Apenas la garra
Imagen: Archivo La Razón
Ricardo Bajo
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Introducción: el torneo todos contra todos se abre en medio de la Copa Libertadores. Rescalvo deja fuera de la convocatoria a los que serán titulares el próximo miércoles frente a Huachipato de Chile.
Son los Ortega, Triverio, Ursino, Jusino, Caire, Ramallo, Aimar. ¿Era necesario reservar a tantos? ¿No podían jugar unos minutos para no perder ritmo? El valenciano coloca un plantel alterno.
Son Bustos y Quaglio, de laterales; Enoumba y Demiquel, de centrales; Wayar y Rojas, en el doble cinco; Chura y Sotomayor, por los extremos con Leo López, haciendo de Ortega; y Angulo, haciendo de Triverio.
El “Flaco” Illanes no se guarda nada y pone a su equipo copero. Tardará una eternidad en meter los cambios y su equipo se caerá en la segunda parte. En noche de sábado, estamos los de siempre: los tres mil de turno. La hinchada se guarda la platita para el miércoles.
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Se viene una seguidilla de cinco partidos en tan solo 18 días (dos por la Copa Libertadores y tres por el Clausura antes del paréntesis por la la Copa América 2024 en Estados Unidos).
Nudo: la primera parte del gualdinegro es una de las peores de la última era. A la media hora suenan los pitos bajando desde la recta. El Tigre no llega al arco de Mustafá, ni siquiera remata. Es un equipo apático y dormido; sin fe, pasivo; sin intensidad. En un intento de presión alta, llega el gol de Martín Prost que no lo celebra. Es un castigo justo. En la primera subida de Quaglio, rompiendo líneas, llega el empate de Rojas. El Tigre juega cuando quiere, así de simple.
Desenlace: la segunda parte ve a un gualdinegro más voluntarioso. El fútbol sigue sin aparecer. El trabajo que tiene Rescalvo es descomunal. Su idea de tener la pelota y de presionar arriba pasa por una mejora del nivel físico de todo el grupo. Pasa por mejorar el rendimiento colectivo e individual. Tendrá un receso de mes y medio para lograrlo. Y el plantel tendrá el mismo lapso de tiempo para entender su idea. Nadie sabe porque los de Achumani juegan tan feo, tan mal. Es un misterio.
Sobre la recta final del partido, se acelera y se logra la victoria: la garra, a cuenta gotas. Ayudan los cambios de Rescalvo. La entrada de Cuélllar, de Miranda, de Kuki y de Quiroga revitalizan al equipo. También se cambia el dibujo (4-4-2) y se juega con dos puntas. Un zapatazo de Miranda en el 91 lleva el desahogo a la hinchada. Los resultados aparecen, ahora (solo) falta el fútbol.
Post-scriptum: la remontada -costumbre centenaria del Tigre- deberá traer un envión anímico para lograr la victoria (y los diez puntos) en Copa Libertadores y afrontar esa seguidilla para un equipo que físicamente debe recuperar su nivel para jugar con intensidad, a lo Tigre.
(11/05/2024)