Jesus our Model / Jesús Nuestro Ejemplo

Here we are at the Solemnity of the Ascension, one of the highest feast days in the Church calendar. We hear the story of the Ascension in the Gospel today, but notice what comes right before Jesus ascends into heaven. He asks for the apostles to go out to all the world and preach the good news. 

The way I see it, Jesus didn’t just come to die for our sins and open the gates of heaven. That would have been more than enough, of course, but it seems pretty clear from today’s Gospel that Jesus also came to be our model. He came to show us what it truly means to be human, how to act, and what our destiny is. 

Because we live in a world that has amnesia about how we were created and by whom, it is sometimes difficult for us to realize how beautifully and wonderfully we were all made and the purpose God has for us. It is easier to believe the lie that we don’t have free will, that sin is too powerful, and that the best we can do, if we are lucky, is just to be kind to others and keep our heads down. 

That sounds like a pretty lame existence, but thankfully we are reminded today that we aren’t supposed to fall into the trap of mediocrity. God wants us to be on fire for the love and mercy he brings, he wants us to bring that same fire to others, and most importantly, he wants to remind us of our destiny. If we follow his example then we will one day be brought up into heaven as well. Maybe not in the same way as Jesus was, but make no mistake, our destiny is to be happy with God forever and to bring as many of our friends and family with us as we can by preaching the saving power of the Gospel. 

This is why the very first paragraph in the Catechism states, “God, infinitely perfect and blessed in himself, in a plan of sheer goodness freely created man to make him share in his own blessed life. For this reason, at every time and in every place, God draws close to man. He calls man to seek him, to know him, to love him with all his strength. He calls together all men, scattered and divided by sin, into the unity of his family, the Church. To accomplish this, when the fullness of time had come, God sent his Son as Redeemer and Saviour. In his Son and through him, he invites men to become, in the Holy Spirit, his adopted children and thus heirs of his blessed life.” There is nothing lame about our call and our destiny. Now let’s get out there and live it!

From all of us here at Diocesan, God bless!

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Estamos en la Solemnidad de la Ascensión, una de las fiestas más importantes del calendario de la Iglesia. Escuchamos la historia de la Ascensión en el Evangelio de hoy, pero observemos lo que sucede justo antes de que Jesús ascienda al cielo. Pide a los apóstoles que vayan por todo el mundo y prediquen la Buena Nueva.

A mi modo de ver, Jesús no vino simplemente a morir por nuestros pecados y abrir las puertas del cielo. Eso habría sido más que suficiente, por supuesto, pero parece bastante claro en el Evangelio de hoy que Jesús también vino a darnos ejemplo. Vino a mostrarnos lo que realmente significa ser humano, cómo actuar y cuál es nuestro destino.

Debido a que vivimos en un mundo que tiene amnesia acerca de cómo fuimos creados y por quién, a veces nos resulta difícil darnos cuenta de cuán hermosa y maravillosamente fuimos creados y del propósito que Dios tiene para nosotros. Es más fácil creer la mentira de que no tenemos libre albedrío, que el pecado es demasiado poderoso y que lo mejor que podemos hacer, si tenemos suerte, es simplemente ser amables con los demás y mantener la cabeza agachada.

Suena como una existencia bastante aburrida, pero afortunadamente hoy se nos recuerda que se supone que no debemos caer en la trampa de la mediocridad. Dios quiere que estemos ardiendo por el amor y la misericordia que él trae, quiere que llevemos ese mismo fuego a los demás y, lo más importante, quiere recordarnos nuestro destino. Si seguimos su ejemplo, algún día también seremos llevados al cielo. Quizás no de la misma manera que lo fue Jesús, pero no nos equivoquemos, nuestro destino es ser felices con Dios para siempre y traer con nosotros a tantos amigos y familiares como podamos predicando el poder salvador del Evangelio.

Por eso, el primer párrafo del Catecismo afirma: “Dios, infinitamente perfecto y bienaventurado en sí mismo, en un designio de pura bondad ha creado libremente al hombre para hacerle partícipe de su vida bienaventurada. Por eso, en todo tiempo y en todo lugar, se hace cercano del hombre: le llama y le ayuda a buscarle, a conocerle y a amarle con todas sus fuerzas. Convoca a todos los hombres, que el pecado dispersó, a la unidad de su familia, la Iglesia. Para lograrlo, llegada la plenitud de los tiempos, envió a su Hijo como Redentor y Salvador. En Él y por Él, llama a los hombres a ser, en el Espíritu Santo, sus hijos de adopción, y por tanto los herederos de su vida bienaventurada.” No hay nada aburrido de nuestro llamado y nuestro destino. ¡Ahora salgamos y vivámoslo!

De parte de todos nosotros aquí en Diocesan, ¡Dios los bendiga!

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Tommy Shultz is a Business Development Representative for Diocesan. In this role he is committed to bringing the best software to dioceses and parishes while helping them evangelize on the digital continent. Tommy has worked in various diocese and parish roles since his graduation from Franciscan University with a Theology degree. He hopes to use his skills in evangelization, marketing, and communications, to serve the Church and bring the Good News to all. His favorite quote comes from St. John Paul II, who said, “A person is an entity of a sort to which the only proper and adequate way to relate is love.”

Feature Image Credit: Zachary Olson, unsplash.com/photos/christ-the-redeemer-vEQe_DuVmKk