El peculiar pueblo de España donde se habla un idioma único y desconocido

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El peculiar pueblo de España donde se habla un idioma único y desconocido

Se trata de la gacería, que se parla en un pequeño municipio castellano de 3.500 habitantes

Ayuntamiento de Cantalejo
Ayuntamiento de CantalejoPABLO MARTINAgencia EFE

España goza de una rica variedad lingüística. recogida de numerosas lenguas que se han ido hablando a lo largo de los siglos con el asentamiento de distintos pueblos y culturas. A día de hoy conviven varios idiomas, uno de ellos el oficial; el castellano junto con otros que se pueden hablar en otras comunidades como Cataluña, Galicia, Valencia o el País Vasco, como el catalán, el gallego, valenciano y el vasco. Pero también en otros lugares de la península se pueden encontrar algunos idiomas únicos. Uno de ellos es el bable, por ejemplo.

Pero existe uno que es único de un pequeño pueblo de Segovia y que es muy desconocido a día de hoy. Se trata de la "gacería" o el "briquero". Una variante lingüística que data de los siglos XII y XIII que solamente se utiliza en Cantalejo. Su origen se debe en las últimas fases en la repoblación al sur del Duero, cuando se desplazan hasta estas tierra del norte de la Península muchas personas atraídas por las rebajas y ventajas fiscales. Hay mucha discusión a día de hoy, pero muchos sugieren que se debe a la mezcolanza de hablantes de gallego junto a los habitantes de la zona, hablantes del antiguo castellano.

Iglesia de San Andrés en Cantalejo
Iglesia de San Andrés en CantalejoSegovia Turismo

Según señala la tradición, la gacería, también conocida como briquero, se encuentra asociada a los fabricantes de trillos y otras herramientas de labranza. También, otras fuentes señalan de la importancia del árabe, al vivir en la zona personas de origen múdejar. Asimismo se pueden encontrar referencias de otras lenguas como el francés o el euskera.

En la actualidad comprende unas 500 palabras, con una pronunciación idéntica a las reglas fonéticas de la lengua castellana, aunque cuenta con una semántica propia, por la que la misma palabra puede adoptar distintos significados atendiendo a la posición en la frase, por lo que muchos expertos consideran que no se puede decir que estamos ante un idioma, sino ante un código lingüístico que utilizaban los grupos laborales.

Y ya si deambulamos por las calles de Cantalejo, nos encontramos con una población, situada entre tierra de pinares y cereales, con bastantes atractivos, y que se ha convertido en un importante centro comarcal en la provincia. No podía falta el Museo del Trillo, con una amplia colección de aperos de labranza y maquinaria. En el siglo pasado en Cantalejo se fabricaban cada año entre 30.000 y 60.000 trillos.

Otro lugar que no debemos perdernos es la Iglesia de San Andrés. Un edificio postmedieval en el que se mezclan varios estilos, que van desde el gótico al neoclásico, pasando por el barroco. Se inició en el año 1698 por la nave del lado norte y se acabó en el año 1807, cuando se remataron las sacristías. La torre se finalizó en el año 1777, y la portada en 1785. La monumental iglesia de San Andrés, construida en piedra rosada, tiene como elemento más significativo una esbelta torre de cuatro cuerpos. Su planta se distribuye en tres amplias naves, separadas por pilares y que están cubiertas con bóvedas de crucería estrellada. En el interior destaca el retablo mayor, de estilo neoclásico, y que alberga una imagen de San Andrés.

Y otro edificio artístico y religioso es la Ermita de Nuestra Señora del Pinar: De origen románico, se encuentra al oeste de la localidad a unos tres kilómetros, y que fue residencia templaria en sus tiempos.