Crítica: Bnny - One Million Love Songs
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Bnny – One Million Love Songs

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La creatividad siempre aparece en los lugares más deprimentes. Ya sea un barrio pobre asolado por la heroína, un pueblo sin encanto con medio día de sol al año en el que es imposible divertirse sin alcohol o una guitarra, o bien de los momentos personales más oscuros. Ejemplos de los dos primeros casos los hay a patadas. Desde cualquier grupo escocés o irlandés, como U2, Primal Scream hasta los Dire Straits, que aprendieron a tocar entre que esquilaban ovejas y herraban caballos.

Bnny es un ejemplo de ese tercer caso. Y no solo por lo traumático de la experiencia de la que habla en su primer disco, Everything (2021). En la cabecita de Jessica Viscius pasan más cosas. Pasa (o pasaba, más bien) el duelo, la pérdida, el desamor, la soledad, los grandes males de cualquier persona con medio corazón funcional. Ese sentimiento amargo que uno tiene en el pecho cuando hace scroll en cualquier red social en estos meses. Esa materia prima se pulió y se adornó con altas dosis de clase, elegancia, cultura musical (no obstante, Viscius trabajaba para Pitchfork) e influencias de los 90s y salió un espectacular disco de debut. 

Sin embargo, Everything hacía demasiado honor a su nombre, y con este One Million Love Songs (2024) queda más patente que nunca. Y es que su primer disco sonaba más bien como una colección de canciones con un pequeño hilo conductor: “Me siento mal y necesito desahogarme”. Un poco como llamar a tu mejor amigo/amiga/amigue y desahogarte durante horas. Todo eso aderezado con una delicadeza musical asombrosa.

La creatividad, decíamos, aparece en los lugares más deprimentes, en los rincones de nuestro ser. Pero de ese mismo rincón profundo también puede surgir la vida . De ahí que, One Million Love Songs muestra tan bien las costuras de su predecesor. Un trabajo puro, consistente, cohesionado y compacto, con una idea principal: La esperanza. Como si Viscius se hubiera subido a una atalaya para poder ver todo el bosque.

One Million Love Songs representa un rayo de luz. Viscius ha conseguido encontrar un rumbo, ha abrazado el optimismo con una clarividencia apabullante. Ha abandonado el miedo y la desazón para adoptar una visión más positiva del mundo. Pero tranquilos, no esperéis un canto a la vida hecho por Stuart Murdoch o Guille Milkyway. La languidez, la delicadeza y la impronta personal de Everything siguen presentes, desde el minuto uno. Pero la actitud es distinta.

Missing, abriendo el álbum, ya denota otro cariz. Es Bnny, sí, pero parece que un par de visitas a terapia y un buen rato con unos amigos han conseguido cambiar el rumbo. Con Good Time deja el recuerdo de una relación pasada pero, insiste, “I’m hanging on the sunshine”. Claro que sí, Jessica. Ve hacia la luz. Se está más calentito.

Crazy baby emerge como una canción pop del siglo XXI perfecta, donde toma conciencia de sí misma (“I was born blue”), y de algún modo, trata de sobreponerse a ello. Something Blue y Screaming, Dreaming representan esa vuelta al resentimiento y al dolor, pero desde un prisma más furioso (“I fucked my dreams and fucked you too”), porque, sí, amigos, hay que enfadarse de vez en cuando, no está mal romper algún vaso contra el suelo, pero luego no andéis descalzos, que igual hay cristales.

Uno jamás pensaría encontrarse con unos Bnny que se sintieran “tan felices que podrían gritar”, como confiesan en Changes. En Rainbow, con la clásica metáfora del arcoiris en un día lluvioso, aunque “el pasado regrese”, nos recuerdan que siempre habrá color en la vida. 

Al final, el mensaje de One Million Love Songs se resume en Get it Right, canción donde nos invitan a asumir nuestros errores, a aprender y a volver más fuertes, dejándonos la sensación de que probablemente este álbum sea incluso más autobiográfico del primero, un disco en el que Jessica Viscius nos hace una radiografía emocional, una especie de manual práctico de superación emocional, un rayo de esperanza, de color y de reafirmación personal en un mundo gris, sombrío y hostil. La vida es una porquería, todo sale mal, pero aún así, no hay motivo para no seguir intentándolo.

AUTOR

Guillermo Vázquez
Guillermo Vázquez
A veces escribo de música, a veces escribo de coches. Otras veces hago música. Pero la mayor parte del tiempo me quejo por cosas.

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