El lenguaje es creación y destrucción
"Uno nunca está más inerme que cuando no tiene lenguaje". - Cristina Rivera Garza
El lenguaje es creador. Más que una herramienta de comunicación, el lenguaje da forma a nuestra realidad, convirtiendo lo abstracto en tangible. Las palabras moldean nuestro entorno, pero también tienen el poder de destruirlo. Sin palabras, no existimos. Y así, nuestras luchas, e incluso las propias heridas, se invisibilizan.
"Uno nunca está más inerme que cuando no tiene lenguaje".
Cristina Rivera Garza
Liliana Rivera Garza fue asesinada la madrugada del 16 de julio de 1990 en su casa en Ciudad de México. Tenía tan solo 20 años de edad cuando fue víctima de un feminicidio, así el delito todavía no fuera reconocido por la ley.
En México, el término feminicidio fue tipificado como delito en junio de 2012. Antes de esa fecha, los asesinato por razones de género se registraban como homicidios simples, sin agravantes o calificaciones especiales. Tristemente, México se encontraba a la vanguardia en este aspecto en comparación a la mayoría de países de Latinoamérica. Mientras que en Argentina esta medida se implementó el mismo año, en Ecuador fue hasta 2014, en Colombia hasta 2015, en Perú hasta 2016, en Venezuela hasta 2017 y en Panamá hasta 2018.
La ausencia de reconocimiento legal puede llevar a condiciones atroces, como la reducción de los tiempos de prescripción del delito, dependiendo del país. Sin embargo, las consecuencias son las mismas, independientemente del lugar: la falta de justicia para las víctimas y sus familias, y la invisibilización de la realidad de la violencia contra las mujeres.
“La falta de lenguaje es apabullante. La falta de lenguaje nos maniata, nos sofoca, nos estrangula, nos dispara, nos desuella, nos cercena, nos condena”.
- Cristina Rivera Garza
Conocemos la historia de Liliana gracias al trabajo arqueológico realizado por su hermana, Cristina Rivera Garza, quien la comparte al mundo en su libro El invencible verano de Liliana. Esta obra, cuya traducción al inglés acaba de ganar un Pulitzer, nos brinda las palabras necesarias para comprender el asesinato de Liliana. Detrás de estas palabras encontramos también una lucha, pasada y presente, de millones de mujeres en todo el mundo, quienes han trabajado por crear un lenguaje capaz de narrar las historias de feminicidio y visibilizar la violencia de género.
En enero de 2020, treinta años después del feminicidio de su hermana, Cristina regresa a la casa de sus padres y se encuentra con las cajas que contienen un archivo meticuloso que su hermana había guardado a lo largo de su vida. En las cajas, descubre sus diarios, cuadernos de notas, cartas nunca enviadas y correspondencia de amigos y familiares.
Con la llegada de la pandemia y el confinamiento, Cristina dedicó meses enteros a clasificar y transcribir todos estos documentos, buscando pistas que la ayudaran a entender qué le había pasado a su hermana. Tejiendo su propia narrativa con las cartas de su hermana, Cristina no solo escribe acerca de Liliana sino que termina escribiendo el libro en coautoría con ella. Cristina nos invita a conocer a una mujer brillante que no tenía el lenguaje adecuado para identificar y combatir la violencia de género de su ex-pareja, representando así a miles de mujeres que no pudieron contar su historia.
Mi intención no es realizar una reseña completa del libro en este momento, sino enfocarme en este elemento que me impactó profundamente: la falta de lenguaje. A lo largo de la obra, Cristina explora cómo su hermana, era incapaz de articular la relación abusiva que tenía con su eventual asesino. A pesar de que amara escribir y llenaba cuadernos, diarios y cartas con palabras, no encontraba un lenguaje para nombrar la violencia que la seguía de cerca. Incluso teniendo una comunidad de amigos y familiares muy unida, ninguno de ellos tenía el lenguaje que les permitiera identificar las señales de peligro. Cuando descubrieron que su hermana había sido víctima de un crimen, se encontraban ante una situación desgarradora y no tenían palabras para explicar lo sucedido. La ausencia de lenguaje no solo pone en riesgo vidas, sino que también obstaculiza el proceso de duelo e imposibilita la búsqueda de justicia. De esta forma, la violencia contra las mujeres no solo es un acto físico, sino que se vuelve un acto de silenciamiento.
“A veces toma treinta años decir en voz alta, decirlo en voz alta ante un empleado del sistema de justicia, que uno busca justicia. A veces se necesita todo ese tiempo para regresar a Azcapotzalco y sentarse bajo la fronda inaudita de un árbol y escuchar, temblando de miedo, llena de incredulidad, el improbable canto de los pájaros”.
- Cristina Rivera Garza
Cristina lucha constantemente con el lenguaje en su libro. La ausencia de un lenguaje para describir y comprender el feminicidio dejó a Liliana, así como a incontables víctimas, completamente indefensa. En una entrevista, la autora explica que las palabras no son solo entidades abstractas, son acciones que nos permiten identificar y reconocer hechos.
El lenguaje nos permite nombrar y categorizar el mundo que nos rodea. Al nombrar algo, lo dotamos de una existencia y significado. Pero, si no podemos nombrarlo, es posible convencernos de que no existe o minimizar su importancia. Entonces, sin ser conscientes de ello, las palabras pueden terminar reflejando una realidad falsa. Al poder influir en nuestras percepciones, moldean nuestro comportamiento y acciones. De esta forma, las palabras que tenemos o no tenemos a nuestro alcance pueden cambiar la manera como interpretamos lo que nos sucede, incluyendo nuestra autopercepción y nuestras relaciones con los demás.
No debe sorprender que, con la popularización de términos como el gaslighting o love bombing, hayamos empezado a cuestionar conductas que antes podrían haber pasado desapercibidas. Incluso, hemos llegado a replantear la naturaleza de relaciones de personajes en series de televisión que antes amábamos y tal vez idealizábamos. Ross y Rachel, Big y Carrie, Meredith y Derek, Rory y Jess.
Las palabras, entonces, no solo describen la realidad, sino que la replantean activamente. El lenguaje termina siendo una herramienta de creación como un arma de destrucción. El lenguaje no es y nunca ha sido neutral. Repito, el lenguaje no es y nunca ha sido neutral. Nunca ha sido, ni será, imparcial. Suele ser custodiado por quienes detentan el poder en un momento dado. El lenguaje es constantemente manipulado para propagar odio, desinformar, dividir y silenciar.
Sin embargo, gracias a movimientos sociales como #NiUnaMás o #BlackLivesMatter, la creación o transformación de palabras le han devuelto la voz a los silenciados y han visibilizado lo invisible. Autoras como Cristina Rivera Garza, armadas de palabras, tejen historias que nos conmueven hasta lo más profundo de nuestro ser y nos inspiran a unirnos a su lucha por la justicia.
Las palabras no son solo letras en una página; son herramientas con un poder infinito.
ESTA SEMANA:
LO MEJOR: Que el clima permitiera volver al parque a leer, pasar mucho tiempo de calidad en mi casa y comprar el cuadro del señor sapo para el baño :).
MI PUNTO BAJO: Por aquí seguimos con dolores de cabeza intermitentes.
MOMENTO RANDOM: Alberto y yo volvimos a pasar una prueba de fuego importante de nuestra relación. Todavía no hay claridad de quién cocina en la casa porque los dos le huimos, pero en el mundo de la cocina virtual somos el dream team. Estuvimos buena parte del fin de semana pegados al sofá, jugando Overcooked! 2, un juego donde la comunicación y coordinación son necesarias para sobrevivir. Tienes que reunir ingredientes, picar verduras, cocinar y lavar platos que se multiplican a contrarreloj, navegando plataformas móviles e incendios repentinos. Es un caos culinario absoluta y lo más cerca que puedes estar al mundo de la serie The Bear. Si alguien nos escuchara detrás de la puerta, solo oiría dos personas gritando: TORTILLA, PÁSAME UNA CARNE, ¿YA LA PICASTE?, YO LAVO TÚ QUÉDATE AHÍ, LE FALTA EL ARROOOOZ, ME CAÍ, así como la pregunta constante: “¿empezamos otra vez?”. Te recomiendo que lo juegues con tu pareja para descubrir si tomaron o no una decisión correcta.
FRASE: “En lo más profundo del invierno aprendí al fin que había en mí un verano invencible.” - Albert Camus
Detalles del book club:
Libro: El invencible verano de Liliana, de Cristina Rivera Garza
Fecha: miércoles 22 de mayo
Hora: 6:30 p.m., hora COL
Valor: $6 USD
Incluye: sesión virtual moderada por mí, guías de lectura que enviaré antes de la sesión y acceso a un chat del club
Método de inscripción: Suscripción paga de Substack para el club del mes
Pictured: Mi nueva obsesión.
Recuerda: No feeling is final
Un abrazo,
Cata