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Tribuna Catalu�a

El JazzMan se queda

El JazzMan se queda
Actualizado

Y esa es, en resumen, la feliz noticia. Lo cual me recuerda una de las m�s bellas odas escritas a un local nocturno. �Ese bar fue nuestra vida y por eso est� presente en las iras y alegr�as que nos mueven a vivir. Aunque ahora es diferente y ya nada es como antes, su recuerdo permanece y se merece una ovaci�n...�. Gato P�rez compuso Ebrios de soledad pensando en el antiguo Zeleste, pero puestos a entonarla hoy, el caso que nos ocupa sugiere evitar apelaciones innecesarias a la nostalgia, pues el JazzMan sigue en pie y esa es, en resumen, la feliz noticia. Para entrar en detalles es preciso leer un comunicado en la web del local en que su responsable, David Toribio, anuncia que va a dejar de programar conciertos temporalmente. La exposici�n de motivos es de una transparencia inusitada. Toribio explica que, durante a�os, tuvo la suerte de que los propietarios del piso contiguo a la sala de conciertos apenas pasaran por all�. Pero recientemente, al volver a habitarlo, ambas partes concluyeron que, pese a insonorizaciones varias, el ruido hac�a dif�cil dormir. Toribio a�ade que no ha recibido una sola denuncia en diecinueve a�os y as� quiere seguir.

La sobriedad de una nota informativa en la �ltima escena de Quantum of Solace. Cuando M le dice a James Bond: �Vuelve�, a lo que este responde: �Nunca me fui�. Pues eso, que no cunda el p�nico. El JazzMan es un magn�fico bar de copas donde suenan John Coltrane, Sarah Vaughan, Miles Davis o Ella Fitzgerald, y as� seguir� siendo. Respecto a la continuidad de los conciertos, dej�moslo en aquella sentencia de antes del woke: cuando los indios callan, algo traman. Aunque quiz�s la verdadera noticia es que un local haya estado programando m�sica en directo diecinueve a�os. Es justo decir que en todo este tiempo el JazzMan ha pagado m�s que dignamente a los m�sicos. Para ser precisos, y dadas las caracter�sticas del local (aforo reducido en que no se cobra entrada) pag� todo lo bien que pudo.

Ebrios de soledad es tambi�n una taxonom�a de sospechosos habituales del primer Zeleste. �Hay un genio incomprendido, un creador de lo sublime, y un artista del futuro que a�n est� por descubrir. El emp�rico poeta traductor de obras completas que pega un salto a la Olivetti y se convierte en ganador. Y tambi�n van los cantantes con los m�sicos geniales a explicarse las canciones y exhibir su vanidad...�. Por lo que al JazzMan respecta, la clientela es una mezcla de guiris variables, vieja escuela, m�sicos de guardia y aristocracia del barrio. Bueno, y yo, que puedo encarnarme aleatoriamente en cualquiera de los grupos seg�n se tercie. Tras las muestras de apoyo en redes la moral de la tropa se ha ido mimetizando con la flema estoica del jefe, y la consigna viene a ser: cada vez que cierra un bar muere un gatito de cristal de bohemia, pero no ser� el caso.

La �ltima noche que estuve all� hubo un intenso debate sobre Take the A train. Sonaba una versi�n en directo de la banda de Duke Ellington y se me ocurri� decir que en realidad el tema era un anuncio.

-�C�mo? dijo una mujer sentada a mi lado.

-S�, un spot del Harlem de la �poca dorada.

Ella sosten�a que eso era imposible. Para empezar, no ten�a letra, por tanto no hab�a mensaje. Luego a�adi� que c�mo todo un standard de jazz pod�a compararse con algo tan vulgar como un anuncio.

-�Tienes algo en contra de los anuncios?

-Motivos fundados. Soy publicista. Pero ahora no estoy en horario de trabajo, as� que tampoco voy a darle m�s vueltas.

Vaya. Pues eso es lo que precisamente yo quer�a, agitar la cuesti�n. As� que le pregunt� si no ser�a una de esas publicistas que abjura del capitalismo los fines de semana y se larga a Chiapas con billete de vuelta para el lunes. Ella, sonriendo, contest� que s�, pero que era jueves. Quise interpretarlo como una invitaci�n a hacer perder un vuelo, y propuse un brindis por M�xico cabrones que en realidad quer�a decir no nos esperen despiertos. Entretanto Toribio ya hab�a puesto la versi�n cantada de Ella Fitzgerald, de modo que busqu� la letra y ah� estaba todo para justificar mi tesis. �Can't you hear those engines drumming?� Exacto. ��No oyes percutir los motores? Sube a bordo, sube al Tren A. Es la forma m�s r�pida de llegar a Harlem. Date prisa y sube al Tren A�, que (y esto me pareci� un colof�n definitivo) es el que iba desde el este de Brooklyn hasta Harlem por la Octava Avenida.

Ella, por su parte, tambi�n tir� de Wikipedia hasta dar con la clave del asunto. El autor del tema era en realidad Billy Strayhorn, un joven compositor negro que quiso dedicarse a la m�sica cl�sica. La hegemon�a blanca en esa disciplina lo hac�a dif�cil, m�s a�n si eras pobre, as� que se acab� decantando por el jazz. Un d�a la banda de Ellington recal� en su ciudad (Pittsburgh) y Strayhorn le pidi� una audici�n. Duke qued� impresionado y le ofreci� entrar en su orquesta, pag�ndole el viaje a Nueva York y agregando una nota con instrucciones para llegar a su casa: coge el Tren A. De modo que Strayhorn habr�a concebido el tema como un sortilegio. Un amuleto. La alfombra roja que un chico de provincias se autoimpone para entrar con buen pie en la gran ciudad. Lo cual podr�a entenderse tambi�n como un spot de s� mismo, igual que Sinatra cantaba �Start spreading the news...�. Seg�n aviso del jefe, la noticia en ese instante era que el JazzMan empezaba a cerrar justo cuando la noche se abr�a. Aunque el motivo del relato no es debatir si Take the A train es un anuncio, sino confirmar que esto s� lo es. As� que vayan ustedes al JazzMan, Roger de Flor, 238. BCN, historia viva.