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La secta de los negacionistas

Por José A. García Bustos
sábado 11 de mayo de 2024, 11:55h

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El pasado lunes 6 de mayo, Diario de Mallorca (diario que habitualmente es confundido con éste desde el que escribo) recogió en su sección “Contracorriente” la noticia/crónica: “El negacionismo se convierte en secta”.

En ella se hacen eco de una historia personal de una tal “Gabriela”, cuyo marido no es el mismo desde que ha caído en las redes de La Secta del Negacionismo.

Esta historia se refuerza con las afirmaciones de Manuel Molina, portavoz de la Red de Prevención Sectaria y del Abuso de Debilidad (RedUNE) en las que tras la pandemia han aumentado “peticiones de ayuda para personas abducidas”.

Este señor afirma haber identificado más de 545 canales, la mayoría de Telegram, de corte “claramente negacionista” en los que se habla de una “plandemia”, de “manipulación del clima” y de “enfermedades inventadas”.

Afirma que son grupos peligrosos porque “distorsionan la manera de pensar, que no permiten la disidencia y que aíslan al individuo de su entorno”. Pareciera que estuviera hablando de las televisiones, cuya opinión en contra fue vetada durante la pandemia ¿Recuerdan un solo debate con opiniones de científicos enfrentadas? No tuvo lugar ni uno solo y cuando se colaba algún personaje con opinión en contra, era silenciada en el nombre de la ciencia. Lo mismo ocurre hoy en día con la de los que ponen en duda que el cambio climático sea culpa del hombre.

“Imbéciles”, se podía leer en la Sexta Noche en su inmenso panel, en referencia a los negacionistas, ahora elevados a secta.

Cuando era más joven e inocente y oía hablar de sectas yo también solía reírme y sentía pena por los pobres de espíritu que habían sido atrapados en ellas. Me mofaba de personajes como “Carlos Jesús” expuesto en los años 90 en entrevistas realizadas por Javier Cárdenas en el programa “Al Ataque” presentado por Alfonso Arús. Carlos Jesús afirmaba ser reencarnación de Jesucristo y tener una vida paralela en un planeta llamado Raticulín. En las reuniones de amigos y patios del colegio todos imitábamos la parodia de Arús silbando entre un triángulo realizado con las manos.

Lo de las sectas no es un tema para tomarse a broma. Ha habido sectas muy peligrosas como la de la “Familia Manson” encabezada por Charles Manson, asesino de la modelo y actriz Sharon Tate embarazada de ocho meses del director de cine Roman Polanski, o la que se llevó la palma en letalidad: “El Templo del Pueblo”, que acabó con el envenenamiento masivo de 900 personas antes de la llegada del Apocalipsis.

Tomando las características del portavoz de RedUNE sobre la secta del negacionismo en la que se recoge a los antivacunas, hay que matizar que no solo son no vacunados sino también hay vacunados que, tras los acontecimientos acaecidos en estos años, dudan de la efectividad de las vacunas contra la Covid-19. Muchos vacunados se sienten engañados porque no han visto que salieramos más fuertes, como se dijo desde el gobierno, sino que hemos salidos más debilitados.

A pesar de que ahora el Ministerio de Sanidad diga que no obligaron a vacunar a nadie y que fue una decisión libre, muchos de los que se inocularon lo hicieron para mantener su puesto de trabajo o simplemente para tener una vida normal. Recuerden lo que decía el exministro Miguel Sebastián: “Hay que hacer la vida imposible a los no vacunados”.

Como digo, son muchos los acontecimientos que han dado la razón a quienes dudaron de esa “vacuna”.

El más reciente e importante es la reciente caída de una de los cuatros grandes marcas de “vacunas”. AstraZeneca ha retirado a nivel mundial su “vacuna” tras reconocer que un tribunal ha establecido una relación de causalidad no de casualidad, entre su producto con la aparición de trombosis y muertes.

Recuerden cuando en entrevista con Mamen Mendizábal en su programa de La Sexta, mientras se inoculaba, José Coronado animaba a vacunarse a todos los espectadores, afirmando que “AstraZeneca” era la mejor, la de menos efectos secundarios. “Dejémonos de elucubrar y de bulos y a vacunarnos todo el mundo. No vacunarse es la muerte”, sentenciaba el actor.

Pero no. Los negacionistas no murieron. Algunos vacunados, y por causa directa de las vacunas, sí.

Aquí en España, desde el departamento de farmacovigilancia de la AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y productos Sanitarios) se conocen los efectos adversos de las “vacunas” desde hace tiempo. Pueden ver la fuente en: ”Informe sobre sospechas de reacciones adversas notificadas a medicamentos de uso humano o acontecimientos adversos ocurridos después de la vacunación”.

Ahí no solo aparece AstraZeneca sino que Pfizer/Biontech, Moderna y Jansen, también recogen numerosos efectos adversos que han sido notificados. Es cuestión de tiempo que la justicia recoja esa realidad sanitaria y sigan los pasos de AstraZeneca. Todas las pseudovacunas caerán ¿Y luego qué…? ¿Quién pedirá perdón?

Aquí en España nadie seguirá los pasos de Danielle Smith, primera ministra de Alberta (Canadá) que pidió disculpas el año pasado (y no se sabía tanto como ahora) a quienes fueron discriminados por su condición de no vacunados y, como fueron decisiones políticas las que expulsaron a trabajadores públicos, les invitó a volver a sus puestos de trabajo.

Recalco su afirmación de que todo fue una decisión política. No estábamos hablando de ciencia. La ciencia requiere de opiniones contrarias y un debate en pro del ser humano sin acallar las voces que salían del discurso oficial.

¿No les llamó la atención el intento de ocultación durante 75 años de los 1.291 efectos adversos de Pfizer que tuvo que desclasificar un juzgado de Estados Unidos? Repito, 75 años. Ni sus nietos lo iban a ver.

Una vez caída AstraZeneca se estrecha el cerco judicial a las otras farmacéuticas. Esta semana se ha sabido que una mujer extremeña va a ser indemnizada tras la sentencia de un tribunal Superior de Justicia de Extremadura en la que se determina la causalidad de la vacunación con Jansen y la trombosis sufrida.

Por cierto, sobre los otros bulos que corren por los canales negacionistas, según el portavoz de RedUNE, les aconsejo escuchar a Joan Rosselló Laporte, el experto enviado al Congreso por el gobierno en la Comisión de Investigación sobre la pandemia. Este referente sanitario ha aludido continuamente (existe en este sentido una entrevista de Jordi Évole de la Sexta que lo atestigua) a que las grandes farmacéuticas se inventan o exageran enfermedades como el colesterol con un móvil puramente económico.

Sobre la manipulación del clima, existe abundante información. Incluso la Agencia Estatal de Meteorología afirma que en la actualidad más de 50 países llevan a cabo actividades sobre modificación artificial del tiempo para crear o disipar lluvias, según convenga.

Sin ovejas descarriadas el pastor no necesitaría de lobos ni de perros pastores para cercarlas. Estaríamos en el redil con la marca a fuego en la piel y el pasaporte Covid o el de buen ciudadano basado en el crédito social, serían tan habituales como el carnet de identidad.

Nadie pedirá perdón a los negacionistas o les agradecerá que hayan puesto freno a la maquinaria de las farmacéuticas con la connivencia de los gobiernos.

Matías Vallés, histórico periodista de Diario de Mallorca, califica la retirada de la “vacuna” de AstraZeneca, no como un triunfo de los negacionistas sino como una derrota de los afirmacionistas. A los negacionistas, ni agua. Es lo que tiene haberse ganado el calificativo secta.

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