El Estudiante de la Divinidad, de Michael Cisco

El estudiante de la divinidad
Michael Cisco (trad. de José Ángel de Dios)
Dilatando Mentes
Tapa dura | 228 páginas | 22,95€



Leer a Michael Cisco es como vivir en un sueño perpetuo. Como si fueras el protagonista de una película de David Lynch. Desde la primera frase se siente conectar con el cerebro una extraña energía de fantasía surrealista que se comunica con nuestro organismo, que lo hace palpitar y dudar. Simplemente, no sabes lo que pasa. Sencillamente, te subes a la barca y sigues (su) la corriente. Obviamente, no es para todos, como cualquier cosa de este mundo. Es fácil quedarse estancado, perdido buscando el sentido de todo esto, frustrado en un laberinto que no parece tener salida. Pero, amigue, si eres un aventurero de la narrativa, aceptas el misterio y lo extraño cuando surge o te agarras a cualquier clavo ardiendo para vivir algo nuevo, Michael Cisco es para ti. Simplemente, súbete a mi barca y disfrutemos de este hermoso, inventivo y alucinante viaje de El Estudiante de la Divinidad.

Devorado por los textos
El libro comienza con el Estudiante de la Divinidad, un ser sin nombre que resulta alcanzado por un rayo en una tormenta en medio del bosque y es devuelto a la vida por unas criaturas sobrenaturales, que lo abren a la mitad y lo (re)llenan de textos arcanos. Ahora, renacido como una especie de gólem, es enviado a la ciudad de San Veneficio para convertirse en un buscador de palabras a tiempo completo. Sin embargo, una misión secreta, desconocida para él mismo hasta que llega a la ciudad, lo acecha. Debe recuperar un catalogo perdido de palabras prohibidas, conocido como la Égloga, entrando en las mentes de los muertos y antiguos autores de dicho catálogo. Sin embargo, el precio a pagar por el conocimiento oculto será el sacrificio de su propia cordura. Al final se ve reducido a un caminante entre mundos, una criatura que no es ni de carne ni de espíritu, rellena de papel y preservada con formaldehído, un zombi ideado por él mismo.

Cubierta de la edición de Centipede Press

Poesía visual
La prosa poética y barroca de Cisco son como un hechizo pesadillesco, una especie de alucinación que nos mantiene despiertos y nos lleva de su mano. Tanto como lo hace ya desde su portada en la edición de Dilatando Mentes, a cargo de Ah Taut. Probablemente, capas y capas de significado pueblan el texto, desde espíritus arbóreos y elementos folclóricos hasta símbolos irreconocibles. Es más, no creo que una sola lectura deje absorberlo todo ni sea suficiente. Seguramente, forma parte del encantamiento de Michael Cisco. Las imágenes hermosas, el deambular onírico y abstracto nos dejan conectar con ese personaje sin nombre ni voz propia que seguimos. Las palabras están puestas en la página, pero somos nosotros los que funcionamos como sus conectores y creadores. Desde el principio, queda claro que El estudiante de la Divinidad es un libro que trata del lenguaje, sobre las palabras y lo que pensamos sobre ellas. Sin embargo, mientras tratas de conectar todas estas ideas, Cisco te atiborra de palabras e imágenes, disfrutando — y creando— esta poesía visual que nos deja en un estado de coma inducido.

Un libro para experimentarlo
Lo complicado al hablar de El Estudiante de la Divinidad — como ya me sucedió en su momento con El narrador— es hablar realmente del libro. Por que aunque la trama parezca (y sea) simple a primera vista y fácil de explicar, es la experiencia de lectura lo que hace de la novela de Cisco un libro totalmente diferente al resto. Sin embargo, ese juego verbal complejo, donde la imágenes se precipitan y el mundo se construye en la página y mente del lector, es difícil de trasladar si no se experimenta. Realidad, visiones y sueños se combinan en un deambular perpetuo, en una obsesión por los textos y las palabras que siempre esta presente. El mundo creado se fusiona, cambia, se disuelve y luego vuelve a unirse, mientras somos hipnotizados por el camino que debe tomar el Estudiante de la Divinidad y nos guía por los increíbles entornos oníricos y mágicos de San Veneficio. Un libro para experimentar sin nociones preconcebidas, intencionalmente esotérico y surrealista. Cisco no es para todo el mundo, pero si te gusta todo lo que digo, no te lo debes perder. Y espero, de todo corazón, que Dilatando Mentes nos siga trayendo más obras (y joyas) suyas, como The Golem, secuela de esta o Celebrant, una de las que me resulta más atractivas.

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Comentarios

  1. No tengo muy claro que este libro sea para mí, al menos por ahora que estoy metida en otros menesteres.

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