Visita al MUBAG de Alicante

Contrastes pictóricos

Creo que no tengo en este blog una etiqueta en la que ubicar el contenido de esta entrada con precisión. Así pues, la incluiré bajo el epígrafe de "Visitas", aunque éste lo creara para visitas específicas de los estudiantes del Módulo  de Biblioteconomía. Al igual que la de los Refugios antiaéreos alicantinos, también se ha tratado de otra de las actividades culturales programadas desde la Asociación de Alumnos de la Universidad Permanente de Alicante. En realidad se trata de dos visitas a dos exposiciones claramente diferenciadas, que nos serán comentadas por Alicia y Anna. Vamos divididos en dos grupos, con lo que aquél, cuya asistencia he controlado, se dirige a la primera de ellas: Del trazo neoclásico al espíritu romántico

No está este periodo pictórico entre mis preferidos, pero es bien cierto que en las visitas guiadas, siempre se acaban sabiendo cosas que en un recorrido particular tal vez no se apreciaran. Se nos informa que el Museo tiene previsto iniciar visitas teatralizadas los sábados y domingos. Y comienzan las sorpresa, como saber de dónde proceden los cuadros que ahora salen a la luz: parece que en 1785 Carlos III creó en Alicante el Consulado del Mar, que incluía una Escuela de Dibujo. Madrid ya tenía la de S. Fernando, y Valencia, la de S. Carlos. Cuando la Escuela se clausuró, da la impresión de que los trabajos que allí se produjeron acabaron almacenados en el Instituto Jorge Juan, que tuvo su sede inicial en la calle Reyes Católicos, antes de pasar a su localización actual. Nos cuentan que las autoridades académicas han decidido ceder esas obras al MUBAG. Algunas de ellas están todavía restaurándose. Otras son las que aquí se exponen.

Y, muy acorde con el espíritu de la época, el recorrido se inicia con una muestra del exotismo imperante, unos óleos que representan los distintos continentes. El pintor José Aparicio Inglada, cuyo nombre va unido a mi infancia por haber vivido en la calle que lleva su nombre, comenzó aquí sus estudios y pasó luego a la valenciana Academia de S. Carlos. De allí iría a París y luego a Roma. Se muestra una "Judit y Holofernes", tema ya tratado por Caravaggio y por la Gentileschi, que me resulta tenebrista en exceso.


El paso de Aparicio por las capitales europeas fue dotando a su pincel de color, con claras influencias de Ingres y de David. La moda "imperio" se hace evidente en el vestido y el peinado de la "Baronesa Mayneaud de Pancemont" (1812) y los aires comienzan a tener tintes románticos. 


Otro de los pintores que acudió a la Escuela fue Vicente Rodes, (Alicante, 1783 - Barcelona, 1858), quien acabaría consolidando su carrera dedicado a trabajar para la burguesía catalana con pasteles y dibujos. La guía nos señala uno con dos desnudos masculinos, muy hermosos, de sencilla y bella factura, que seguramente superó la posible censura al hacer referencia a la temática religiosa, con una supuesta pelea entre Caín y Abel. 
Y pasamos así ya a una época plenamente romántica, lo que se hace evidente en el retrato realizado por Rafael Vasallo, de la figura de Tomás de España, político local de la época que inició la construcción del Teatro Principal, y la prometida de su matrimonio concertado. Más que esos dos óleos, llaman la atención las vitrinas con objetos personales, abanicos, fundas de gafas, pipas, pequeños retratos, uno sólo fotográfico... Todo ese conjunto muestra bien el espíritu de la época. 


Cambiamos de guía, de planta y de época. La segunda parte de nuestro recorrido muestra a dos pintores que en principio yo no hubiera asociado. El título: "Eusebio Sempere & Felipe Pantone: Seriación y cromatismo cinético". Como estamos cerca del MACA, se supone que la mayoría de los visitantes conoce a uno de los grandes pintores alicantinos del s. XX, Eusebio Sempere (Onil, 1923 - Onil, 1985). De su estancia en París en los años cincuenta, el artista  se trajo una tendencia que hacía furor en Europa en aquella época, el Op Art, que en español se tradujo como Arte Óptico, puesto que jugaba  con líneas y colores, de un carácter geométrico, absolutamente abstracto, plasmado en obra serigráfica y esculturas volumétricas, algunas móviles. 


El de Onil trabajaba de un modo casi obsesivo, tal era la meticulosidad de sus trazos, algunos efectuados con una cuchilla de afeitar. Así de sutiles y precisos debían ser. Había en él reminiscencias de Vassarely.


El diálogo se completa con obra de Felipe Pantone, (Buenos Aires, 1986), quien, aunque nacido en el otro lado del charco, se trasladó pronto a Torrevieja. Comenzó expresándose con aerosoles en pintadas murales callejeras, el Street Art, que acabó conociéndose con su nombre en italiano, graffiti. Pantone es muy luminoso en su forma de trabajar. Lo hace además utilizando  formato digital, lo que le permite incluir cromatismo variadísimo, códigos QR, píxeles... siempre con formas geométricas. Becado en Londres, aprendió a trabajar con maquinaria digital. Estamos ante un arte cinético, que ya no es analógico. Frente al "color pigmento", él trabaja con "color luz". 

Se trata de una obra de geometría abstracta, sin referente alguno. En Sempere todavía se podía encontrar alguna referencia cromática en su serie de "Las cuatro estaciones". En Pantone, no.  La litografía le permite formatos enormes, con iridiscencias planeadas, artificiales. Lo hace sobre papel, sobre aluminio o sobre la pared, como el mural efímero que han pintado en la escalera que baja a la planta del subsuelo. 


En definitiva, una visita muy agradable, que nos ha descubierto a algunos artistas que no conocíamos y que puestos en contexto y con las precisas explicaciones de las guías, ha hecho que la hayamos podido disfrutar. Quedan pendientes dos días más para hacer el recorrido con otros grupos. El curso próximo continuaremos con estas visitas "artísticas".

José Manuel Mora. 



 




 

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