Día y Noche de los Museos en la Región de Murcia | Los museos de la Región, abiertos a la curiosidad y a las artes

Día de los Museos

Museos abiertos a la curiosidad y a las artes

Cientos de espacios expositivos en la Región, con epicentros en Murcia y Cartagena, celebraron ayer su Día –y su Noche– con entrada gratuita, actividades multidisciplinares, visitas guiadas, inauguraciones y despedidas de muestras: algo para cada tipo de visitante

Lola López

Lola López

Las puertas abiertas, tan abiertas como los ojos de los visitantes, y el arte más cerca que cualquier otro día, casi con los colores cambiados. La Noche y Día de los Museos –porque la celebración no espera a que baje el sol– se desplegó ayer por los museos de la Región como una de las citas más esperadas del año para recibir al público con un sinfín de actividades y nuevas y flamantes exposiciones, entrada gratuita en todos los casos y horarios ampliados hasta, en ocasiones, pasada la medianoche. 

Ya durante la semana cada curioso iba dibujando su ruta en el mapa de su ciudad, porque aunque Cartagena (con un programa que llegó a las 200 propuestas en 50 espacios) y Murcia (con más de 50 de actividades) ofreciron el menús más variado, en cada rincón de la Región se hizo honor a la fecha

Las visitas guiadas fueron el gran atractivo de muchos centros, en algunos casos dirigidas por el propio artista

Y un gran atractivo a señalar en ese mapa fueron las visitas guiadas: El Centro Párraga, Las Claras, el Museo de Bellas Artes, el Museo Arqueológico, el Regional de Arte Moderno y el del Teatro Romano de Cartagena son solo algunos de los que apostaron por narrar lo que hay entre sus paredes. 

En la Sala Verónicas fue Avelino Marín quien guio a los asistentes entre las más de 50 obras que expone desde hace apenas un par de días. Un cuarto cálido (Toma estas paredes por piel) es la muestra que el coleccionista ha confeccionado para la sala, una de las más especiales en la capital –su arquitectura es, de por sí, motivo de visita–, y sin duda uno de los mayores atractivos para quien salió ayer de casa con la curiosidad brillando en los ojos: no todos los días se puede ver en Murcia un Robert Mapplethorpe o un Andy Warhol. La imponente escultura de Xavier Mascaró al fondo de la sala invitaba, como si en lugar de metal fuera un cristal que dirigiera la luz, a mirarlo desde todos los ángulos para luego dispersarse y ver el resto de piezas. 

No fue el único que asumió el rol de guía de su exposición. En esa tesitura también se vio Emilio Morales, que el viernes inauguró en el Museo Ramón Gaya Una ilusión: unas 80 piezas, la mayoría de artistas murcianos, que ha coleccionado junto a su mujer, Elena Virgili. También asumieron esa responsabilidad los artistas sonoros Juan Jesús y Arturo Yelo, cuya instalación 1984 reside en la Cárcel Vieja desde hace un mes (y hasta dentro de una semana), tintándola de rojo Gran Hermano. 

Y con ojo tuvieron que andarse los más reticentes, perfiles en busca y captura por el propio arte: seis lienzos andantes salidos del MUBAM tomaron las calles con la iniciativa ‘El Arte sale a buscArte’ para llevar, casi de la mano, a los despistados hasta los museos: la invitación más personal que el arte puede hacer. En este espacio, uno de los más vivos de Murcia, se pudieron visitar las exposiciones Los retablos fingidos de Pablo Sístori y Los vidrios de Castril.

En Cartagena, la programación paralela contó incluso con un imponente pasacalles que prácticamente acompañó a los visitantes en su recorrido de museo en museo. La ciudad portuaria se entregó a la celebración de esta nueva edición, que lleva por lema ‘Museos por la educación y la investigación’, por todo lo alto y con un objetivo: superar los 42.000 visitantes que contaron el año pasado.

A las primeras espadas de la oferta museística cartagenera –hablamos, por supuesto, de espacios como Arqva, el Teatro Romano y el Museo Naval– se sumó este año el Luzzy con proyecciones de cine y conciertos. Las artes escénicas también tuvieron cabida en el extensísimo programa: el MURAM y el Palacio de Aguirre fueron escenario del microteatro Recreación modernista, mientras que la Plaza del Icue acogió, ya comenzada la noche, ele spectáculo Oniria

Igual que recibieron a miles de visitantes, los museos recibieron también otras disciplinas, algunas bastante alejadas de lo que cabe dentro de un marco o tras una vitrina. El maquillaje encontró su hueco, con el taller Otro lienzo para el arte en el Museo de la Ciudad, que despedía la colección Realidades y fantasías. Modelos de lo femenino (1860-1930) y por la mañana fue espacio de radio en directo. 

La poesía, por su parte, tuvo su espacio en el Museo Cristóbal Gabarrón de Mula, con el recorrido que dirigió la autora Ángel Salcedo a base de spoken word, mientras que la galería ArtNueve acompañó la exposición Apenas gestos de la performance Probando; probando de Rafael Guijarro, una actuación que busca lo poético en la tarea de probar un micrófono. 

Hablando de micrófonos, la música no se quedó atrás. Mientras que la Casa Dorda acogía el microconcierto de CasiJazz Band, el MUBAM recibió al DJ Tito Sito en su patio y en San Juan de Dios puso la melodía un grupo de alumnos del Conservatorio Superior de una ciudad que, desde hace unas semanas, acoge el festival Murcia Tres Culturas: quien se acercó al Gaya pudo escuchar al dúo formado por Iman Kandoussi y Urko Ocaña, y quien subió a ver la triple exposición de artistas emergentes del Almudí se topó con la formación local Capella Ministrers. También sonó música en Las Claras, pero para acompañar al baile de Irene Luna en el espectáculo Fantasía andalusí. 

Por su parte, el Museo Arqueológico optó por hacer tangible la historia con las repesentaciones que realizó a lo largo de la jornada el grupo Legio Prima: la terraza de la cafetería se confundía con un campamento íbero. Dentro de sus paredes estaba, por penúltimo día, otra prueba del paso del tiempo en la sociedad: la muestra María Manzanera. A través de la cámara de la fotógrafa murciana. Los visitantes adultos se veían reflejados en sus retratos, mientras que los más jóvenes preguntaban por los negativos y cámaras, objetos de otro tiempo, tras las vitrinas. Hoy será el último día para verla y, tras el fallecimiento de su autora a principios del pasado mes, su finalización sabe más a despedida de lo esperado

Y mientras unos despiden, otros estrenan, como es el caso de la Fundación Pedro Cano, que ayer a mediodía inauguró Collages cosidos: del pincel a la aguja, de Silvia Viñao.

Pero los protagonistas indiscutibles de la jornada, sin importar la altura del sol, fueron los niños. Lo saben en el Museo de la Ciencia y el Agua, que triunfó con su planetario y su invitación a los más pequeños a pasar la noche en sus entrañas.

La barrera imponente que se construye en la fachada de los museos, parece que sin querer, durante el resto de días, cayó ayer, y los museos –y sus visitantes– abrazaron su vertiente más lúdica, imaginativa y receptiva. Esa que, en realidad, nunca abandonan, solo queda olvidada.