Amina Cain, con vista a las montañas de California
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      Amina Cain, con vista a las montañas de California

      • Taller a domicilio.
      • La estadounidense Amina Cain opta por un camino original para discutir los secretos y las herramientas de la escritura.

      Amina Cain, con vista a las montañas de CaliforniaAmina Cain.

      El género de escritores escribiendo sobre la escritura es nutrido, variado y fundado en una paradoja: nunca conocí a un escritor serio que sepa muy bien de dónde viene su escritura, y por eso muchos viven bajo el miedo insistente de que los va a abandonar en cualquier momento. Sin embargo, en algún punto de sus carreras la gran mayoría se las arregla para dar un taller o directamente enseñar “escritura creativa” en clases formales. Hoy en día hasta se puede hablar de una pequeña industria de dicha enseñanza, una industria bien globalizada si tenemos en cuenta invitaciones a profesores extranjeros, las residencias, clases TED, talleres virtuales, etc.

      Las virtudes de esa explosión de creatividad guiada (y cobrada) son debatibles pero una de las consecuencias más benignas tiene que ser la proliferación de libros como los ensayos de Lydia Davis, o A Swim in a Pond in the Rain, de George Saunders, colecciones recientes basadas en ensayos o clases. Un caballo en la noche, de Amina Cain, seguramente cae en ese género pero de una manera un poco distinta; no se originó en clases o un taller pero surge, según la autora por lo menos, casi por casualidad: “Sin haberlo planeado, he escrito una especie de diario. Sin darle peso. Un diario de la ficción. ¿Eso es lo que es?”.

      Como todo buen libro sobre la escritura, no trata en verdad del acto de escribir, que por suerte sigue siendo un misterio hasta para la inteligencia artificial, sino de leer. En esta pequeña colección de ensayos, Cain ejerce los músculos de la lectura. A partir de sus lecturas y sus propias experiencias viviendo en las montañas de California, construye cadenas de reflexiones que se retroalimentan como cuadros bien colgados en una galería.

      Hay que admitir que el libro tiene varios aspectos que podrían molestar a algunos lectores; hay un nivel de privilegio no reconocido; por ejemplo una casa con una linda vista en las montañas de California no debe salir barato y las menciones de artistas y escritores “amigos” no hacen nada para subvertir el aire de exclusividad, mientras el tono es a veces demasiado evasivo y otras caprichoso –la insinceridad liviana de la frase citada arriba es un buen ejemplo; ningún escritor escribe algo por casualidad– pero muchos encontrarán que estos defectos potenciales están compensados por los momentos altos, frases memorables, imágenes hermosas y pensamientos originales.

      Por ejemplo, su discusión del rol de la narrativa es verdaderamente interesante, plasmando una tendencia en alza en la escritura contemporánea que no había visto descrito de manera tan clara: “Aunque soy escritora, no es siempre el lenguaje lo que me atrae al principio. Cuando comienzo un cuento nuevo, a menudo arranco con el escenario. Antes que la trama, antes que el diálogo, antes que nada, comienzo a ver dónde el cuento transcurrirá y después me ocupo de la voz narrativa... Comienzo a pensar al personaje y el paisaje como cosas parecidas o mutuamente dependientes.”

      El capítulo sobre la oscuridad da una buena idea del estilo del libro entero: siguiendo un impulso literario, Cain empieza a investigar pinturas en que figuran escenas de noche. Se sorprende de hallarlas reconfortantes; explorando esta reacción y estas representaciones de la oscuridad en general, nos lleva a lecturas de Calvino, Woolf, Borges, Toni Morrison, Tanizaki, Kazuo Ishiguro y algunos artistas.

      Es un recorrido liviano –transcurre en pocas páginas y no hay duda de que Cain, como admite, tiene debilidad por la viñeta– pero en última instancia estimulante; al fin del día el objetivo de un libro de esta índole debería ser motivar el lector a seguir la búsqueda por su propia cuenta. No por nada figura Borges, el lector eterno, varias veces. Otras inquisiciones hacen foco en representaciones de la nieve, la amistad entre mujeres, el arte de encontrar un buen titulo, mascotas y más, pero el hilo subyacente es siempre el placer, la ilusión y la iluminación que puede ofrecernos una buena lectura imaginativa.

      Un caballo en la noche: sobre la escritura, Amina Cain. Trad. de Jazmina Barrera. Fiordo Editores, 104 págs. $16.000


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      Kit Maude

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