Análisis de Star Trek: Discovery. Temporada 5. Episodio 7 - Las cosas que nos hacen felices
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Análisis de Star Trek: Discovery. Temporada 5. Episodio 7

Ya nos quedan solo tres capítulos para el desenlace de Star Trek: Discovery y analizamos el séptimo episodio de esta temporada final cuyo título es Erigah. La serie, creada por Bryan Fuller y Alex Kurtzman, puede ser vista por Skyshowtime para España y por Paramount+ para América Latina.

Hola otra vez, trekkies y no tan trekkies. Nos embargan la tristeza y a la vez la emoción de saber que estamos ya tan cerca de la despedida, pues nos quedan solo tres episodios para decir adiós a Star Trek: Discovery.

Y aun con algunas irregularidades, estamos viendo una temporada final que viene dejando un balance positivo y de la cual analizamos hoy el séptimo episodio, que arroja sobre el pasado de Rayner la luz que venía faltando y nos trae noticias después de mucho tiempo sobre una ubicación de la cual hacía rato que no oíamos hablar, pero que está muy ligada al inicio de Star Trek: Voyager y visitáramos también en Deep Space Nine.

Vayamos pues a ver qué nos ha dejado entonces esta nueva entrega no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordar que pueden leer aquí nuestros análisis previos.

Reunión Cumbre

Tal como nos enteráramos al final del episodio anterior, Moll y L’ak han sido capturados y detenidos, lo cual ha ocurrido tras serles interceptado un mensaje de auxilio. Convocada la Discovery a encuentro con la USS Locherer y otras naves, un impactante zoom desciende sobre la misma y sigue a través de los corredores a Michael y la comandante Nhan (Rachael Ancheril), a quien no veíamos desde la temporada anterior.

Precisamente esta última tiene reservas con respecto a la presencia de Book por sus actitudes del pasado, que incluyeron disparar contra una nave de la Federación, pero a la vez sabe del especial vínculo que le une con Michael y solo por ello está dispuesta a tolerarlo.

Bajo rigurosas condiciones de vigilancia y aislamiento, los detenidos son llevados a enfermería, pues L’ak está herido y esa fue la razón de la llamada de auxilio, pero el pobre Culber no tiene idea de cómo lidiar con la fisiología de los breen. Investigando un poco, descubre que son capaces de regenerar células somáticas a bajas temperaturas, por lo que hace acondicionar a ese fin el ambiente de la enfermería.

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Pero las cosas se complican cuando, liderados por Ruhn (Tony Nappo), el tío de L’ak, los breen se presentan en escena para exigir la entrega de este último, pues recordemos que sobre él pesa la eriga o recompensa de sangre.

Según parece y tras la muerte del último emperador, el imperio está en conflicto entre seis facciones que se disputan el control, respondiendo cada una a un Primarca que oficia como líder y siendo Ruhn uno de ellos. Lo que este necesita es la sangre de L’ak para reclamar su derecho al trono, pues su sobrino, a pesar de haber renegado de ello e incluso de su especie, es el único que queda de la familia imperial.

T’ Rina, quien representa a la Federación en ausencia de Rillak, pretende negociar con los breen, pero Rayner se opone con vehemencia al decir que son una especie a la cual ni siquiera se les puede dar la espalda y cuya versión de la Primera Directiva es el genocidio. Considerando sus dichos como xenófobos, es llamado al orden incluso por la propia Michael, pero hablando esta con él después en privado, se entera del motivo de su odio: su planeta natal, Kellerun, fue arrasado justamente por los breen bajo el liderazgo de una despiadada Primarca llamada Tahal.

Biblioteca en el Espacio

Stamets, mientras tanto, está obsesionado con descifrar la cuarta pista que, dejada por una tal Marina Derex (claro homenaje a Marina Sirtis), consiste tan solo en un trozo de metal sobre el cual se lee en betazoide “Los Laberintos de la Mente”. Convenciendo a Tilly de quedarse un tiempo más a bordo en lugar de regresar a la Academia, logra que se ponga a trabajar codo a codo con Adira para resolver el enigma y así ambas logran determinar que la misteriosa frase corresponde al título de un antiguo manuscrito betazoide.

En vista de ello, van a ver a Reno (Tig Notaro), pues saben que en el pasado ha sido, entre otras cosas, comerciante e incluso contrabandista de textos antiguos y exóticos. Esta ve como lo más probable que el manuscrito en cuestión se halle en una antigua biblioteca ubicada en pleno espacio exterior que es conocida como Galería y Archivo Eternos.

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El problema, claro, es que no saben su ubicación, por lo que a Stamets se le ocurre que, siendo los betazoides empáticos, no sería mala idea someter la pieza al escrutinio de Book, que también lo es. Es así que este tiene la visión de una gran tormenta de plasma, pero no da otro dato cuando se le pregunta al respecto y en cambio sí la impresión de estarse guardando algo que no dice…

En tanto y temiendo ser entregados a los breen, L’ak y Moll han ideado un plan de escape algo extremo. Hackeando su biocama, él se inyecta una altísima dosis de una sustancia médica llamada tricordacina (¿tendrá algo que ver con los tricorders?) a los efectos de entrar en convulsión y atraer a los enfermeros mientras ella aprovecha la confusión para escapar y robar una lanzadera.

En efecto, lo consiguen parcialmente, pero a un precio tan alto como la dosis que L’ak se ha administrado. Book encuentra en los corredores a Moll escapada de la enfermería y la convence de regresar junto a su pareja ahora que está en sus momentos finales…

Reaparecen las Tierras Baldías

A todo esto y a pesar de que T’Rina se mantiene firme en no entregar a los prisioneros, la negociación está más que complicada y no logran convencer a los breen ni con dilitio. Tampoco aceptan las cuatro horas que les piden para evaluar la situación y solo conceden una.

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Pero valiéndose de la información aportada por Rayner, Michael logra engañarlos con que tienen otra oferta por los prisioneros y que procede de Tahal, nombre que parece inquietar a Ruhn con solo oírlo. Al principio no lo cree, pero todo cambia cuando le dan algunos datos que no podría conocer nadie que no hubiese estado en contacto con ella.

El peligro de enfrentamiento parece de momento alejarse, pero L’ak está muy mal y aunque se le ofrece la posibilidad de ser visto por un médico breen, él dice preferir morir antes que ser entregado a los de su especie. Su estado es crítico y su muerte acaba por producirse, lo cual proporciona un nuevo giro a la historia: A Ruhn le sirve lo mismo muerto, ya que todo lo que quiere es demostrar su sangre real, en tanto que para la Federación no tiene ya sentido arriesgarse por proteger un cadáver, lo cual hace inminente la entrega del mismo.

Pero es entonces cuando interviene Moll que, mostrando en su antebrazo un dibujo idéntico al de L’ak, anoticia a los breen de que son matrimonio y por lo tanto, de acuerdo a la regla y a la tradición, deben llevarla con él por más que esté muerto. Para terminar de convencerlos, les ofrece un secreto que puede darles poder ilimitado y que es, claro, la tecnología de los Progenitores, en la cual deposita la esperanza de que sirva para devolver a la vida a L’ak.

La cosa termina con Ruhn aceptando la oferta y los breen partiendo con Moll y su difunto esposo, mientras en la Discovery determinan que la zona contenida en la pista de Marina Derex y visualizada en su empatía por Book es una de la cual hacía rato que no oíamos hablar: las Tierras Baldías. Así que hacia allá ponen destino…

Balance del Episodio

Muy buena entrega hemos visto. Ha tenido la suficiente tensión como para mantenernos prendidos en todo momento y aunque no se cierra (es decir, no es tan autoconclusiva como las anteriores y especialmente la sexta), deja la puerta abierta para lo que se avecina que, según parece y como ocurriera con el tramo final de la temporada anterior, va camino de una gran película en tres partes más que de tres episodios aislados.

T’Rina ha sido importantísima, lo que ha permitido el lucimiento de Tara Rosling: su cintura política ha sido fundamental para manejar la crisis con los breen y enfrentar una batalla de consecuencias imprevistas, ya que hay que decir que el tamaño y aspecto de esa nave metían miedito.

Y Michael no se ha quedado atrás a la hora de mediar con Rayner que, por cierto, continúa revelándose como un personaje interesantísimo. La revelación del genocidio practicado en el planeta natal de este no solo nos ayuda a nosotros a entenderlo mejor, sino también a la propia Michael porque, aunque no lo diga, es inevitable que establezca algún paralelismo con su propio pasado, en el cual la muerte de sus padres a manos de los klingon le hizo engendrar un odio visceral hacia ellos. Sigue siendo un misterio, eso sí, el que la Flota le acepte tenerlo como primer oficial, pues en este episodio ha quedado claro que Vance está perfectamente al tanto…

Una pena que hayamos conocido a Rayner tan tarde y estemos próximos a despedirlo, aunque el lugar central que ha tenido en esta temporada me hace abrigar esperanzas de verle en alguna otra serie de la franquicia, probablemente Star Fleet Academy, ya que transcurriría en la misma línea temporal y, además, no pierden oportunidad de promocionarla (Tilly estaba a punto de regresar a la Academia cuando fue convocada por Stamets).

Quizás las mayores debilidades del capítulo vengan por el lado de Moll y L’ak, que terminaron siendo bastante torpes en contradicción con la imagen que desde el inicio de la temporada nos venían dejando. Tras escaparse tantas veces en las narices de sus perseguidores, terminaron torpemente capturados por un llamado de auxilio y L’ak matándose por una sobredosis accidental de tricordacina o como se llame. No se corresponde con lo astutos que parecían…

Y si hablamos de contradicciones, Moll se lleva todos los premios pues, en contra de la voluntad de su esposo, termina entregándolo a los breen en la esperanza de verlo con vida. No sé cómo podrá él tomarlo si ello ocurre, pues fue claro cuando dijo que prefería morir y tampoco da la sensación de que su tío tenga mucho interés en respetar su palabra. O los breen no lo reviven en absoluto o si lo hacen es para matarlo nuevamente. O bien se vuelve a matar él mismo al saberse en manos de ellos, solo que esta vez de manera intencional…

Y siguen las reconexiones con la franquicia, en este caso con la mención a las Tierras Baldías. Allí fue donde, si hacemos memoria, se disparó la trama de STV que terminó con Janeway y su tripulación yendo a parar al Cuadrante Delta y debiendo iniciar un largo camino de regreso.  Después de eso, tuvimos noticias un par de veces en DS9 y en dos novelas, pero nada más en por lo menos veinticinco años.  Se trata de una zona convulsiva del espacio, afectada por anomalías y, tal como visualizó Book, tormentas de plasma, así que habrá que ver cómo se las apañan allí Michael y los suyos.

Por último, pero no menos importante, hay que destacar una vez más la factura visual de esta temporada y que en en este capítulo ha sido excelente.  Jon Dudkwoski, a cargo del mismo, es un prestigioso editor de series como Fringe, Buffy o The Umbrella Academy que ha estado en buena parte de STD desde sus inicios, pero esta es la segunda ocasión en que le toca dirigir (la anterior había sido en la temporada 3, episodio 7) y su mano se advierte en tomas, ángulos o zooms sorprendentes, así como en esa estremecedora y oscura nave breen que hace poner los pelos de punta.  Sería bueno que dirigiera más seguido.

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En fin, solo nos quedan tres episodios y ello, por supuesto, nos genera algo de tristeza, a la vez que expectativa e intriga por lo que se viene. Entramos en esa situación paradójica en la cual tenemos ansiedad por el próximo capítulo, pero a la vez no queremos que todo termine demasiado rápido.

A ver qué nos trae el octavo. Hasta entonces y sean felices. Larga vida y prosperidad…

Rodolfo Del Bene
Rodolfo Del Bene
Soy profesor de historia graduado en la Universidad Nacional de La Plata. Entusiasta del cine, los cómics, la literatura, las series, la ciencia ficción y demás cosas que ayuden a mantener mi cerebro lo suficientemente alienado y trastornado.
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