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Google Maps para la Conference

Javier González-Cotta
Javier González-Cotta
20/05/2024

Anda más de uno algo mohíno por Heliópolis porque su equipo no disputará la Europa League y sí la Conference. Puede que piense el personal que su estatus merece cierto pedigrí continental. Hará bien en reflexionar sobre la histórica andadura de su equipo en estas lides, que no va más allá de una peregrinación ‘low cost’ por las Europas. Aún así, hay quien entiende que la Conference carece de todo platino fulgor y que, todo lo más, alcanzaría la nobleza secundaria de la alpaca. Se equivocan.

Ocurre que hoy por hoy Taylor Swift se ha convertido en una unidad de medida para todo, como dice algún que otro economista de postín. Los gustos y valoraciones de ahora han traído muchos cambios en los conceptos. Igual que la mentalidad moderna no tolera la plástica de ciertas cosas (pensemos en los toros), así se han ido creando nuevos parámetros mentales para medir lo que se toma por éxito y para desdeñar lo que se considera que es fracaso o demérito.

La Conference me hace pensar en el sabor añejo de aquellas otras copas europeas del mundo de ayer. Todas tenían su timbre de gloria y nadie, antaño, las estimaba como secundarias o terciarias. La Copa de Europa no las opacaba en absoluto. Recuérdese aquella Copa de Ferias de nuestros viejos, disputada desde los años 50 hasta 1971, cuando empezó a llamarse Copa de la UEFA (el Leeds inglés fue su último campeón). Recuérdese aquella Recopa para campeones de Copa, que uno asocia indefectiblemente al esotérico gol de Nayim en la prórroga con el Zaragoza frente al Arsenal la noche del 10 de mayo de 1995, en el Parque de los Príncipes de París. En mi opinión, la Conference recoge parte de aquel resabio que tenía la Recopa, pero no recuerdo que se la considerase la tercera competición en importancia, tras la Copa de Europa (luego la Champions) y la Copa de la UEFA (hoy la Europa League).

Así que anímense por Heliópolis. Cierto es que conocer los pormenores del torneo para esta edición 2024-2025 resulta más alambicado que recitar al dedillo cuáles fueron los doce trabajos que según la mitología griega tuvo que realizar Heracles por culpa de Hera, esposa de Zeus. Primero, el club verdiblanco deberá superar una traicionera ronda previa de playoff. De superarse, toca una liga conjunta con 36 equipos vía seis bombos diferentes con seis equipos. Los ochos primeros se clasifican para octavos y los que queden entre el puesto 9 y el 24 se batirán en partidos de playoff. Los ganadores pasarán a octavos y a partir de ahí vendrán las clásicas eliminatorias a doble partido hasta la final. De entre la liga conjunta de 36 equipos, la ensalada de escuadras cuenta desde el inicio con equipos venidos de perder sus playoffs de acceso a Champions y Europa League, a los que se unen los 19 ganadores del playoff de la Conference. Si no lo ha entendido, mejor pasar al siguiente párrafo.

Si a usted le resulta hostil comprender las claves del torneo, lo mejor que puede hacer es pensar en divertirse aprendiendo geografía y algo de historia y política de países que le harán sentirse cual Óscar Díaz, último triunfador de ‘Pasapalabra’. Para empezar, ¿sabe usted donde se encuentra Breslavia, ciudad que acogerá la final de la Conference del próximo año? Revise con Google Maps la vasta y anchurosa Polonia y hallará la indicada ciudad.

Y es a lo que vamos, oiga. Cómo no divertirse aprendiendo quién es tal o cual equipo singular venido de confines uzbekos, moldavos, bálticos, caucásicos, balcánicos o de los mismísimos turbiones de Oriente Medio y el este de Ucrania. El Sheriff Tiraspol logró en su día su hazaña en el Santiago Bernabéu, aunque nadie sabía nada (antes incluso de la invasión rusa de Ucrania) del conflicto interno en Moldavia con la región prorrusa de Transnistria, de donde es originario este equipo. Sólo los muy aficionados al ‘Pasapalabra’ futbolero siguieron en la pasada Conference las andanzas del Zrinjski de Mostar, el equipo de la parte croata de la demediada pero turística ciudad de Bosnia-Herzegovina y en el cual jugó… ¡Luka Modric! Con la guerra de Gaza, cuando todavía no había quedado reducida a papilla (incluida la humana), seguimos en la Conference las andanzas del Maccabi Tel Aviv (resultó eliminado tras proeza en octavos del Olympiacos de Mendilibar, el actual finalista). El Balkani de Kosovo puso su pimienta en el torneo de color verde y nos hizo recordar, por otra parte, que España aún no reconoce Kosovo como país. El Aberdeen nos llevó al reencuentro sentimental con los partidos de la lluvia del fútbol escocés sin contar con Celtic ni Glasgow Rangers. En plena guerra contra el oso ruso, el ucraniano y meritorio Zolyá Lugansk compitió hasta donde le pudieron las fuerzas. El HJK de Finlandia no nos dejó tan helados como cabía esperar al principio. El kazajo Astana nos enseñó que había más mundo más allá de este nombre vinculado a un equipo ciclista y, por acabar, el insólito serbio Cukaricki nos hizo saber que había en Serbia otros equipos sin relación con el turnismo de los históricos Partizán y Estrella Roja de Belgrado.

Siempre recuerdo la frase del gran periodista Julio Camba y la aplico en parte a la Conference. Dijo que la guerra nos enseña geografía a medida que la va destruyendo. Pese a las tensiones en Gaza y Ucrania, más lo que tenga que venir, no hay que ponerse del todo dramáticos. Nunca viene mal aprender de las tierras del prójimo aprovechando el torneo más cafetero. Google Maps y diversión. Estoy seguro que algún soñador empezará a conocerlo todo sobre la ignota Breslavia por si su equipo llegase a la final de la Conference el año que viene. Una final es siempre una final, frase que pareciera cosecha del gran Vujadin Boskov.