Ahorrar un dinero para contar con un colchón que nos dé tranquilidad en el día a día por si surge un imprevisto, o para darnos un capricho futuro en forma de viaje, reforma en casa o nuevo coche, es un objetivo recurrente que muchas personas se plantean año tras año pero que buena parte de ellas no puede cumplir.

Bien es cierto que hay a quien los gastos que tiene que afrontar le van mostrando mes a mes que lo del ahorro está complicado, pero hay muchas otras personas que se van gastando ese dinero que pretendían reservar en cosas que tal vez no necesitan.

En esos gastos que impiden el ahorro influye de una manera notable nuestro cerebro, que nos tiende unas trampas psicológicas que nos llevan a gastar, aunque se puede luchar contra ellas. Estas son las diez más destacables.

Compra emocional

Es la más común de esas trampas psicológicas y las que nos lleva en muchas ocasiones a adquirir un producto sin plantearnos si lo necesitamos o no, simplemente dejándonos guiar por sensaciones inmediatas como pueden ser la felicidad, la alegría, el amor, la confianza, el prestigio o la frustración.

Gratificación instantánea

Relacionada con la anterior, esta trampa se refiere a la compra de algo para obtener una satisfacción inmediata. Las emociones toman el control de la situación y eso nos puede llevar a adquirir un bien sin tener en cuenta su precio porque no queremos esperar al haber acostumbrado a nuestro cerebro a las recompensas a corto plazo.

Sesgo del presente

Es muy habitual pensar que hay que disfrutar del momento y que eso nos lleve a posponer el objetivo del ahorro. Eso puede conducir a que subestimemos el efecto de nuestra decisión y que el coste que nos suponga nos haga sentir mal al día siguiente.

Efecto encuadre

La forma en que se nos presenta una promoción nos influye mucho. Una oferta de 2x1 nos puede resultar más atractiva que una del 50%, pero si nos lanzamos a por ella estaremos gastando el doble cuando tal vez sólo necesitábamos un producto.

Una mujer, eufórica tras comprar en las rebajas.

Aversión a la pérdida

Es la tendencia a fijarnos más en lo que podemos perder que en lo que ganamos. Si vemos rebajado el único producto que queda es más probable que lo compremos ante el miedo a que se nos escape una oportunidad y ante la sensación de que si se está agotando es porque merece la pena.

Teoría de la contabilidad mental

Se refiere al valor que le damos al dinero en función de su procedencia. Así, nos gastamos más fácilmente un dinero procedente de un regalo, de una devolución o ganado en la lotería con la sensación de que nos quedamos como estábamos, porque nos ha costado menos conseguirlo.

Optimismo injustificado

Es una trampa peligrosa porque nos produce una falsa sensación de que tenemos el control de la situación que nos lleva a dejar de pensar racionalmente y de ver los argumentos en contra de esa compra.

La comparación social

Realizar las compras con la idea subjetiva de estar a la altura o no ser menos que los demás, y no basándonos en nuestras necesidades y nuestra capacidad económica, nos puede suponer unos gastos prescindibles.

Sesgo de confirmación

Se produce cuando centramos nuestra atención en nuestras experiencias relacionadas con las compras, en aquello que confirma nuestras creencias y opiniones. De este modo, desoímos otros argumentos y tomamos decisiones sin analizar convenientemente las consecuencias que puede tener esa compra.

Efecto anclaje

Sucede cuando tomamos como referencia lo primero que se nos ha presentado sobre un producto o servicio. Por ejemplo, si habíamos visto que tenía un precio alto y después lo vemos rebajado, tenderemos a pensar que es un precio razonable. Y eso es algo que los vendedores pueden falsear poniendo un precio inicial muy superior a su valor real para que al bajarlo nos lancemos a por él.