El turismo de cruceros ya visitaba Vigo a mediados del siglo XIX

El turismo de cruceros ya visitaba Vigo a mediados del siglo XIX

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

Escena de finales del siglo XIX, con varios barcos ante A Laxe.
Escena de finales del siglo XIX, con varios barcos ante A Laxe.

En 1850, el Estado autorizaba a dos empresarios vigueses a vender carb�n a los vapores de las compa��as ingleses

14 may 2024 . Actualizado a las 00:57 h.

Hacia 1840, la compa��a brit�nica Peninsular and Oriental Steam Navigation Company inventaba el crucero de turismo. Sus vapores de lujo llevaban a los adinerados ingleses en un viaje cargado de aventuras hasta Alejandr�a, donde desembarcaban para recorrer en una caravana una peque�a parte del desierto hasta el Mar Rojo. Entonces, todav�a no hab�a sido construido el canal de Suez.

Ya en el b�blico mar, volv�an a embarcar los turistas brit�nicos para seguir el recorrido hasta la India, Indonesia y Hong Kong. Las navieras Cunard Lines, Royal Mail o Collins Line siguieron su ejemplo con diversas l�neas que part�an de Inglaterra.

Estos vapores requer�an de la presencia de una serie de puertos en sus rutas donde aprovisionarse del necesario carb�n que permit�a impulsar sus palas.

El 30 de enero de 1850, el director general de Aduanas y Aranceles del Reino de Espa�a, Bravo Murillo, firmaba la Real Orden por la que se autorizaba a abrir en Vigo un dep�sito de carb�n ingl�s, tambi�n conocido como carb�n de piedra, para aprovisionar a los vapores ingleses que entrasen en la r�a. Ser�a un negocio privado, solicitado por el t�ndem de empresarios locales Leopoldo Men�ndez y Manuel B�rcena.

La presencia de los vapores ingleses en estas aguas era calificada como peri�dica por la Real Orden. �Su Majestad se ha servido conceder el establecimiento en Vigo de un dep�sito de carb�n de piedra extranjero con el objeto exclusivamente para que se ha solicitado, el cual se establecer� en el almac�n propio de los reclamantes, situado en el Areal y a la vista de la Aduana, con la precisa condici�n de que el administrador de ella tenga una sobrellave en su poder para presenciar su salida en los casos marcados y precisos, con asistencia del alcalde, quien llevar� la cuenta y raz�n exacta, tanto de la entrada como de la salida, para exigir el pago de los derechos de dep�sito correspondientes�, se recog�a en la Real Orden publicada d�as despu�s en La Gaceta. As� pues, el almac�n mencionado estaba situado en el entorno de la alameda actual, que entonces eran un incipiente c�mulo de �rboles. All�, en la calle de la Victoria se levantaba el edificio de la antigua Aduana, muy cerca de donde hoy en d�a se situaba hasta no hace mucho tiempo el Hostal El �guila, que ya entonces exist�a y daba salida a las diligencias que enlazaban Vigo con sus alrededores.

Antes de que la Peninsular and Oriental Steam Navigation Company emprendiera de la aventura de los viajes de placer, algunas l�neas de navegaci�n brit�nica ya tocaban el puerto de Vigo, aunque todav�a le faltar�a mucho a este para contar con muelles aptos para el embarque y desembarque de personas.

En el a�o 1837, Leopoldo Men�ndez era agente de alguna de esas compa��as. Hac�an un recorrido mar�timo desde Gibraltar hasta Portsmouth, en el Reino Unido. Pocos a�os despu�s, este empresario se ali� con Manuel Barcena para actuar como consignatarios de buques. En el a�o 1845, su sociedad mercantil representaba en Vigo a algunas compa��as espa�olas de transporte de viajeros que hac�an la ruta con las a�n colonias espa�olas de Puerto Rico y Cuba.

Caledonia, Velasco, Infanta Isabel, Pr�ncipe Alfonso, Europa o Ter eran algunos de los nombres de los vapores que transportaban la correspondencia entre Puerto Rico y Cuba, y Espa�a, en el ocaso de las colonias americanas. Entre los a�os 1851 y 1868, Vigo fue el puerto de acogida de estos buques que, junto con el correo americano, tra�an los peri�dicos cubanos que informaban a los espa�oles sobre la situaci�n que se viv�a en ultramar. A falta de tel�grafo transoce�nico, las noticias entraban en Espa�a a trav�s de Vigo. La ciudad hab�a recibido la primera l�nea regular de barcos a vapor en el a�o 1835.