“Los Alemanes”: Un retrato familiar que trasciende la historia - Reporte Indigo
El escritor español obtuvo 175 mil dólares, una escultura de Martín Chirino y la publicación simultánea en todo el territorio de habla hispana. Foto: Especial

“Los Alemanes”: Un retrato familiar que trasciende la historia

Sergio del Molino, ganador del Premio Alfaguara 2024, habla de su nueva novela, un relato que narra un suceso muy poco conocido de la historia española relacionado con las mutaciones del nazismo y con sus consecuencias en el mundo actual

La última obra de Sergio del Molino, Los Alemanes, ganadora del premio Alfaguara, ha cautivado a lectores y críticos por igual, ofreciendo un profundo retrato de una familia española y su vínculo con la historia, la identidad y las tragedias del siglo XX.

Del Molino revela que su intención era explorar las complejidades de las relaciones familiares mientras abordaba temas históricos fundamentales, como el nazismo y la culpa alemana. “Yo quería escribir una novela familiar, una novela que hablara de los silencios, una novela que hablará de la imposibilidad de comunicarse unos a otros“, explica el autor.

Los Alemanes trata uno de los episodios más vergonzosos y menos divulgados de la historia de España: cómo los nazis refugiados aquí en un retiro dorado activaron el neonazismo en Alemania. El autor dice que su enfoque no es polemizar sobre la historia alemana, sino más bien construir un universo familiar que refleje sus propias preocupaciones y obsesiones.

“Mi propósito al narrar la historia de una familia es narrar la historia de todo un país. Es decir, creo que la familia es un microcosmos que permite eso, de la misma forma que lo hacía Gabriel García Márquez, que a partir de una pequeña comunidad, a partir de un pequeño pueblo, puedes narrar el mundo entero. Pues con las familias ocurre lo mismo a partir de las relaciones familiares”
Sergio del MolinoEscritor

Del Molino entendiendo la familia como un sustrato histórico, como algo que se va construyendo con el tiempo y que remite constantemente a la historia, pues se puede contar todo un país, toda la memoria y todas las identidades.

La llegada de los alemanes del Camerún en 1916 a una ciudad de como Zaragoza, en España, que entonces apenas tenía 200 mil habitantes y era una ciudad con un sustrato muy rural, muy retirada de todas las corrientes de Europa y de España, poco acostumbrada a recibir gente de fuera y al tener noticias del mundo fue un shock, algo que transformó radicalmente el paisaje de la ciudad de arriba abajo.

“Por eso era más sorprendente que fuera un episodio que hubiera quedado completamente olvidado después de lo que revolucionó aquello, no se volvió a hablar mucho de ello y sí, evidentemente, están conectados. O sea, Zaragoza estaba en la periferia, pero tuvo un papel muy determinante en los años de la Guerra Civil. Fue un espacio que quedó desde el principio en manos de los insurrectos, en manos de los franquistas y fue una base militar, siempre ha sido una base militar muy importante, con una presencia de nazis, además con una presencia de la Legión Cóndor”, cuenta el autor.

“Ahí está parte del meollo de la novela y de la relación de lo que hace la historia en los individuos en general, todos estos protagonistas de la novela y los hechos antepasados, no son protagonistas de la historia, no son hacedores de la historia, son gente que, bueno, ha sufrido los vaivenes y tiene que tomar decisiones y es verdad que durante la guerra y el ascenso del nazismo, pues se ven confrontados a ciertas cosas que les incomodan, les incomodan que tienen que hacerse nazis, pero hay algunos que se hacen con más entusiasmo que otros.

“Hay gente que entiende mejor qué significa ser nazi y otros que, bueno, sencillamente tienen que seguir la corriente del lugar en el que viven y de la comunidad en la que están”, considera Sergio, a quien le interesan mucho esos personajes que se ven arrastrados por la historia.

Sorprendió a la crítica

En cuanto al momento profesional que atraviesa, Sergio del Molino reconoce que se encuentra en un momento dulce, pero también desafiante, en el que se siente muy arropado, pero con muchos ojos pendientes de lo que hace, por lo que comparte su preocupación por cómo la atención y las expectativas pueden afectar su proceso creativo.

“Eso siempre he creado una sensación un poco desasosegante, porque uno como escritor está un poco acostumbrado a estar en su cueva encerrado y yo siempre me he esforzado por escribir sin ningún tipo de expectativa y sin pensar en quién me va a leer, ni cómo me va a leer ni cómo se va a ser recibido el libro, y ahora me resulta mucho más difícil con toda la hiperatención que genera el premio”, confiesa el autor.

Toda la atención que está recibiendo dice preocuparle, porque puede afectar su escritura, en especial la estrategia que había desarrollado con los años de fingir que no lo leía nadie, que no había alguien al otro lado.

“Para mí es la posición ideal del escritor, porque así no te inhibes, así no estás pensando en nada que no tenga que ver con el texto, estás centrado en tu trabajo y a mí me ha funcionado muy bien hasta ahora y tengo dudas de que me vaya a seguir funcionando. Creo que voy a tener que redoblar los esfuerzos por aislarme y voy a voy a ver si con el dinero del premio y con un poquito más de ventas me compro una cabaña aislada en algún sitio que pueda, donde no haya Wi-Fi ni ningún tipo de conexión y pueda volver a recluirme en mis obras para poder escribir, para poder seguir escribiendo”, expresa.

“A mí me interesan mucho todas las reflexiones que se hacen sobre los hijos, los nietos, los bisnietos, sobre la culpa; a mí eso me interesa muchísimo. Leo muchísimo. Forma parte integral de mi dieta lector. Algunos de los libros que más me fascinan tienen que ver con esa cuestión”
Sergio del MolinoEscritor

Una de las revelaciones más importantes que ha tenido a través de este trabajo es su capacidad para escribir una novela con una estructura más cerrada y convencional, lo cual sorprendió a algunos críticos que lo conocían por su narrativa más fragmentaria y quienes dudaban de su capacidad para hacer una novela que estuviera perfectamente cerrada por todas partes, con todas sus costuras.

“No es que yo viva muy pendiente de lo que digan los críticos, pero bueno, sí que tengo una pequeña satisfacción mezquina, porque sí que es verdad que había alguna corriente de críticos que no creían que yo fuera capaz de escribir así, porque mi literatura iba por otros derroteros, hasta ahora; entonces, verles un poco sorprendidos y a contrapié me da placer a mí, ver a un crítico que no tiene muchas cosas que decir al respecto siempre me da mucho placer”, comparte.

Los Alemanes no solo es una exploración profunda de las relaciones familiares y la identidad, sino también un reflejo del momento profesional y creativo del autor. A través de su habilidad para entrelazar la historia personal de una familia con los acontecimientos históricos de su época, Del Molino nos recuerda que la historia no solo nos moldea, sino que también somos responsables de dar forma a nuestra propia narrativa familiar y personal.

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