En la sangre, el azúcar principal es la glucosa, esta llega al torrente sanguíneo a través de los alimentos que se consumen, siendo la principal fuente de energía para las células y tejidos para llevar a cabos sus funciones normales. La glucosa se absorbe más rápidamente en el intestino con productos como el pan, frutas, vegetales, productos lácteos, zumos naturales, caramelos o azúcar ya que no contienen grasa y/o proteína.
Este tipo de alimentos llegan a la sangre en alrededor de 15 minutos y si se mezclan con componentes como carbohidratos, verduras o frutas, la glucosa puede tardar en llegar al torrente sanguíneo en una media hora. A partir de esa media hora, empieza a bajar la glucosa en sangre que proviene de esos alimentos.
Hay que moderar el consumo de glucosa porque si sus niveles son muy altos o suben de forma muy rápida pueden tener efectos graves en la salud. Los niveles de glucosa en sangre van cambiando a lo largo del día, aumentando después de las comidas y disminuyendo a las horas después de la ingesta.
Los niveles de glucosa normales en sangre
La sangre nunca está completamente libre de azúcar, siempre hay algo. Los sistemas del cuerpo regulan de forma estricta la glucosa para mantener los niveles en sangre en 72 a 99 mg/dl en personas sin diabetes.
Los niveles de glucosa en sangre van oscilando de 70 y 145 miligramos por decilitro de sangre. Siendo más bajos en ayunas, con unas cifras entre 70 y 100 mg/dl y en menos de 140 dos horas después de cada comida.
