Genio. Los guiones de Charlie Kaufman son estudiados en las principales escuelas de cine del mundo. Foto: difusión

En su año de estreno, la crítica y el público la aclamaron. Por las señas expuestas, podríamos creer que se trata de un trabajo para un público selecto o formado en tradición cinematográfica, de una cinta digna de prestigiosos festivales de cine independiente, pero no, hay un canal que atraviesa el filtro del conocedor como del diletante: ese medio no es más que la sensibilidad del guionista Kaufman, quien ya había trabajado con Gondry en Human Nature (2001) y que en este proyecto no solo hizo fácil lo que se mostraba como complejo (Gondry lo buscó para darle sentido a la historia sobre la expareja que le contó su amigo el escritor Pierre Bismuth), sino además puso en él no pocos guiños autorreferenciales (por ejemplo, en el minuto 46, cuando Joel escribe en su diario, lo fecha en 19 de noviembre de 2003. 19 de noviembre es el cumpleaños de Kaufman [1958]), del mismo modo identificados en sus otras películas en calidad de guionista (Being John Malkovich de 1999 y Adaptation de 2002) y de director (la monumental Sinécdoque, Nueva York de 2008).

¿Por qué regresamos a Eterno resplandor? La respuesta no es otra que por la mente destructora y el corazón abierto de Kaufman, entre los cuales construye una representación de la mente al límite en la dimensión de cotidianidad. He ahí la universalidad temática y emocional que impiden que el tiempo afecte a la película, que tras la pandemia ha vuelto con fuerza. Razón sobra: con tanto horror en el mundo, más de uno desea vivir hacia dentro. Tienes que (volver a) verla.

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