YES en Madrid: Intrincados y sinuosos

YES en Madrid: Intrincados y sinuosos

En una fecha tan señalada, en plena Festividad de la Comunidad de Madrid, aterrizaban los ingleses en la sala la Riviera para llenar de rock progresivo el Manzanares y conmemorar sus cinco décadas largas de prolija carrera, facturando un recital algo tibio, que desgranamos con todo lujo de detalles a continuación…

YES – Jueves 2 de Mayo de 2024, sala La Riviera (Madrid)

YES

A la postre, nuestros protagonistas son eternos supervivientes de una época realmente inspiradora cuando los grandes Dinosaurios de Rock transitaban por un vergel de creatividad y exquisitas formas, a finales de la década de los años 60 (época donde emergieron en origen) y sobre todo en la gloriosa década de los años 70, donde todo era posible y un conjunto de formaciones (PINK FLOYD, GENESIS, KING CRIMSOM, CAMEL o EMERSON, LAKE & PALMER, entre las más destacadas) alumbraron un género que era sinónimo de libertad colosal, psicodelia a flor de piel y creación artística de máximo nivel.

Músicos legendarios pasaron por YES, como los inolvidables Jon Anderson, o el guitarrista Peter Banks y el mítico bajista Chris Squire, ambos ya fallecidos. Sin olvidarnos, por supuesto del músico más grandilocuente de todos, el sin par teclista Rick Wakeman, que mencionaremos más tarde, sinónimo de talento en estado puro y con una de las carreras más significativas de la historia del ROCK (con mayúsculas).

La banda está formada en la actualidad por los legendarios Steve Howe (guitarras, voces) y Geoff Downes (teclados), a los que se unen un solvente y simpático Jon Davison  como vocalista (y guitarra acústica en ocasiones), Billy Sherwood  al bajo y coros y el rotundo batería Jay Schellen. Con veintitrés discos de estudio a sus espaldas, ahí es nada, y otros tantos directos que suman más de una quincena de plásticos en vivo, YES son una referencia ineludible para cualquier fan a la buena música, y uno de los emblemas más universales del rock progresivo y sinfónico que hizo las delicias durante nuestra juventud. Con esas canciones sinuosas y serpenteantes nos enamoramos de este noble oficio.

He de reconocer que me esperaba un show más intenso y con más ritmo, donde la energía venciera al virtuosismo que siempre les ha caracterizado. Craso error por mi parte… Desde las primeras andanadas, “Machine Messiah” (perteneciente al álbum “Drama” de 1980), “It will be a a god day” o “Going for the one”, contemplamos que iba a ser una actuación muy medida (y con poca mordida). Muy políticamente correcta, en definitiva, quizás demasiado para quien esto suscribe, que gusta de la mordiente teatral (y conciencia política) que pone sobre las tablas el grandioso Roger Waters (con los himnos de PINK FLOYD).

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Huérfanos quedamos de esa insólita energía: la que mostraba Peter Gabriel en las composiciones de GENESIS o el ‘cíclope’ FISH con las homónimas rolas de MARILLION, unas canciones que transportan al espectador al más allá y en las que sus protagonistas entraban en trance interpretándolas. Pero, queridos lectores, YES son harina de otro costal, amén de lo envejecidos que están alguno de sus protagonistas, y la edad, queridos amigos, no perdona. Hay que reconocerlo: Steve Howe estuvo muy correcto toda la noche, a lomos de una pasarela espectacular de guitarras que lució (de diversas marcas y modelos, predominando la Gibson 335), y donde hubo momentos muy especiales e incluso espacio para el virtuosismo, como en él es habitual.

Por su parte, Geoff Downes estuvo particularmente comedido en su particular pódium de seis teclados y sintetizadores rutilantes que portaba. Nos hubiera gustado ver el despliegue sin parangón del estelar Rick Wakeman, pero el mítico teclista abandonó la nave a finales de los años setenta para centrarse en su carrera en solitario, de la que ha dejado incontables obras maestras. Bien es verdad que a mitad de los años 90 volvió a hacer una breve incursión en YES para lustrar los álbumes “Keys To Anscensión” Vol 1 y 2.

Como iba diciendo, las comparaciones son odiosas y también nos hubiera gustado poder ver (en su momento) a Geoff Downes con THE BUGLES y, eso sí, podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, que le hemos disfrutado mucho más con ASIA, aquel supergrupo de rock melódico y A.O.R. que formó con los memorables Carl Palmer a la batería y Johnn Wetton al bajo y voz, que en La Riviera en esta esperada ocasión, que se demoraba desde 2020, con las postergadas giras del grupo por la maldita pandemia.

Pero el tiempo ha pasado y es mejor no encender la luz. De hecho, YES actuaron bajo una sobria escenografía y con diversos telares a sus espaldas. Esperábamos un show del siglo XXI, con una gran pantalla a sus espaldas, profusión de imágenes psicodélicas y luces leds por doquier. Pero tampoco pudo ser, nos imaginamos que por cuestiones de presupuesto. Volviendo a lo que fueron las canciones en el día de autos, tras un tibio arranque, el show fue tomando cuerpo con piezas del calibre de “I’ve seen all good people”, “Time and a Word” y la estupenda “Don’t kill the whale”, un alegato contra la caza de ballenas, donde por fin decidieron arrancarse un poco y mostrar una energía distinta, un poco más ‘cañera’, entre comillas. “Turn of the Century” nos devolvió un poco al letargo acostumbrado y cerró una primera parte que fue una especie de aperitivo (y primer plato ‘ligero’) de lo que estaba por llegar…

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Durante el intermedio de la función, aprovechamos para visitar por segunda vez la exposición de cuadros e ilustraciones de Roger Dean (portadista de la banda) en el piso superior de la propia sala y cuyos precios eran cuasi prohibitivos para el común de los mortales (rondando los mil euros y pico la ilustración más económica) pero claro, si tenemos en cuenta las cuantías en las que se mueve el mercado del arte, las litografías allí expuestas resultaban casi hasta baratas. Imágenes oníricas de un artista bastante inclasificable que ha diseñado portadas también para otros combos insignes como URIAH HEEP o los mencionados ASIA.

Y para que nada faltara en un día tan señalado, en la segunda mitad pudimos disfrutar en directo del álbum “Tales from Topographic Oceans”, su sexto disco en estudio y uno de los trabajos clave de su carrera, del que se ahora se cumple su 50 aniversario.

La asistencia de espectadores sin embargo fue bastante discreta, rozando el medio aforo largo, de personal bastante viejuno, todo hay que decirlo. Unas ochocientas personas (en un cálculo estrictamente a ojo de buen cubero) pudieron deleitarse con sinuosas composiciones como “South side of the sky” y “Cut from the star”, justo antes que llegaran la Leyendas de los Topográficos Mundos subterráneos abisales y asomaran gemas como “The revealing science of god” (Dance of the Dawn) / “The Remembering” (High the Memory) / The Ancient (Giants of the sun) más la sin par “Ritual” (Nous Sommes du Soleil) en una media hora intrincada y ‘gloriosa’ que forma ya parte de los anales del rock progresivo.

En los bises, dos superclásicos, de la talla de “Roundabout” y “Starship Trooper” pusieron el broche de oro a una función un tanto ensimismada y muy pagada de si misma.

Texto y fotos: Fran Llorente

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Galería completa de fotos de YES en Madrid en el enlace.

POSDATA: Viendo a YES, comprendimos perfectamente el porqué de la brusca irrupción del punk (con tremenda fuerza además, allá por 1977). Ciertas propuestas sinfónico-progresivas, como la que nos ocupa, habían caído en la segunda mitad de los años 70 en un plomizo ensimismamiento, con el aroma añadido de cierto elitismo (ajeno al espectáculo de masas), un ensueño del que despertaron abruptamente con el aluvión de contestatarias formaciones (antagónicas de los sonidos que hoy nos ocupan) como  SEX PISTOLS, LOS CLASH, DEAD KENNEDYS y un largo etcétera de grupos que tuvieron sus quince minutos de gloria y que derrumbaron los cánones artísticos propios de aquel tiempo.

A nuestros protagonistas, YES, no les quedó más remedio que adaptarse y ponerse las pilas, para alumbrar discos más comerciales como el archiconocido álbum “90125”, con su emblemático hit “Owner of a lonely heart” a la cabeza, un éxito del que por supuesto quedamos ayunos en la noche de autos, puesto que estos YES actuales van de otro palo, mucho más clásico e intelectual. Quizás camino ya de su propia eternidad…

 

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