LA NOVELA: Los siete dones (3-El primer hijo-1era parte)

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Los siete dones (3-El primer hijo-1era parte)

 


3-EL PRIMER HIJO

 

 

María Caminos se llamaba la ex mujer de Álzaga.

No era una persona de conformarse con poco y exigió el mismo nivel de vida para ella y sus cuatro hijos que tenían antes de que Álzaga se casara con Felicitas Guerrero.

María veía de lejos todo el artificio del dinero y del poder. Iba acumulando rencores; se sentía usada por otros seres que se reían de ella y de haber depositado la confianza en un hombre indiferente que nada le importaba más que el dinero.

“Necesito hacer algo, pero debo esperar un poco. Sería muy precipitado de mi parte si echara todo a perder por estos celos enfermizos que no me dejan en paz”, pensó tratando de frenar los impulsos de ir a reclamar atención a un lugar ajeno que nada tenía que ver con ella.

El hecho de que Álzaga le diera dinero ya no la conformaba del todo, pero… ¿qué iba a pedirle? El casamiento estaba consumado y ella había quedado rezagada al último lugar. Su situación le crispaba los nervios y la obligaba a arremeter contra esos enemigos. Felicitas era la rival; sin embargo, las culpas recaían sobre ese hombre inescrupuloso que no sabía cuál era un destino mejor.

Felicitas estaba embarazada.

Félix Francisco Solano de Álzaga nació en 1866.

María Caminos vivía en “La Postrera”, una estancia ubicada en Chascomús junto al río  Salado. Álzaga, además de otras actividades que acrecentaban su fortuna, se dedicaba a la producción de ovejas merino.

Una tarde, sin nada especial, María Caminos apareció en la casa de Felicitas dispuesta a hacer valer sus derechos como mujer de Martín de Álzaga. Reclamaba lo que le correspondía a ella y a sus hijos; sin embargo, aquella relación no era formal, aunque María creía lo contrario.

−¡Quiero lo que me pertenece! –gritó delante de todos.

Felicitas no sabía de su existencia, ignoraba hasta el más mínimo detalle de la vida anterior de su marido. Podía haber sospechado que un hombre de su edad no era libre. Imposible, tanto le iban a mentir. No lo merecía y menos con la edad que tenía y la vida por delante. Era una crueldad imperdonable. Ahora sí tenía verdaderas razones para despreciar a Martín de Álzaga y su asqueroso dinero. Ese poder no le alcanzaba ni le importaba. La mentira le devolvía el fracaso de haberse casado con ese hombre. Podía haber huido, enfrentado a su padre, muerto en algún campo desierto… Todo era válido a la hora de hacer balances y de arrepentirse del paso dado. Se sentía burlada, como si su familia hubiera armado tan sutilmente ese complot siniestro. No quería dinero; se lo arrojaría a la cara a María Caminos porque ella sí lo quería usar para enmendar la dignidad de sus cuatro hijos.

Felicitas, esa noche, se fue a dormir junto a su pequeño hijo. Mientras el enamorado febril trataba de apagar el fuego que él mismo había encendido. ¿Y con qué lo iba a hacer? Con dinero.

“Voy a escribir un nuevo testamento”, pensó obnubilado por la desesperación de perder a su amada Felicitas.


Así lo hizo en cuanto pudo y nombró heredero universal a Félix Francisco Solano, su hijo. A Felicitas la nombró tutora de los bienes que le correspondían por ley al niño; del mismo modo que a Carlos Guerrero. Ambos serían los encargados de administrar las propiedades y hacer que se cumplieran sus deseos.

María Caminos tuvo que dar un paso al costado.

Carlos Guerrero, el opulento caballero de barba densa, pasó a ser millonario y ese placer no se lo quitaba nadie. Aunque sólo se trataba de administrar, don Carlos se convirtió en un terrateniente.

Le duró poco, Álzaga lo puso en su lugar.

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LOS SIETE DONES
--------------Felicitas Guerrero, El Hijo, padre autoritario, Los ricos son diferentes, Carlos Guerrero, María Caminos, El carruaje de la muerte, Martín de Álzaga, La sirvienta, Mendigo de amor.

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