Barolo, rey de los vinos, vino de los reyes

Como Adriana anda de viaje, hoy tocaremos un tema muy interesante: Los vinos de Barolo en el noroeste de Italia y que es uno de los once municipios en cuyo territorio se pueden cultivar las uvas de la cepa Nebbiolo y que se considera la capital del rey de los vinos. Esta región es llamada Piamonte, pues se encuentra a los pies de los Alpes y durante muchos siglos fue territorio de la Casa Real de Saboya, los cuales tenían especial predilección por los vinos de esta zona, sobre todo a principios del siglo XIX, por ello el título de “Vino de los Reyes”.

Durante el siglo XX, Italia sufrió dos Guerras Mundiales, y para los años 50s la industria del vino se sumerge en una gran crisis que no es superada sino hasta los años 80s. Es justo en esta época cuando a estos vinos se les califica como Denominación de Origen Controlado y Garantizado (DOCG), la máxima calificación que un vino italiano puede tener. Para muchos especialistas, aquí se elaboran los mejores vinos de Italia, y que curiosamente tienen más similitudes con los vinos de Borgoña, que con sus vecinos del resto de Italia.

Como en Francia, aquí se le ha dado gran importancia, a la uva Nebbiolo (totalmente diferente a la que conocemos aquí en Baja California). Una uva, que igual que la Pinot Noir, es caprichosa, le gusta el frío, pero no mucho, le gusta la humedad, pero no demasiada, le gusta la niebla matutina (su nombre significa “Uva de la Niebla”) y expresa excelentemente las características del terroir (en francés) o terruño (en español), que es la extensión geográfica con particularidades en el suelo, clima, uvas y cultura que distinguen la zona de manera especial.

Sus vinos son intensos, poderosos, con una acidez muy marcada y taninos que en ocasiones requieren varias décadas para ser domesticados, y con posibilidades de guardarse por muchos años. En contraparte, su color es un rojo pálido (que va en contra de la idea de que los vinos poderosos tienen que ser de un color muy intenso) y su producción es pequeña y bastante artesanal, lo que afecta en gran manera su precio, que por lo general no es módico.

Son vinos que desarrollan aromas muy interesantes, como frutos rojos, regaliz, hierbas secas y frescas, y en su máxima expresión, trufas blancas, rosas y alquitrán. Para su elaboración, existen tres tendencias: métodos tradicionales donde se utilizan grandes barricas y el vino tiene poco contacto con la madera, métodos modernos, utilizando exclusivamente barricas bordelesas con los mejores robles franceses y métodos ultramodernos, donde se mezclan tanto métodos tradicionales como modernos.

Sin pensarlo, estos vinos deben consumirse, como muchos vinos italianos, con alimentos, y éstos deben ser intensos, como carnes a la parrilla y carnes de caza. Se acompañan muy bien, de las costosas trufas blancas, que son característica y orgullo de la región piamontesa donde además existen muchas subzonas. Sin duda son vinos para grandes celebraciones, no para una tarde casual de verano, sino para un gran evento con grandes platillos que lo acompañen.

Invito a los amantes de la Nebbiolo mexicana, que les den la oportunidad a estos grandes vinos italianos, se permitan compararlos y tener una mejor idea de la diferencia de Terroir entre Baja California y esa parte de la Italia continental y si quieren hacer un viaje a la zona una opción sería el segundo domingo de septiembre día que se celebra la “Fiesta del vino Barolo”.