‘Sugar’, un homenaje a los detectives del cine clásico con sorpresa

‘Sugar’, un homenaje a los detectives del cine clásico con sorpresa

Un fotograma de 'Sugar'.

En 1990 Twin peaks se emitió en Tele 5 provocando el deslumbramiento, el éxito y la conversación embelesada entre su audiencia. Se lanzó con la pregunta de ¿Quién mató a Laura Palmer? Y terminó la temporada sin resolverse el enigma y constatando que muchas de sus secuencias alucinantes no eran pistas, sino hilos sueltos que había que haber disfrutado en su momento porque no llevaban a ningún lugar.

Gran parte de la audiencia se enfadó. Nos enfadamos. La directora de cine y directiva de RTVE Pilar Miró fue quien mejor argumentó su defensa de la deriva de la serie: “Empecé viéndola como un thriller, hasta que me di cuenta de que era una tomadura de pelo, y estaré encantada de que el señor Lynch me vuelva a tomar el pelo al final”, declaró.

Nos ocurrió otra vez con Lost, a otros con Juego de tronos, solo a quienes aborrecieron su final, y otras tantas veces. Eso nos pasa por no hacer como predica Jorge Drexler en su verso: “amar la trama más que el desenlace”.

El volantazo

Más vale acercarse con la actitud de Miró y Drexler a la serie Sugar, en Apple tv+. Este viernes se entrega su último episodio, pero en el sexto y penúltimo ya se ha producido ese giro radical del que pocas películas o series salen bien paradas. Un cambio de tercio en el que la coherencia interna sufre una durísima prueba de estrés.

Sugar comienza y se desarrolla como un homenaje a los viejos detectives con clase del Hollywood dorado. Colin Farrell da vida al Sugar del título, quien encuentra a personas desaparecidas y busca a la nieta de un productor cinematográfico.

Los ingredientes de un clásico

Un Chevrolet Corvette de 1953, trajes impecables, una calmada voz en off o maneras elegantes refuerzan el carácter clásico de Sugar. En su investigación encuentra al personaje interpretado por Amy Ryan, actriz que siempre está bien y siempre encaja

Ryan ha sido un personaje importante en The wire, en The office y en Solo asesinatos en el edificio, entre otras. Aquí se convierte en compañera de aventura del protagonista y añade un color nuevo a un tono que corría el riesgo de quedar anquilosado.

Una estrella muy bien rodeada

Farrell aporta su carisma de superestrella a la serie. El actor ha participado tanto en enormes taquillazos como en cine de autor. En televisión protagonizó la segunda entrega de True detective y HBO max ha anunciado el estreno en otoño de El pingüino, en la que el actor encarna a este personaje del universo Batman.

Al otro lado de la cámara también aparece un nombre sobresaliente en la industria audiovisual. Fernando Meirelles dirigió con Kátia Lund la vibrante Ciudad de Dios y posteriormente, en solitario, El jardinero fiel o Los dos papas. La emisión de Sugar, donde el brasileño está a cargo de la mitad de los episodios coincide con la de otra serie con varias entregas dirigidas por Meirelles, la interesante El simpatizante, en HBO Max. 

Amor al cine antiguo

Pero el alma tras el proyecto pertenece a Mark Protosevich en su primera incursión en televisión. Este guionista ha querido rendir homenaje a su propia pasión por el cine clásico. 

No solo Sugar se comporta y evoca en cada movimiento a un detective a lo Philip Marlowe. La música, la melancolía de la noche, la ciudad de Los Ángeles como protagonista refuerzan lo cinematográfico.

Además, el caso que debe investigar el detective afecta a una familia enteramente dedicada al cine. El cliente pertenece a la generación del cine clásico, su hijo es responsable de películas comerciales y mediocres y el nieto un mocoso que no ha sabido encontrar su lugar ni en la industria ni en la vida. La desaparecida no quería participar en el negocio familiar, pero guardaba intrigantes relaciones con él. 

Pasajes de películas clásicas se incluyen en el montaje

A la pasión por el cine de Sugar se unen las apariciones en pantalla de fragmentos de películas clásicas intercalados con los pensamientos y reflexiones del protagonista. Un artículo en Letterboxd recoge las referencias preferidas de Protosevich incluidas en la serie. La serie noventera Sigue soñando sobresalió utilizando este complicado recurso durante sus 120 episodios.

Así pues, tenemos una serie que rinde homenaje a un género de antihéroes, de protagonistas que han visto demasiado y aún buscan algo de luz entre la oscuridad de los crímenes que investigan. 

Extraña mezcla de géneros

Y debajo de esa historia habita otra. En principio tan incompatible que parece que se han metido los géneros literarios en un bombo y se ha sacado una papeleta al azar y ahí estamos, mezclando setas y Rolex en espera de ver si tiene algún sentido.

El caso es que cuando Protosevich acudió a presentar su proyecto a Apple lo hizo con los dos primeros episodios escritos y desde el primero se desvelaba este secreto oculto. Luego los productores ejecutivos decidieron alterar la estructura y guardarse la sorpresa.

A falta de un arriesgado final

Falta la conclusión de la serie, pero personalmente creo que mostrar desde el principio el dato que lo cambia todo hubiera mejorado mucho el conjunto. Ahora nos enfrentamos a uno de esos giros ante los que hay que dar un paso atrás, distanciarse de lo que has estado viendo hasta el momento y recordar que no merece la pena enfadarse. 

En el peor de los casos habría que admitir que durante las horas que has dedicado a ver la serie probablemente no hubieras avanzado en nada trascendental que el mundo haya perdido de tu parte. 

El camino del riesgo

Por otro lado, se puede celebrar que del riesgo también nacen grandes hallazgos y no se llamaría riesgo si su contrapartida no fuera la posibilidad cierta de haberse equivocado.

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Abierto hasta el amanecer comenzaba como una película de delincuentes y carreteras y de pronto se convertía en un festival zombi. No gustó a todo el mundo, pero si a buena parte de la audiencia. Aún así conservaba un tono gamberro a lo largo de todo el metraje que mantenía un hilo de unidad en sus dos mitades.

La coherencia interna

Ahora Sugar tiene que integrar en su final la gran sorpresa consiguiendo un ensamblaje que no haga descarrilar la propuesta. En ficción se puede hacer todo. Las únicas reglas que existen son las que los propios autores y autoras crean para cada proyecto. 

A cambio, esas reglas son las que responsables de la coherencia interna y crean un vínculo con la audiencia que las ha aceptado. Veremos si los autores de Sugar han sido capaces de triunfar en un experimento tan difícil. De momento, hay que darles crédito porque en los primeros episodios han logrado un clima evocador y una intriga elegantemente rodada e interpretada.

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