Entrevistamos a Galerna por su debut - Muzikalia

Entrevistamos a Galerna por su debut

Dicen que todos los caminos llevan a Roma. No seré yo quien niegue esa afirmación, pero tengo claro que, aunque todos esos trayectos nos conduzcan a la Ciudad Eterna, no todos son iguales. Algunos son más angostos, escurridizos y difíciles de transitar, mientras que otros se asemejan más a un paseo por verdes praderas. A veces, por cuestiones de la vida, recorres esas rutas en soledad; otras, en cambio, te acompañan personas queridas.

No sé qué derroteros han seguido Galerna (Mario, Miguel, Carlos, Lucas y Guillermo) para llegar a este momento; solo ellos lo saben. Lo que tengo claro es que la senda que han tomado parece la correcta. Viaje a Roma (Subterfuge, 2024) es una pequeña joya, atemporal y narrativa. Un disco debut genuino que rebosa autenticidad, algo que no se ve todos los días. Cada canción es un capítulo de esta travesía, donde la letra y la melodía se entrelazan para contar historias, evocar sentimientos y pintar vívidas imágenes de la Roma que ellos han vivido y soñado, en ocasiones inventadas y en otras disfrutadas, pero siempre sinceras.

«La vida es una respuesta abierta»

Es todo un placer hablar contigo, Mario. Lo primero de todo, enhorabuena por vuestro primer trabajo. Una novela musicalizada, un mapa sonoro, un viaje entre dos ciudades que sirve como excusa para hablar de las emociones, frustraciones y limitaciones de la vida.

El placer es mío. Viaje a Roma es un mapa, y un mapa no deja de ser un sistema de referencias para encontrarte en el mundo. Los mapas tienen límites; en este álbum, por ejemplo, los conceptos límites son Bilbao y Roma, los finales. Dentro de ese continuo que hay entre estas dos ciudades es donde van rebotando los personajes.

 

Una historia que jamás ocurrió, pero que perfectamente podría haberlo hecho. Es más, ese es uno de los puntos más fuertes de este disco. ¿Por qué Roma y no otra ciudad?

Roma representa un concepto bastante universal, tan conocido que a veces parece un tópico. La gracia es que, justamente por eso, no está oculta; la noción de Roma como punto álgido de la civilización antigua está casi fetichizada. Además, hay otras referencias que hacen de esta ciudad un lugar importante tanto para mí como para la banda, como la película La Gran Belleza de Sorrentino. En ese sentido, a lo largo del disco, la idea de Roma funciona como una especie de El Dorado. Bilbao, en contraposición, es el inicio y el final, es la parte más oscura.

La representación de Roma en el disco no es abstracta ni metafórica. Al contrario, se basa en referencias directas y concretas a barrios, avenidas, lugares y comercios. Esto permite que el oyente, como en una novela, camine por esas calles acompañando las historias de los personajes y se involucre personalmente en lo que está ocurriendo o a punto de acontecer.

Desde mi punto de vista, no se puede hacer ningún tipo de obra artística sin una filosofía detrás, aunque no tenga que ser académica. En este caso, parto de un cierto materialismo y un desdén por los psicologismos. Si hay una declaración de intenciones en el disco, son los propios títulos del álbum: “Cena en Luzzi”, “San Lorenzo”, “Villa Borghese”…

Con estas referencias directas, se crea una conexión con el protagonista porque puedes recorrer con él lugares como la Via Merulana. También es una forma de decir: cuidado, que los sentimientos que hayas tenido en ese mismo lugar valen menos que el lugar en sí. Pasan y se van. El disco es una especie de lección de vida que intenta demostrar que los sentimientos no tienen por qué ser eternos. Cuando te enamoras de alguien, por ejemplo, ese sentimiento puede desaparecer por otra persona. Es una fragilidad absoluta, pero también tiene su parte romántica. El mundo es mucho más que yo, esa es la esencia del disco.

La conocí en la Via Merulana, que baja desde San Giovanni hasta una plaza. Así comienza, por ejemplo, la canción “Via Merulana”. Primero, la representación física del lugar, estableciendo el marco geográfico para construir la historia.

Parte de la gracia es que la gente necesita algo tangible, o al menos eso es lo que pienso: referencias materiales, físicas. Necesitas crear un mundo físico para que luego surja lo psicológico, lo íntimo. Ayer, precisamente, estaba comentando con Guillermo sobre un disco, llamémosle X, y especialmente sobre la parte literaria de las estrofas. Para mí, ese disco fallaba porque, para que funcione el misterio que el músico estaba creando, tiene que haber algo tangible, algo claro, algo sencillo. Si todo es un enredo de sentimientos, nadie va a entender nada. Por ejemplo, en esta canción, sobre los cimientos de Via Merulana, puedo construir la tensión, el romanticismo y, en general, la historia que quiero contar. Luego, otra cosa es que salga bien (risas).

Además, todo el disco está basado en referencias tanto audiovisuales como literarias. En ocasiones, se perciben en la primera escucha, y en otras, hay que estar más atento a los matices.

En la cima de la pirámide, coloco La Gran Belleza. De verdad, cuando veo esta película, me entran unas ganas enormes de llorar. Aunque tampoco es necesario sacralizarlo todo; a mí también me encanta esta película, como a un montón de gente más. También se mencionan directores como Garci o Almodóvar, pero no soy tan cinéfilo como el resto de los integrantes de Galerna. En mi caso, soy más aficionado a la literatura, sobre todo a las obras más clásicas. Aun así, Viaje a Roma funciona un poco como un cajón de sastre para introducir referencias. Todas las que están presentes es porque creemos que encajan con lo que queríamos contar; si no, no estarían. En el caso más concreto de las literarias, están un poco más escondidas. Por ejemplo, el libro de Miguel Astur titulado La Aurora cuando surge es clave.

Al final, las historias que contamos son casi siempre las mismas: estar enamorado, la sensación de morirse… Lo diferente, creo, es el baile que hay alrededor, las referencias a obras clásicas como El Conde de Montecristo también están, pero la forma de comunicación es más cercana a nuestra generación. Hablando con Carlos, que por ejemplo le gustan mucho las referencias grecolatinas, tratábamos de que no era tanto explicar la traición de Aquiles por parte de Políxena, sino más bien, por ejemplo, de Anuntxi a Gabriel. Creo que lo que la gente se va a agarrar no es tanto la referencia cultural, sino la experiencia vital. Quien quiera encontrar el paralelismo, lo encontrará, si es lo suficientemente bueno.

 

Otro aspecto clave del disco es su duración, que supera una hora distribuida en doce temas. De hecho, algunas canciones, como «Villa Borghese», tienen una duración cercana a los ocho minutos. Esta estructura permite desarrollar la historia, pero también presenta sus limitaciones.

Sí, esa es una de sus grandes limitaciones; las canciones son largas y con mucha letra. Sin embargo, también es su virtud. Al final, al escribir o componer, uno se basa en sus referencias; al ver a otros interpretar canciones de trece minutos que funcionan, uno también las imita. Las canciones son muy narrativas y extensas, a veces complejas, pero también intentan tener un estribillo sencillo y pegadizo.

¿Cómo seleccionabas los estribillos?

A la hora de elegir los estribillos, mi enfoque era que resumieran de manera emotiva o más simple el mensaje de la canción, simplificándolo un poco. Creo que hemos logrado crear estribillos atractivos y, sobre todo, que se distinguen claramente cuando van a venir. Mientras que las estrofas pueden ser más complejas e históricas, los estribillos funcionan como una especie de recopilación.

Por ejemplo, en una parte de la canción introducimos el personaje de Marta y al final de la estrofa decimos: Los tatuajes debían de encantarle, y, sin embargo, no tenía ni uno solo. Justo después comienza el estribillo: Esa ironía ocultaba su cansancio. Alguien que no conoce paz desde hace años… No habíamos hablado en ningún momento a lo largo de la canción sobre la ironía de la vida, y de repente, de forma explícita, es lo que va dando sentido a la canción. Es una forma más de desarrollar el personaje.

No hay que olvidar el aspecto de la comercialización; escribimos para que nos entiendan los demás, no quiero escribir al vacío. El arte tiene muchos ámbitos y hay que darles importancia a todos: que nos escuchen y también sacar un trabajo completo, algo externo a nosotros que la gente pueda apreciar.

Has comentado la influencia de canciones de hasta trece minutos, ¿cuáles dirías que han sido los referentes musicales para Galerna?

En Galerna, cada uno de nosotros tiene sus propias influencias musicales, aunque compartimos muchas similitudes. En mi caso, una influencia fundamental ha sido el grupo Sun Kil Moon; la figura de Mark Kozelek, aunque está muy alejada de nosotros, ha sido fundamental en la forma en que desarrollamos las canciones, especialmente su disco Benji, que me dejó impactado.

Otra influencia significativa, especialmente para el grupo en su conjunto, ha sido McEnroe, aunque su estilo tiende a ser más críptico. Tenemos la suerte de ser muy amigos de ellos. Siempre le digo a Ricardo: cuando escuché tu canción «La Cara Noroeste», cambió mi perspectiva sobre la música. Primero, porque fue la primera vez que los escuché cantar en castellano, de alguna manera, McEnroe nos empujó a cantar en castellano o en euskera y no en inglés. Además, la canción hace referencias directas a las zonas geográficas que conozco. Vizcaya tiene dos costas, una mirando al noroeste y otra al norte. La zona de la ciudad de Bilbao está más cerca de la costa noroeste, donde se encuentran lugares como Getxo o Sopelana. La primera vez que escuché la canción, pensé que literalmente estaba escalando los acantilados de la zona; luego, con el tiempo, me di cuenta de que no era así (risas). También tienen canciones increíbles como «Vistahermosa» o «Agosto del 94», que también me impactaron mucho.

Y, por supuesto, The Smiths también han sido una influencia significativa para nosotros, más por herencia familiar. En Bilbao, y en España en general, no había mucha cultura de música alternativa inglesa, pero nuestros padres sí la tenían. En el colegio, había chicos que escuchaban rock americano estilo Bruce Springsteen por influencia de sus padres, mientras que otros se inclinaban más hacia bandas locales como Eskorbuto o Piperrak. Yo, por mi parte, era más de The Cure, The Smiths y ese estilo. Este contexto tiene muchas connotaciones políticas concretas. De hecho, cuando era niño, me llamaban Marriosey por mi manera de cantar, que estaba influenciada por Morrissey, aunque luego haya podido cambiar.

 

Me gustaría preguntarte por los inicios de Galerna. He podido leer que la amistad de la cuadrilla, el surf y la música fueron las tres principales patas en las que se ha sustentando los primeros pasos de esta formación.

Los que empezamos no somos todos los que somos ahora, aun asi, todos somos Galerna. La realidad es que llevo escribiendo canciones desde los doce años, tambien poemas e historietas. En parte, este disco era una escusa para escribir, porque también es una forma de que te lean. Ya cuando era un adolescente, tenía muchas canciones, incluso antes de que se formara la cuadrilla que tenemos ahora.

Todo comenzó cuando teníamos unos quince años y unos chicos se cambiaron a nuestro colegio. Nuestro grupo se unió con ellos y empezamos a ir juntos a surfear. Nuestra cuadrilla está dividida en dos partes: los que viven en Bilbao y los que viven en Getxo. Por lo general, los que vivimos en Bilbao veraneamos en Plencia. Todos éramos apasionados del surf y pasábamos todo el día en la playa: era una obsesión.

Fue entonces cuando comenzaron a fusionarse todas nuestras influencias musicales, el skate, las películas americanas; esa era la cultura que absorbíamos, al estilo californiano, y nos identificábamos con ella. Era una manera maravillosa de ser joven; nos sentíamos geniales, nos creíamos guapos. Y de toda esa aparente superficialidad surgía algo más profundo. Aunque parezca mentira, el surf une mucho, pasas muchas horas tratando de atrapar tu ola, y mientras esperas, conectas con todo lo demás. Ahora en nuestra pandilla somos unos quince, y todos somos muy buenos amigos.

¿Cuándo apostaste por Galerna?

El grupo como tal comenzó en un espacio dentro de un caserío encima de la Playa de Sopelana, justo en la época de la pandemia, cuando empezaban a levantarse las restricciones. En ese momento, decidimos tomar mis canciones de manera más seria. La idea era viajar por España, pillar olas y tocar. Había una especie de sensación de que era para divertirse, pero yo quería que fuera algo más.

Y esto fue gracias a la cuadrilla. Para quien no lo entienda, en el norte peninsular, las cuadrillas son realmente importantes, son tu pase de entrada a las comunidades sociales. Además, la nuestra es muy fuerte, nos sentimos muy arropados. Por ejemplo, al concierto de hoy en Madrid vienen una docena de amigos, el año pasado en Granada igual, la última vez que estuvimos en Madrid vinieron treinta, entre unas  y otras. Galerna no tendría sentido sin esta comunidad, sin este apoyo directo.

Una comunidad que ha ido creciendo cancion tras cancion de manera organica. 

Desde el primer EP que lanzamos en 2021, Esta noche es mía, hemos recibido un apoyo auténtico y sincero. Este proyecto marcó el comienzo de nuestro viaje hacia nuestro primer álbum. Si se escucha atentamente, se puede notar que el EP narra el ascenso y la caída de una relación. Comienza con referencias geográficas como la playa de Astondo para hablar de un enamoramiento. Todo este primer trabajo fue generando eco en nuestra comunidad cercana. Nuestros amigos iban a todos los conciertos; se convirtió en un nuevo plan social.

El gran impulso lo dimos gracias a McEnroe, quienes han creído en nosotros desde el principio. Incluso, nos llevaron de gira por su vigésimo aniversario como teloneros. Gracias a eso, pudieron vernos bastantes personas que luego conectaron con nuestra música, incluyendo a Subterfuge, que también nos vio en directo y funcionamos muy bien. Esto se debe principalmente a Miguel, el bajista, que es un obseso del sonido y quiere que suene lo más limpio y sencillo posible.

Otro aspecto importante es el trabajo de promoción que hemos realizado. Personalmente, hemos escrito a prácticamente cada seguidor, diciendo: «Hola, somos Galerna, gracias por seguirnos», y entablando una conversación con ellos. Cada persona cuenta, cada oyente cuenta. Un seguidor, si es realmente entusiasta, puede traer a cinco nuevos oyentes. Somos un grupo que depende del boca a boca. Creo que esto nos ha generado una fidelidad increíble y ha sido fundamental en el sold out que hemos logrado para esta noche en Madrid.

Hablando del sold out en la sala Nazca de Madrid (crónica aquí), más de cuatrocientas personas en vuestro primer concierto en solitario. ¿Cómo os sentís?

El hecho de llenar la sala Nazca es increíble. Un éxito rotundo, especialmente considerando que tenemos un formato un tanto inusual. Lo veo como un sueño hecho realidad. Sin embargo, no me siento eufórico; lo vivo con cierta incredulidad. Hemos ido cosechando pequeños éxitos tras pequeños éxitos, pero lo que más disfruto es el proceso creativo. Es un sueño, pero si le dijeras esto al Mario de hace cinco años, no lo creería. Incluso hoy, todavía no termino de creerlo.

 

Ayer, por ejemplo, estábamos hablando de Alex Turner y Matt Berninger y su presencia en el escenario. Luego te ves a ti mismo en el escenario y te sientes torpe, fuera de lugar. En ese sentido, aún no puedo asimilar del todo el «éxito». Es genial lo que estamos logrando, sí, pero para nosotros, lo más importante sigue siendo el disco.

¿Cuál dirías que es la razón de este viaje?

Muchas veces tengo conversaciones profundas con mi madre, muchas de ellas sobre la vejez de mis abuelos. Recuerdo que le decía a mi abuela que la vida está tan poco acabada para ella como para mí. Todos estamos en la cuerda floja hasta el final, no hay una respuesta definitiva.

En el disco hay un cierre, pero no un final. Cualquier persona que haya experimentado ansiedad, depresión o pensamientos obsesivos sabe que no hay una respuesta concluyente; la vida es una respuesta abierta. Recientemente, leí mucho sobre Cernuda, y había una frase que me encantaba: «el deseo es una pregunta sin respuesta». Estoy de acuerdo, y una de las cosas más importantes de la vida es desear. Hay mucho deseo en Viaje a Roma y muchas preguntas sin respuesta. ¿Cuál es la razón de este viaje? Aprender a vivir sin un final definido, despertarse todas las mañanas, ya sea a los veinte años o a los ochenta, y sentir que, aunque sea la misma vida, es un día nuevo.

En ese sentido, y no me importa decirlo, pienso que este disco es universal porque no hay un final ni una gran respuesta. Parte de la filosofía detrás de este disco es una visión plural, no cerrada, sin una esencia fija de las cosas. La narración e historia son códigos simbólicos. Este disco es una lucha contra el olvido, contra la falta de narración, contra la fragilidad del sentimiento, y también es una aceptación de esa fragilidad que nos define y con la que tenemos que vivir.

Ha sido todo un placer hablar contigo Mario, por último: ¿qué significa para ti la música?

Para mí, la música ha sido mi entrada al mundo de las artes y también una forma de expresión personal. Es el primer arte que me ha emocionado profundamente. A un nivel más intelectual, considero que la música es un arte que requiere estudio para poder ejecutarlo adecuadamente. Es necesario comprenderlo, ya que tiene su propio código. No es suficiente simplemente tomar una guitarra y tocar unos acordes; en mi opinión, hay que trabajar en ello, igual que un carpintero conoce bien sus herramientas, uno debe conocer las suyas. De lo contrario, es difícil crear algo significativo. Creo que este es un aspecto en el que el mundo falla en estos momentos. Personalmente, no tengo una formación formal en música y me hubiera gustado tenerla. Creo firmemente en la importancia de la formación; la mera expresión no es suficiente. A veces parece que esta parte se menosprecia.

Escucha Galerna – Viaje a Roma

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