El jubilado acusado de enviar cartas bomba se dice «inocente» en espera de declarar ante el tribunal

El jubilado acusado de enviar cartas bomba se dice «inocente» en espera de declarar ante el tribunal

El trabajador de la Embajada de Ucrania herido por la deflagración testifica en el juicio que salvó el dedo gracias al anillo que llevaba

Pompeyo González en la Audiencia Nacional ABC
Isabel Vega

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Pompeyo González, el jubilado de Miranda de Ebro (Burgos) que afronta 22 años de cárcel acusado de enviar cartas bomba a media docena de instituciones, incluyendo el Palacio de la Moncloa, ha roto este martes su silencio a la salida del juicio que se celebra en la Audiencia Nacional para declararse «inocente» ante la prensa. Está previsto que comparezca ante el tribunal este jueves y ya ha avanzado que responderá a «todas las preguntas».

Ocurrió al finalizar la segunda sesión de la vista oral que acoge la Sección Tercera de la Sala de lo Penal, cuando al salir, y ante las llamadas de la prensa, ha expresado que se considera inocente, en línea con lo que ya declaró a un agente de Información en el momento de su detención. Entonces dijo que la Policía se confundía con él, que sólo era aficionado «a la marquetería». «Esperamos que se haga Justicia», ha dicho este martes, como recoge Ep.

En esta jornada se han sucedido las comparecencias de peritos y expertos pero también, de la única víctima directa de aquellos envíos con material explosivo. Se trata de M. V., trabajador de administración y seguridad de la Embajada de Ucrania que resultó herido en una mano cuando manipulaba el sobre en un espacio apartado a fin de averiguar qué había en su interior y se dirigió a un centro médico por sus propios medios mientras se acordonaba la legación consular, el 30 de noviembre de 2022.

González, sentado en el banquillo, escuchaba el relato de este hombre que reclama una indemnización por las quemaduras que sufrió al manipular el paquete. Ante el tribunal ha detallado que el sobre contenía «una cajita blanca» y que se apartó a un patio de la Embajada porque ya le parecía sospechoso. Al entreabrirla, descubrió unas piezas metálicas «sospechosas» y decidió lanzarla lejos de él. En ese momento hizo explosión. El testigo cree que «si no fuera por un anillo que llevaba», y que se deformó en la deflagración, «habría perdido el dedo».

También le había parecido sospechoso el envío al responsable de Seguridad de la empresa armamentística de Zaragoza Instalaza, adonde llegó una de las seis cartas con material explosivo que se presume, envió Pompeyo desde su vivienda en Miranda de Ebro. «No tenía matasellos, el remite era una dirección de gmail, escrita con letra caligráfica», ha comentado el testigo. Fue al ver en televisión lo que había ocurrido en la Embajada de Ucrania cuando ataron cabos, según ha testificado también la jefa de Seguridad de la compañía.

En este caso, como en el de los paquetes que llegaron a La Moncloa, el Ministerio de Defensa, el Centro de Satélites de la Base Aérea de Torrejón de Ardoz y la Embajada de Estados Unidos, no hubo deflagración, fueron intervenidos a tiempo. La investigación policial hizo el resto, como detallaron en la primera jornada los responsables de Información que estuvieron al frente, y en esta sesión, ha sido sometida al contraste de los peritos, que han refrendado la autoría de la caligrafía: todos los remites los escribió la misma persona.

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