Las dos acciones del socialismo: la societaria y la política (1912)

Las dos acciones del socialismo: la societaria y la política (1912)

Historia

Antonio Fabra i Ribas es un viejo conocido de los lectores de nuestros trabajos en este medio. Hemos acudido en multitud de ocasiones a sus trabajos, siendo uno de los socialistas catalanes más destacados en la Historia del socialismo español. No está de más que recordemos su biografía, aunque sea brevemente.

 

Estamos hablando de un personaje histórico y fundamental del socialismo español, escritor, periodista, sindicalista y un hombre que desplegó una intensa actividad hasta el final de sus días. Nació en Reus en 1879. Estudió Filosofía y Letras y Derecho en la Universidad de Barcelona, y residió a principios de siglo en varios países europeos, impartiendo clases en distintas capitales. Llegó a ingresar en el Partido Laborista. En Alemania asistió a la Conferencia Internacional de Juventudes Socialistas y colaboró en la prensa socialdemócrata. En París trabajó con Jaurès en L`Humanité. En 1908 regresó a Barcelona y colaboró en la reorganización de la Federación Socialista Catalana y en distintas publicaciones junto con otro histórico del socialismo catalán, Josep Comaposada. Asistió a diversos congresos de la Segunda Internacional y del PSOE. Colaboró en la creación del Grupo Socialista Español en París. Fue candidato socialista al Congreso en distintas ocasiones en tiempos de Alfonso XIII. Trabajó en el Instituto de Reformas Sociales en Madrid. Aunque era partidario de la Tercera Internacional no votó a favor del ingreso del PSOE en la misma en 1921. Siguió siendo un activo escritor en periódicos como El Socialista, El Sol, y la Revista Internacional del Trabajo, entre otros. Fue corresponsal de la OIT en España. Acompañó como traductor a Largo Caballero en el extranjero. Impartió clases en la Escuela Social de Madrid. Se vinculó al cooperativismo y a la UGT. En el Congreso, una vez elegido por Albacete, trabajó en la Comisión de Estado. Fue nombrado por Largo Caballero director general de Trabajo y luego subsecretario del Ministerio de Trabajo. Fue miembro de las Comisiones Ejecutivas del PSOE y de la UGT. En la guerra tuvo importantes responsabilidades diplomáticas. Al terminar la contienda se exilió en Sudamérica, impartiendo clases en Universidades y centros educativos de Colombia y Venezuela, además de ocupar responsabilidades funcionariales en el segundo país. Regresó a España en 1950 gracias a Gregorio Marañón, aunque fue procesado y condenado a once años de confinamiento, y aún así pudo fundar el Centro de Estudios Cooperativos de Barcelona dos años después. Moriría en 1958 en Cambrils.

El texto:

“La acción societaria y la acción política Alguien ha dicho que las Sociedades de resistencia y el partido de clase constituyen la pierna derecha y la pierna izquierda con que anda el proletariado. Nunca comparación me ha parecido más exacta. En efecto; si una de las piernas de un individuo está lesionada ó no puede funcionar, el individuo se moverá con dificultad ó tendrá que renunciar á determinados esfuerzos. Lo mismo exactamente le pasará á todo movimiento obrero cuya organización política ó societaria no esté debidamente constituida ó no funcione con regularidad. Por otra parte el movimiento de cada pierna facilita el de la otra, pues la estructura de ambas hace que las mismas se correspondan y se completen mutuamente en lo que al cumplimiento de sus propias funciones se refiere. Igual sucede con el movimiento obrero, ya que para el completo éxito de éste es necesario que el Partido socialista y las Sociedades de resistencia se auxilien en todos los actos que realicen. Esto se verá más claro si nos fijamos en los resultados que de la inteligencia de ambos movimientos se obtienen; toda reforma política que no tenga su correspondencia ó su repercusión*en en el campo económico, resulta vana y sin efecto alguno, y toda mejora económica que no vaya. acompañada de su correspondiente sanción legislativa, no tiene consistencia ni garantía de ninguna clase. Finalmente, si las dos piernas de un individuo se unieran y se transformaran en una sola, lejos de acelerar el movimiento ambulatorio del cuerpo, lo entorpecerían en gran manera. Algo análogo ocurriría en el movimiento obrero, si se adoptara la táctica de los partidarios del sindicalismo integral, es decir, la táctica de los que sostienen que la acción sindical debe comprender todos los medios de lucha que el proletariado emplea contra la burguesía. La organización de la clase obrera en las Agrupaciones socialistas y en las Sociedades de resistencia, no es caprichosa sino lógica y necesaria, puesto que obedece á la indispensable división del trabajo revolucionario. Del mismo modo que la pierna en el cuerpo humano, los movimientos societario y socialista deben tener una organización propia é independiente, más sus relaciones deben ser tales, que de la combinación de los esfuerzos resulte una mayor armonía, una mayor eficacia y una mayor celeridad en los movimientos que efectúen. “

Fuente: Vida Socialista, 19 de mayo de 1912.

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