El Valor del Cambio: Enfrentando la Ansiedad para Transformar tu Estilo de Vida

Nos aferramos a nuestra zona de confort como si fuera un coche viejo al que ya le conocemos hasta el último ruido del motor. Puede que no sea perfecto, pero es familiar y nos ofrece una previsibilidad reconfortante. Sabemos qué esperar y cómo maniobrar cuando surgen los pequeños inconvenientes. Sin embargo, cuando la posibilidad de cambiar nuestro estilo de vida se asoma en el horizonte, nos llenamos de dudas y temores. ¿Será una opción segura? ¿Qué pasa si las cosas no salen como esperamos? Esa incertidumbre puede paralizarnos.

La filosofía adleriana, según se explica en El Coraje de No Gustar de Ichiro Kishimi y Fumitake Koga, nos insta a abrazar el cambio y dejar de culpar al pasado o al entorno por nuestra insatisfacción. La clave radica en asumir la responsabilidad de nuestra felicidad y encontrar el valor para ser felices. Cambiar implica un ejercicio de valentía y, a menudo, esa es la pieza que nos falta: el valor.

Aquí van los cinco puntos clave para entender este dilema y superarlo:

  1. Entender la Dicotomía del Cambio: Entre la ansiedad que genera lo desconocido y la decepción de no cambiar, elegimos lo que conocemos porque es más seguro, pero este tipo de seguridad es un engaño. Hay que comprender que no siempre quedarse en el mismo lugar significa estar protegido.
  2. Desarrollar el Valor: La filosofía adleriana enfatiza el coraje como un recurso esencial. El valor es una habilidad que se puede trabajar, incrementando nuestra resiliencia emocional para gestionar la incertidumbre.
  3. Asumir la Responsabilidad: Dejar de culpar a factores externos nos da el control de nuestras vidas. Entender que somos responsables de nuestra felicidad nos empodera para elegir un camino más satisfactorio.
  4. Romper con la Predestinación: No estamos condenados a un estilo de vida insatisfactorio por culpa de nuestro pasado o entorno. El cambio es posible, y nuestra capacidad de elección nos libera de la fatalidad.
  5. Acción sobre Reflexión: En lugar de quedarnos atrapados pensando en todas las posibles complicaciones, es fundamental actuar. La reflexión sin acción puede ser una trampa que nos mantiene en el mismo lugar.

La valentía, como cualquier músculo, se fortalece con la práctica. Cada pequeño cambio que hacemos nos acerca a la vida que deseamos, reduciendo la brecha entre lo que somos y lo que queremos ser.