LA JIHAD DEL MARE: CORSARI E OTTOMANI CONTRO CARLO V

Hacia principios de 1540, Carlos V se hallaba solo: Hacía un año que la Emperatriz Isabel de Portugal había muerto y había sido enterrada en Granada. Mientras, en Gante, los protestantes se habían alzado y el Papa Paulo III, no aceptaba la actitud flexible del Imperio dar la oportunidad de hablar a los protestantes alemanes y al mismo Enrique VIII.

LA BATALLA DE GIROLATA (CÓRCEGA)

Mientras tanto, Solimán atareado con los preparativos de una nueva campaña contra Hungría delegó las campañas militares en el Mediterráneo a Jayr al-Din Barbarroja y su flota.

Estas campañas no eran sólo para conseguir botín o expansión territorial sino eran lo que los ulemas y alfaquíes musulmanes llamaron en árabe la Ŷihād bi-l-Bahr (La Ŷihād en el mar) dado que donde hacían esas campañas aún eran dominios no sometidos al islam (en árabe, “Dār al-Harb”, Morada de la Guerra).

Las incursiones piratas se convertían, pues, oficialmente en ŷihād al provenir la orden desde el mismísimo sultán otomano, que no sólo era la máxima autoridad gubernamental y sino la máxima del Islam, al ostentar el título de Califa del Islam y Príncipe de los Creyentes. Para los corsarios berberiscos esta yihad marítima no era sólo una fuente de ingresos sino un deber militar y religioso.

Arráez o jefe corsario berberisco (Izquierda) y Jenízaro (Derecha) de Argel. Principios del siglo XVII. (Fuente: Pinterest)

Barbarroja, ocupado más en el Mediterráneo Central y Oriental, delegó con el tiempo en Turgut Reis (o Dragut, en las crónicas occidentales) la misión de llevar esta ‘yihad’ marítima al Mediterráneo (especialmente al Magreb) y junto a Dragrut aparecieron otros corsarios como Cará Mami o Alí Hamid (Hamet).

En estos años ninguna costa del Mediterráneo Occidental (salvo las francesas, por ser Francisco I aliado de Solimán), se libró e Italia y, sobre todo, España, fueron víctimas del corso berberisco. Incluso se aventuraron por el Mediterráneo oriental.

Una de estas razzias protagonizadas por corsarios argelinos tuvo lugar el 17 de marzo de 1540, cuando un grupo de argelinos desembarcaron en las playas de San Juan de Alicante buscando cautivos cristianos. Sabían de antemano que en ese día había una festividad religiosa y habría poca gente en la costa, teniendo el acceso casi libre. Pero, cuando llegaron a la iglesia y vieron allí a un considerable número de feligreses reunidos que los sobrepasaban en número allí desistieron de asaltar y huyeron mar adentro.

No tanta suerte tuvo algunas localidades de lo que hoy es la Comunidad Valenciana española que asaltaron y de las que cautivaron a muchas personas.

 

A mediados de 1540, los corsarios musulmanes habían asolado Corfú, las costas italianas e interferían peligrosamente en el comercio español del Mediterráneo. Enseguida, la respuesta cristiana no se hizo esperar y Andrea Doria armó en Messina (Sicilia) a 80 navíos formando una flota hispano-genovesa con refuerzos de la Orden de Malta que dividió en 5 escuadrones que patrullaban distintas zonas del Mediterráneo. Mientras, en la Isla de Djerba (Túnez), Dragut reforzaba allí sus bases corsarias.

Los cinco escuadrones buscaron infructuosamente las naves de Dragut hasta que en Bonifacio (Córcega), la franja del Mediterráneo que junto con Cerdeña patrullaban con 21 embarcaciones el sobrino de Andrea Doria, Giannettino Doria y Berenguer de Requesens, localizaron a las naves berberiscas fondeadas.

Otra parte de la misma flota musulmana había atacado Capraia en la costa corsa y desembarcado en Girolata, una bahía deshabitada cercana. Esta amenaza pirata hizo que algunos lugareños se pusieran en contacto con Giannetto Doria y Berenguer de Requesens quienes se presentaron ante Girolata. En ese momento, gran parte de la tripulación de Dragut, según en la versión de qué cronistas, se hallaba descansando en los bosques de la costa o bien repartiéndose el botín de las razzias anteriores. Ninguna galera protegía la retaguardia musulmana pues se creían seguros al encontrarse en un lugar aislado y deshabitado.

Golfo de Girolata, Córcega (Fuente: Wikipedia/CC)

Una vez localizada la flota turca en Girolata, las naves cristianas atacaron por sorpresa a los piratas que se vieron obligados a escapar tierra adentro y apenas pudieron disparar salvo una andanada de artillería.

Otra versión, la del historiador italiano Alberto Guglielmotti[4], defiende que Dragut y sus hombres tuvieron tiempo de reembarcar, pero se encontraron frente a una flotilla cristiana.

Dejando dos galeras para proteger el botín turco, Dragut se adentró con sus naves mar adentro pensando que tendría fácil la victoria al ser más sus naves y hombres.

Sin embargo, aparecieron los 15 restantes navíos del sobrino de Andrea Doria, que metieron a la flota de Dragut en una especie de encerrona.

Arcabuceros españoles y alemanes durante la Conquista de Túnez (1535).  Podemos ver el equipamiento, vestimentas y armas militares de esta época. Tapiz de la Conquista de Túnez (Fuente: Pinterest)

Sin posibilidad de escapar, el almirante turco Dragut acabó por rendirse y fue enviado a Génova para servir como galeote remero. En total, unos 1200 corsarios fueron hechos prisioneros y 1200 galeotes cristianos, que servían como remeros en la flota de Dragut, fueron liberados.

A pesar de esta victoria cristiana, la amenaza turco-berberisca era constante y no tardaron los musulmanes en reaccionar:

EL ASALTO DE GIBRALTAR (SEPTIEMBRE DE 1540)

Entre agosto y septiembre de 1540, una flota de 16 naves (formada por galeras, galeotas, fustas y barcos de transporte) se acercó hasta lo que hoy Gibraltar, a una zona que hoy es Catalan Bay (en esa época, conocida como La Caleta).

La flota estaba formada por 2000 muslimes entre marinos y soldados y tenía como remeros a 1000 cristianos. Entre los musulmanes había turcos, berberiscos, renegados[5] y moriscos huidos de España. Una avanzadilla corsaria penetró tierra adentro vestida como cristianos e incluso se internó en la propia villa de Gibraltar, simulando ser unos locales más, llegando a comprar cosas en su mercado. Sin embargo, su propósito era tantear el estado de las defensas de la ciudad que vieron tranquila y sin estar en alerta.

El siguiente paso fue desembarcar 1000 soldados que, vestidos también de cristianos arcabuceros y ballesteros, hicieron pasar por imperiales al llevar banderas con las armas de Carlos V. La mayoría de sus miembros, renegados y moriscos de origen español, no levantaron sospechas pues se expresaban en un perfecto castellano.

El Peñón de Gibraltar visto desde la costa de Estepona, hacia 1567.  Grabado de Anton Van Der Wyngaerde.  Fuente: People of Gibraltar Website[6]

Sin embargo, el ataque fue por sorpresa a la villa gibraltareña que fue contado así por Diego de Colmenares en su crónica:

Viernes diez de setiembre de este año, amanecieron sobre Gibraltar dos mil turcos con Dali Hamet (Alí Hamet), general de mar, y Cara Mami de tierra, por orden de Hazén Agá, virrey de Argel: y echando en tierra setecientos arcabuceros y flecheros, en cuatro horas saquearon el pueblo: y con mucha presa y cautivos (con pérdida de sesenta turcos) volvieron a su armada.”[7]

En la fortaleza de Gibraltar había llegado el aviso de la presencia de la flota berberisca en sus costas y los soldados españoles no abrieron las puertas.

Aunque la fortaleza no la lograron conquistar, los turcos y berberiscos mataron ese día 12 personas y se llevaron a más de 70 cautivas por las que pidieron 7000 ducados de rescate por cada una.

En el puerto de Gibraltar hicieron estragos quemando 40 barcos y destrozaron una nave que estaba en astilleros, propiedad de Álvaro de Bazán. Tras unos días en el puerto para negociar el rescate de los cautivos, los corsarios berberiscos y turcos retornaron al Magreb.

LA BATALLA DE ALBORÁN (1540)

Semanas más tarde, la misma flota de corsarios encabezada por Ali Hamet y Cará Mami intentaron otra razzia hacia tierras españolas, pero avisado Bernardino de Mendoza, por entonces Capitán General de Galeras, éste se dispuso a esperarles en la Isla de Alborán.  Sigue relatando Diego de Colmenares:

"Y reforzados [los turcos y berberiscos, nota nuestra] en Vélez de la Gomera, con intento de saquear algún otro pueblo en la costa de Granada, fueron desbaratados; muertos muchos y cautivos los restantes, por don Bernardino de Mendoza, que con catorce velas de la armada de España, viniendo de Sicilia y avisado del saco de Gibraltar, los esperó junto a la isla de Arbolán (Alborán), día primero de otubre [8].

Bernardino de Mendoza (1501-1557), era hijo de Íñigo López de Mendoza, primer Marqués de Mondéjar, y había participado con el Emperador en la Jornada de Túnez, nombrándosele alcaide de la Goleta, la fortaleza que defendía esta ciudad magrebí.

Ese día 1 de octubre, las dos flotas, cristiana y berberisca, se encontraron frente a frente. Los españoles contaban con 10 embarcaciones frente a las 16 de los berberiscos.

Los musulmanes confiados en su superioridad, lanzaron un ataque de abordaje sobre las naves españolas que respondieron por sorpresa con una andanada de artillería que causó estragos en las naves musulmanas. Mientras, un asalto fallido de los berberiscos a la nave capitana comandada por Mendoza, decidió parcialmente el combate naval que acabó a favor con la victoria cristiana.

Sin embargo, un malentendido causó que una de las naves españolas fuera atacada por ‘fuego amigo’ acabando con la vida de siete soldados españoles y con 12 heridos.

 

Galera Berberisca, como las que combatieron en Alborán y asolaban las costas españolas (Fuente: Pinterest)

En total, en el bando berberisco, perecieron casi todos los capitanes berberiscos incluyendo Cara Mamí y 700 berberiscos; 427 fueron hechos prisioneros, entre ellos, Dali (Alí) Hamet. Se liberaron también a más de 800 cautivos cristianos. En el bando cristiano, hubo 137 muertos y más de 500 heridos entre ellos el mismo Bernardino de Mendoza que recibió un arcabuzazo en la cabeza y flechazos en el brazo.

LA CRISIS DE HUNGRÍA SE REACTIVA: SOLIMÁN Y FERNANDO I FRENTE A FRENTE

Mientras, las cosas cambiaron en Centroeuropa, la crisis sucesoria en el trono de Hungría tras la muerte en junio de 1540, de Juan Zálpolya que era rey vasallo del Imperio Otomano y las pretensiones de los Habsburgos, enemigos de Solimán, por conquistar los dominios de Zálpolya y no reconocer como rey al príncipe heredero Juan Segismundo, aún un bebé de 1 año, que sí en cambio reconocía Solimán, llevaron a una invasión de Fernando I de la zona de Hungría que quedaba bajo tutela otomana y de los Zálpolya y a conquistar Buda (hoy Budapest), a principios del verano de 1541.

 La invasión se encargó a Wilhelm von Roggendorf, veterano del asedio de Viena de 1529 y Mayordomo Mayor de Fernando I, y se contó con una fuerza de 30.000 a 50.000 hombres.

La respuesta de Solimán no tardó en llegar. El sultán turco preparó un gran ejército con miles de soldados, de los cuales unos 6000 eran jenízaros.

Caída de Buda (hoy Budapest) en manos otomanas, 1541

Durante varios meses se entablaron combates entre las fuerzas cristianas y los otomanos que acabaron con la derrota de Roggendorf, la muerte de 16.000 soldados Habsburgos y la toma del infante Juan Segismundo como rehén por Solimán.
Esta derrota supuso la pérdida de Buda y la captura de Hungría central que quedó bajo dominio islámico durante 150 años.

CARLOS V DECIDE ACTUAR CONTRA LOS CORSARIOS Y TURCOS

Cuando estas noticias llegaron hasta Carlos V, se reafirmó en él la idea de cruzada y atacar al Gran Turco por el frente argelino.

Mientras en ese año -entre 1540 y 1541-, constantemente salieron expediciones berberiscas para saquear las costas españolas donde asaltaron, con ayuda de los moriscos locales, las villas de Benisa, Cullera, Crevillente, Mallorca, Alcudia, y como ya hemos contado, San Juan de Alicante.

Sin embargo, la muerte por asesinato en Italia, en Julio de 1541, posiblemente por sicarios imperiales del ya mencionado Antonio Rincón, cortó momentáneamente los contactos diplomáticos entre París y Estambul. Parecía que la amenaza otomana y la de su aliado francés había cesado y, por ende, se establecía un nuevo statu quo en Europa y Oriente, pero fue algo breve.

A pesar de los intentos de contar con el Papado y con Venecia (que por entonces ya había firmado un tratado particular con el Imperio Otomano), Carlos V se vio solo en esta empresa que decidió llevar a cabo y seguir adelante, pues ya estaban preparándose nuevas naves, se habían hecho gastos ingentes para rearmarse, corría el tiempo pues llegaba el otoño y la campaña iba con retraso debido a los conflictos bélicos en Países Bajos y Alemania que tuvo que atender en el verano de ese año 1541.

Pero sobre todo, tal como comenta su biógrafo Manuel Fernández Álvarez, Carlos V, y con él toda España, veían esta campaña militar como “una batalla divina” pues el Emperador consideraba que “el tiempo estaba en manos de Dios… “ , y pese a ello y los consejos de no hacerla como le sugerían sus capitanes y lugartenientes, como veremos en un próximo artículo, “[…] decidió hacer la empresa.” [9]  

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

CLOT, André (1992). Suleiman the Magnificent: The Man, His Life, His Epoch. Saqi Books, 1992.

DE CARDENAS Y VICENT, VICENTE (1990). El Concilio de Trento en la época del Emperador Carlos V. Instituto Salazar y Castro. Madrid 1990.

DE COLMENARES, DIEGO. Historia de la Insigne Ciudad de Segovia y compendio de las historias de Castilla, capitulo XL. [Consulta online] [1/1/2024] Enlace en: Biblioteca Digital de Castilla y León > Historia de la insigne ciudad de Segovia y compéndio de... (jcyl.es)

FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, Manuel (1999, reed. 2010). Carlos V, el César y el Hombre. Grupo Planeta.

GOODWIN, Jason. Los Señores del Horizonte: Una Historia del Imperio Otomano. Alianza Editorial, 2006.

GUGLIELMOTTI, Alberto (1887). Storia della Marina Pontificia:  La Guerra dei Pirati (1500-1560). (vols. 3 y 4).  Tipografia Vaticana. Roma. Disponible online en: Storia della marina pontificia: La Guerra dei Pirati, 1500-1560. 1886-87. (2 v.) - Alberto Guglielmotti - Google Libri

KITSIKIS Dimitri (1989). El Imperio otomano, Fondo de Cultura Económica, México,1989.

LAINEZ, Fernando (2010), La guerra del turco. España contra el imperio otomano. El choque de dos titanes, EDAF.

LANE-POOLE, Stanley (reed. 2011). Los corsarios berberiscos. Editorial Renacimiento.

PAYNE, Robert (2019). La Espada del Islam. Ático de los Libros. Barcelona.

ROSSET, Edward (2006). Barbarroja. Arcopress, 2006.

DE SANDOVAL, Prudencio. Historia de los Hechos del Emperador Carlos V. [Consulta online]

[1] Véase en este mismo blog: 1535, CARLOS V CONQUISTA TÚNEZ (lacasadelrecreador.com) 

[2] En esta paz participó como intermediario el diplomático español exiliado a Francia, Antonio Rincón (véase nota 3 de este artículo)

[3] Antonio Rincón fue un espía y diplomático español al servicio de Francia (España s.XV – Rivoli, Italia, 1541).  Comunero y contrario a Carlos V, huyó a Francia y trabajó para el rey Francisco I, enemigo de Carlos V, en varias misiones diplomáticas y de enlace con Europa Central y, sobre todo, con el Imperio Otomano ante el cual fue embajador desde 1538.  Fue intermediario entre Venecia y los turcos consiguiendo entre las dos partes una paz duradera, lo que provocó que la diplomacia de Carlos V le viera como un forajido y un traidor que además de Francia, estaba bajo la protección diplomática de Venecia.

En 1541, de camino a Estambul en uno de sus viajes diplomáticos, Rincón fue asesinado en Italia en misteriosas circunstancias muy posiblemente por agentes enviados por Carlos V, lo que causó un grave incidente diplomático y desencadenó de nuevo la guerra entre Francia y España (1542-1546).

[4] Cfr. GUGLIELMOTTI, Alberto (1887). Storia della Marina Pontificia:  La Guerra dei Pirati (1500-1560). (vols. 3 y 4).  Tipografia Vaticana. Roma. Disponible online en: Storia della marina pontificia: La Guerra dei Pirati, 1500-1560. 1886-87. (2 v.) - Alberto Guglielmotti - Google Libri

[5] Cristianos convertidos al islam de origen europeo o asiático.  A veces eran cautivos los que se convertían por la fuerza o bien de corazón, en otros casos eran conversos voluntariamente al islam que abandonaban la Europa cristiana  rumbo a los países musulmanes para hacer la conversión y empezar una nueva vida.  Muchos de estos renegados encontraron en el corso un medio lucrativo, aunque arriesgado, de ganarse la vida.

[6] Enlace fuente: The People of Gibraltar (gibraltar-intro.blogspot.com)

[7]

[8] DE COLMENARES, DIEGO. Historia de la Insigne Ciudad de Segovia y compendio de las historias de Castilla, capitulo XL. [Consulta online] [1/1/2024] Enlace en: Biblioteca Digital de Castilla y León > Historia de la insigne ciudad de Segovia y compéndio de... (jcyl.es)

[9] Véase FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, Manuel (1999, reed. 2010). Carlos V, el César y el Hombre. Grupo Planeta.

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