Ahora sí, tal y como predijo su tío Charles Spencer, el único camino posible para Harry es seguir los pasos de su madre

Ahora que el príncipe Harry ha terminado su viaje oficial a Nigeria y que Carlos III ha vuelto a la vida pública para aupar al príncipe Guillermo con nuevos honores, es evidente que el único camino posible para el duque de Sussex es el mismo que tomó Diana de Gales en su último año de vida. El fugaz regreso de Harry al Reino Unido sirvió para comprobar que ningún miembro de la Familia Real británica movía una coma de su agenda para encontrarse con él, a la vez que reapareció el tío Charles Spencer para cumplir con la promesa que hizo en 1997 durante el funeral de Diana de Gales. El único hermano varón de la princesa lanzó algunos mensajes que a día de hoy tienen más sentido que nunca.

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La presencia de sus tíos maternos, Charles Spencer y Lady Jane Fellowes, y algunos de sus primos, en el único acto público que el príncipe Harry tuvo en Londres sirvió para mandar un mensaje que ya se había escuchado en el pasado: si la Casa Real británica falla, los Spencer siempre están allí. Hay que recordar que para ellos, una de las familias más antiguas de la nobleza británica, el emparentar con el heredero de la Corona fue una gran noticia, pero luego no ocultaron que la alegría duró poco. Las dos hermanas de Diana siempre fueron discretas, Lady Jane Fellowes y Lady Sarah McCorquodale, aunque sí hablaron con la Policía Metropolitana para esclarecer la muerte de Diana de Gales y esas declaraciones son públicas. Sin embargo, Charles Spencer, el único hermano varón y por tanto el que recibió los títulos y derechos dinásticos, fue muy combativo durante un tiempo.

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"Alguien con una nobleza natural como la tuya, demostró en el último año que no necesitaba ningún título real para continuar generando su particular tipo de magia". Esta frase, y otras similares, las leyó el propio Charles Spencer durante la emotiva, televisada, multitudinaria y sin precedentes misa funeral de Diana de Gales. Hay que recordar que cuando Diana murió, el 31 de agosto de 1997, ya había firmado el divorcio y se sabía que tarde o temprano le iban a pedir que dejara de usar el título de princesa de Gales, porque, entre otras cosas, ya no le correspondía.

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En ese último año de vida que mencionó su hermano, Diana de Gales demostró muchas cosas, entre ellas que fuera de la monarquía británica seguía teniendo una enorme influencia y capacidad para poner en marcha los proyectos humanitarios que a ella le interesaban y que, a veces, habían chocado con los intereses de la Casa Real o directamente del Estado, asuntos incómodos como el de las minas antipersona. Eso es precisamente lo que está dispuesto a hacer el príncipe Harry y ya ha comenzado en su viaje por Nigeria, el duque de Sussex quiere demostrar que puede generar un impacto positivo -él lo llama servicio público- estando fuera de la Casa Real británica.

Charles Spencer adelantó durante el funeral de Diana de Gales que esta opción, la de que uno de sus hijos cambiara de rumbo, era una posibilidad: "Ella querría que hoy nos comprometiéramos a proteger a sus queridos hijos, William y Harry, de un destino similar y lo hago aquí, Diana, en tu nombre. No les permitiremos sufrir la angustia que solía llevarte a la desesperación y las lágrimas. Y más allá de eso, en nombre de tu madre y tus hermanas, prometo que nosotros, tu familia de sangre, haremos todo lo posible para continuar con el modo en el que dirigías a estos dos jóvenes excepcionales para que sus almas no quedaran simplemente sumergidas por el deber y tradición".

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Harry, que tenía doce años cuando murió su madre, no olvidó el discurso de su tío y habló de él en sus memorias: "Hacia el final de la ceremonia llegó el turno del tío Charles, que aprovechó el tiempo que le habían asignado para arremeter contra todo el mundo". En el libro Harry revela que su tío estaba colérico ante la idea de que los dos niños tuvieran que caminar detrás del ataúd de su madre: "¡Es una barbaridad! Dejad al pequeño fuera". Al final, según revela Harry, las "altas instancias" no cedieron y tuvieron hacerlo. "El tío Charles estaba furioso, pero yo no. No me parecía bien que Willy (15 años) pasara un calvario semejante sin mí. De haberse invertido los papeles, él nunca hubiese querido -ni permitido, en realidad- que yo fuera solo. Así pues, llegada la mañana, a primera hora nos pusimos en marcha todos juntos. El tío Charles a mi derecha…".

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Después del funeral las relaciones entre los Windsor y los Spencer se congelaron y esa tensión se arrastró hasta el punto de que no volvieron a coincidir en público hasta el 2004, después de siete años de frías relaciones, cuando las dos familias acudieron a la inauguración de una fuente en su nombre en Hyde Park. Cuando Guillermo y Harry se hicieron mayores vinieron tiempos tranquilos, aunque es evidente que el segundo, el que no es heredero, siempre mostró un mayor acercamiento con los Spencer, dándoles un lugar importante tanto en su boda como en el bautizo de su primer hijo, Archie.