Suscripción digital a Viajes National Geographic por solo 1,99€ al mes . ¡Solo 500 suscripciones!
Suscríbete Tiene algunas de las playas más hermosas del mundo, el agua más azul de las Cícladas y un paisaje casi virgen que los años, y los turistas, han sabido respetar. Milos supone una sencilla vuelta a los orígenes donde dan ganas de quedarse a vivir.
¿Quieres saber cuáles son las playas más bonitas del mundo? Descúbrelas en este mapa
Playa de Kleftiko. Foto: iStock
Kleftiko, La playa de milos No se sabe si existe el destino perfecto, pero sin duda Milos está muy cerca de serlo, sobre todo para los amantes de la playa y los paisajes imposibles. Con más de 71 playas en su catálogo de espacios naturales, lo mejor es decantarse por la que sople menos el viento, ya sea en la costa norte o sur.
El destino estrella de la costa sur es Kleftiko , que con sus características rocas esculpidas por el viento y sus aguas cristalinas, forman la perfecta estampa de postal de esta isla donde se descubrió la Venus de Milo. La encontró un campesino local en el siglo XIX, no muy lejos del antiguo teatro y de las catacumbas de la capital de la isla, Plaka.
Foto: iStock
¿lA LUNA? no, sarakiniko ¿Pero este paisaje puede ser real en mitad de una isla griega? La respuesta es sí, claro. La belleza lunar de la playa de Sarakinico no solo contrasta con la belleza de todo el resto de playas de la isla, sino también de todas las playas del mundo. Blanca e impoluta, el capricho de la naturaleza que supone la playa de Sarakiniko es uno de los más inolvidables, una sobredosis de belleza entre aguas turquesas y roca blanca que forman un paisaje hipnótico y que está entre las playas más bellas del mundo. Sobran las palabras (y también el resto de playas tras visitar esta).
Foto: Shutterstock
la cueva playera de Sykia Situada en la costa sur de la isla, esta costa es conocida por su mezcla de paisaje casi escultórico y sus impolutas cristalinas. Aquí brilla la cueva de Sykia, una claraboya natural formada por un arco tallado por la erosión del viento y el mar. Una maravilla geológica impresionante y proporciona una vista arrebatadora cuando se la observa desde la playa. Pero, por supuesto, el mejor plan aquí es bajar hasta su lecho y disfrutar de esta rareza costera que es pura fotogenia.
Foto: Shutterstock
PAPAFRAGAS, LA CUEVA QUE NO ES CUEVA Ubicada en la costa norte de Milos, esta cueva no es lo que parece. De hecho, se trata de una garganta estrecha y profunda que se adentra en el mar. Para llegar a ella, la aventura exige encontrar una apertura angosta bien señalizada en los escarpados acantilados volcánicos de este litoral. A medida que se desciende por una serie de escalones empinados se va dibujando la impresionante vista de una cavidad marina semiabierta, con sus paredes de roca blanca que se elevan hacia el cielo. Abajo espera una playa de guijarros que, pese a su magnetismo, puede resultar peligrosa. De hecho, no es muy recomendable nadar aquí cuando el mar está intranquilo debido a las corrientes y la falta de espacio.
Foto: Shutterstock
ADAMAS, PUERTO DE ENTRADA Uno de los centros urbanos más populares de Milos es el pueblo de Adamas, el coqueto puerto al que llegan los ferries desde Atenas (unas 3 horas desde la capital). Aquí se mezcla gente que viene y va junto con los comensales que eligen mesa en una interminable sucesión de terrazas junto al mar. En Adamas, además de su preciosa iglesia y sus encaladas y estrechas callejuelas, se encuentra un pequeño museo dedicado a la historia minera de Milos, donde pueden encontrarse mapas que detallan la geología y el origen volcánico de la isla, la historia minera y su privilegiado entorno natural. Y cómo no, en Adamas también hay numerosas tiendas de souvenirs como Soleil, que reúne algunas de las firmas de diseñadores más cool de la isla.
EL INDUDABLE ENCANTO DE KLIMA La diminuta, pintoresca y fotogénica Klima es uno de esos lugares que no necesitan ningún filtro de Instagram para triunfar: es la foto perfecta. Ubicada bajo la villa de Trypiti y aferrada a un acantilado como si su supervivencia dependiera de ello, de esta antigua polis que hasta llegó a acuñar su propia moneda, destacan sus casas-embarcadero de colores brillantes y arquitectura tradicional, aunque las puestas de sol que se divisan desde tierra firme en este rincón de la isla nada tiene que envidiar a la belleza de su paisaje casi irreal.
Foto: iStock
La pequeña Pollonia Otro de los centros urbanos más encantadores de la isla es Pollonia. Esta coqueta localidad no tiene nada en particular pero lo tiene todo en general, sobre todo si lo que se busca es el encanto de lo tradicional. Una pequeña playa, un pequeño puerto y un comedido desarrollo urbanístico forman Pollonia, un lugar donde quedarse a dormir (y a vivir) frente al mar. Pollonia es también popular por su privilegiado frontal gastronómico, una consecución de terrazas frente al mar donde disfrutar de una cuidada gastronomía en una selección de restaurantes para todos los gustos, y bolsillos.
Foto: Shutterstock
PLAKA, LA ORGULLOSA CAPITAL DE MILOS La capital de Milos, Plaka, reúne algunos de los vestigios del pasado más importantes de la isla, cuyos orígenes se encuentran en la mitología griega, con el hijo de Skamandro como fundador del destino que nos ocupa. Plaka es la protagonista de un titular muy meritorio en los tiempos que corren, el de conservar intacto uno de los centros urbanos históricos más impresionantes de todo el archipiélado de las Cícladas.
Resulta curioso cómo una villa tan pequeña puede aglutinar tanta historia, comenzando por el castillo veneciano del siglo XIII ubicado en lo alto de Plaka y desde donde se obtiene una de las mejores panorámicas de la isla. Le siguen el Museo Arqueológico, que alberga una copia de la Venus de Milo. Todos estos hallazgo históricos se complementan con las aguas termales que manan de la llamada cueva de Hipócrates, y con el devenir de turistas y locales en busca de la foto perfecta en, no nos cabe ninguna duda, la isla perfecta.
Foto: Shutterstock
Mandrakia, el precioso puerto pesquero de Milos Hasta este ínfimo enclave se llega en busca de sus casas tradicionales que se yerguen sobre el puerto. Estas casas, con sus puertas y ventanas de madera, se alinean a lo largo de la costa rocosa y ofrecen una vista impresionante del mar Egeo. Algunas de ellas son tradicionales syrmata , antiguas cabañas de pescadores que han sido restauradas y convertidas en alojamientos para viajeros.
Eso sí, el corazón de Mandrakia es su pequeño puerto pesquero, donde los barquitos se mecen suavemente en las aguas cristalinas. Más allá de la postal, el ajetreo de los pescadores, que capturan diariamente lo que se sirve en sus restaurantes, resulta hipnótico.
Foto: iStock
dónde comer en milos Sencilla, natural y sabrosa… y barata, la gastronomía en Milos es también uno de los mayores atractivos de la isla (¿otro más?), y hay numerosos restaurantes a lo largo y ancho donde dar buena cuenta de ello. Uno de los más populares es Medousa, en Mandrakia, una taberna ubicada en un idílico paraje a la orilla del mar. Memorable comida y divertido ambiente. El chef Konstantines Papaioannou maneja con esmero los fogones del restaurante Navagio, en Adamas, donde defiende con maestría platos basados en mariscos y pescados, sin olvidar la parte dulce del menú.
Aunque si hay un restaurante en Milos donde se condense todo lo bueno que da la isla ese es Armenaki , en Pollonia. Este popular restaurante donde en los meses de verano no cabe un alfiler, es famoso por platos como el erizo o el carpaccio de calabacín, y también por lo difícil que resulta conseguir una de sus codiciadas mesas. Una vez logrado, hay que relajarse, escuchar las recomendaciones del día, y disfrutar.