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Muere a los 98 a�os Roger Corman, el rey del cine B, mentor de Coppola o Scorsese y el hombre que cambi� Hollywood

El director muri� el jueves en su casa de Santa M�nica (California) y deja un legado de m�s de 400 pel�culas

Roger Corman.
Roger Corman.Reed SaxonAP
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De todas las lecturas relacionadas con el cine, sobre el cine o por culpa del cine, ninguna es capaz de hacerle sombra a 'C�mo hice cien pel�culas en Hollywood y nunca perd� un centavo' (Kaplan). Por divertida, ocurrente y, sobre todo, ilustrativa de c�mo un hombre pertrechado �nicamente de su locura y talento puede llegar a cambiarlo todo. Roger Corman, que ayer muri� a los 98 a�os, ofrece en ese libro su vida. O eso cabe deducir de lo que quiere ser y se anuncia como autobiograf�a. Pero, en realidad y a medida que �l mismo va desgranando cada uno de los azares de cada una de sus azarosas producciones, lo que emerge es, por orden, a) el perfecto retrato de una �poca de cambio y revoluci�n, b) la m�s alegre descripci�n de una filosof�a de vida entre hedonista, rigurosa y extremadamente gamberra, y c) una aut�ntica obra de arte. Y lo que cuenta es esto �ltimo. M�s all� de todas sus pel�culas, la verdadera obra maestra que nos deja el director alegremente descrito como el padre o rey de la serie B fue su propia vida.

Cuesta recordar una sola pel�cula de Corman porque todas ellas (o buena parte) se mezclan, se citan y hasta se repiten. Todas sus pel�culas, independientemente, del g�nero, intenci�n o nivel de producci�n son �l de manera radical. Corman fue el inventor del 'sample' cinematogr�fico, del autoplagio libre de pudor. Y no dud� en emplear los decorados de una producci�n en otra, as� como escenas enteras que igual ilustraban incendios, persecuciones o cargas de la caballer�a. Lo hac�a, l�gicamente, para ahorrar. Pero qui�n sabe si con el correr del tiempo no estemos ahora en disposici�n de ver en esa forma de trabajar a un aut�ntico virtuoso de la improvisaci�n. Como los m�sicos de jazz que reconvierten 'estandards' en creaciones siempre libres y siempre diferentes, Corman entend�a el cine (y la vida) como un permanente trabajo de reelabroaci�n e invenci�n constante. Y eso, a su manera, lo discut�a todo: desde la forma de hacer de los estudios a la manera m�s elemental de abordar el papel del creador, del autor, del cineasta.

Con todo, su trabajo quiz� m�s recordado sea 'La peque�a tienda de los horrores', de 1960. La pel�cula se complet� en apenas un fin de semana y eso no fue impedimento para que la historia de la planta dicharachera carn�vora que se alimenta de seres humanos haya acabado por convertirse en eso que el cansancio ha dado en llamar cinta de culto. Hasta el punto de que de ella se han hecho un musical en Broadway y, al menos, un par de 'remakes'. El �xito de la pel�cula ejemplifica a la perfecci�n qui�n y c�mo era Corman. Su facilidad para mezclar sin pudor terror, humor, escatolog�a y falta de escr�pulos hizo de ella lo que a�n es: un ejemplo de cine donde todo vale siempre y cuando sea capaz de captar la atenci�n del respetable. Cuando algo m�s tarde George Lucas y Steven Spielberg irrumpieran en escena con sus particulares y sofisticadas revisiones del ideario Corman, ya no habr�a remedio.

Corman naci� el 5 de abril de 1926 en Detroit, Michigan, y su primer impuls� fue seguir los pasos de su padre y convertirse en un ingeniero de pro. Su deseo inicial le dur� cuatro d�as, los que estuvo trabajando en Electrical Motors en Los �ngeles. Pronto vio que lo suyo era otra cosa que ten�a que ver con sus �dolos: Ford, Hitchcock y Hawks. As� las cosas, se acerc� a la 20th Century Fox dispuesto a lo que fuera y lo que fue, fue un modesto empleo de mensajero. De ah� pas� a lector de guiones y de ah�, enfadado por el robo de una idea, a s� mismo. A partir de entonces, Corman solo ser�a Corman en calidad del primero y m�s independiente de los cineastas sobre la Tierra. Lleg� a producir nueve pel�culas al a�o hasta completar unos cr�ditos donde caben cuatro centenas de t�tulos.

Poco a poco se fue afianzando hasta resultar imprescindible. Entre los muchos t�tulos perfecta y 'cormanianamente' olvidables, pel�culas como 'El pozo y el p�ndulo', de 1961, de su larga serie de trabajos con Vincent Price al frente adaptadas de Edgar Allan Poe; 'La carrera de la muerte del a�o 2000', dirigida por Paul Bartel en 1975; 'La Diosa Tibur�n', firmada por �l mismo en 1958; 'El ataque de los cangrejos gigantes, de 1957; 'Pira�a', de 1978 y realizada por Joe Dante, o 'Mama sangrienta', de 1970, con una Shelley Winters escoltada por un joven y perfecto Robert de Niro, son solo una muestra de su capacidad para convertir material de derribo en oro, en pura liturgia.

Jack Nicholson, que apareci� en 'La peque�a tienda de los horrores', as� como en varias de las adaptaciones de Poe, fue uno de los actores cuyas carreras fueron lanzadas por su deseo infatigable de no parar, por su voluntad decidida de ser Corman. Y como �l, Peter Fonda y Dennis Hopper, que aparecieron junto a Nicholson en 'The Trip', la oda a la contracultura y las drogas de 1967 a la que tanto debe la tot�mica (�copia?) 'Easy Rider (Buscando mi destino)', de, en efecto, Fonda y Hopper. Y como ellos, el citado De Niro, Sandra Bullock, Bruce Dern, Ellen Burstyn o William Shatner. Corman fue una especie de campo de pruebas donde ensayar todas las novedades y donde apostar a ser uno mismo, sin ning�n tipo de condicionante. Solo uno quiz�: aqu� no cobraba nadie.

Pero donde de verdad fue decisivo su magisterio e influencia fue en el surgimiento de todo lo que vendr�a despu�s. Y no hablamos solamente del Nuevo Hollywood con Coppola y Scorsese a la cabeza. Tambi�n James Cameron, Jonathan Demme, Ron Howard, o la saga entera de 'Fast and Fourious', o 'Mad Max', o hasta M. Night Shyamalan ser�an incomprensibles sin �l. El propio Coppola, que dentro de poco presenta en Cannes su proyecto m�s perseguido, empez� con �l. Lo hizo con la revisi�n, reescritura y adaptaci�n de los di�logos al ingl�s de una pel�cula de ciencia ficci�n sovi�tica. Tambi�n lleg� a rodar una escena de dos monstruos en un hipot�tico acto de amor que luego se insert� (puro Corman, que tambi�n era distribuidor de pel�culas de bajo coste, claro. O no tan bajo. 'Gritos y susurros', de Ingmar Bergman, 'Amarcord', de Federico Fellini o 'El tambor de hojalata', de Volker Schlondorff fueron introducidas en el mercado de EEUU por �l). Acto seguido, el responsable de 'El padrino' se convirti� en t�cnico de sonido de 'Rivales pero amigos' (1963) para saltar sin red a su primer trabajo como director: 'Dementia 13'. "Roger siempre fue un hombre directo. No te hac�a concebir falsas esperanzas. Era muy conciso respecto a lo que hab�a de hacerse y lo que se pod�a obtener a cambio. Entra�� una oportunidad fabulosa para alguien como yo: fue mejor que ganar dinero", declar� el propio Coppola en la autobiograf�a.

Con Scorsese fue una labor de padrinazgo similar. No solo produjo 'Boxcar Bertha', la peculiar revisi�n del director de 'Malas calles' del mito de 'Bonnie y Clyde', sino que le dej� una ense�anza para la posteridad: "Martin", le dijo, "lo que has de conseguir un primer rollo bueno de verdad, porque la gente quiere enterarse de lo que pasa. Luego hablas de urdir tambi�n muy bien el �ltimo, para que el p�blico vea c�mo termina la pel�cula. Lo dem�s no importa demasiado". Pero m�s all� de la broma (que en verdad no lo era), la impresi�n que dej� Corman en Scorsese fue indeleble. Y decisiva. "Corman es, a pesar de s� mismo, un artista como hay pocos, porque, aunque �l no se tome demasiado en serio, ha sabido inspirar y alimentar otros talentos de un modo que nunca fue envidioso o dif�cil, sino lleno de generosidad". Ninguna pel�cula de Corman a la altura del propio Corman. Su mejor trabajo fue �l.