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Cusco: declaran Patrimonio Cultural a conocimientos asociados a la bandurria en San Pablo

El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación a los conocimientos asociados a la bandurria en San Pablo, ubicado en la provincia de Canchis, región Cusco. ANDINA/Difusión

El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación a los conocimientos asociados a la bandurria en San Pablo, ubicado en la provincia de Canchis, región Cusco. ANDINA/Difusión

15:28 | Lima, may. 13.

El Ministerio de Cultural declaró Patrimonio Cultural de la Nación a los “Conocimientos, técnicas y usos asociados a la bandurria, instrumento musical de cuerda elaborado en Chara y en San Pablo", del distrito de San Pablo, ubicado en la provincia de Canchis, región Cusco.

Así lo dispone la Resolución Viceministerial N° 000113-2024-VMPCIC/MC publicada hoy en la separata de Normas Legales del Diario Oficial El Peruano.

La norma destaca la importancia y significado que tiene los "Conocimientos, técnicas y usos asociados a la bandurria, instrumento musical de cuerda elaborado en Chara y en San Pablo, distrito de San Pablo", en la construcción de la identidad cultural local, así como para el fortalecimiento de la memoria histórica de su población.

En los considerandos de la resolución, el Ministerio de Cultura destaca que la bandurria es el instrumento más popular en el distrito de San Pablo, especialmente en la comunidad campesina de Chara de la provincia de Canchis. Conforme a los testimonios de los portadores, el origen de la bandurria en la zona se remite a fines del siglo XIX, con la llegada de un maestro guitarrero de la ciudad de Juliaca contratado por los hermanos Casiano y Julián Flores y por los hermanos Leocadio y Benito Tunque para que les enseñe a elaborar instrumentos musicales de cuerda.

Refiere que, de acuerdo a la revista Centenario de San Pablo en una edición de 1997, el uso de la bandurria en el distrito de San Pablo se remite a la presencia de músicos en la festividad del día jubilar de la Virgen de Belén, en 1933, cuando se contó con la presencia de los músicos vernaculares Santos Mercado Cueva, Benjamín Huallpa Díaz y Manuel Ccorimanya, Estos eran, a su vez, comerciantes viajeros por lo que llegaron a dicha festividad con la bandurria bandolera interpretando la música de la danza mactta tusuc. Fue así que revolucionaron la música en la localidad, naciendo el uso de la bandurria en los lugareños quienes la adaptaron y perfeccionaron.

Una historia oral indica que, en el año 1908 aproximadamente, quien adaptó la bandurria original e hizo el primer modelo de “marimacho” fue el maestro Cirilo Tapia Huayhuacca, quien residía en la plazoleta Belén de San Pablo y fabricaba instrumentos musicales como el arpa, el chillador, el violín y el charango. En la capilla local, regentada por sacerdotes españoles había un laúd, el cual fue replicado y adaptado por el mencionado maestro, dando origen al “marimacho”. Cabe anotar que, en la actualidad existen bandurrias de tres tipos: bandurria, medio “marimacho” y “marimacho” entero.


En lo que se refiere a su fabricación, la bandurria es elaborada por maestros bandurristas tanto en San Pablo como en Chara. Dentro de los materiales que utilizan, se encuentran distintos tipos de madera como la de sauco, pino Oregón, cedro, caoba o nogal, primando hoy en día el uso nogal, cedro o caoba; cuerdas de metal, que antiguamente se confeccionaban con las tripas del cuy; clavijeros de metal, que son las piezas que permiten sostener las cuerdas y que, anteriormente, eran de madera; cola o goma sintética, pegamento que, antiguamente, era elaborado con cuero de ganado y servía para unir las piezas de la bandurria; lija, lámina de distintos grosores para pulir la madera; charol o gomalaca, insumo que, mezclado con alcohol, otorga brillo a la madera; así como la laca selladora, barniz de origen industrial que se emplea para dar los acabados al instrumento musical.

Existen tres tipos de bandurria, tanto en Chara como en San Pablo. Las dimensiones de cada tipo son aproximadas y varían de acuerdo a los criterios del maestro bandurrista, así como a los requerimientos del músico: la bandurria, normalmente, posee un peso de 1.150 kilogramos, entre 80 a 85 cm de longitud total, 35 cm de largo de la trastapa, 29 cm de ancho de la caja de resonancia y 6.5 cm de alto del aro. Asimismo, la bandurria, en su versión marimacho medio, tiene un peso aproximado de 1.300 kilogramos, 90 a 95 cm de longitud total, 37 cm de largo de la trastapa, 32 cm de ancho de la caja de resonancia y 8.5 cm de altura del aro. Por su parte, la versión marimacho entero tiene un peso de 1.500 kilogramos, 95 cm de longitud total, 39 cm de largo de la trastapa, 34 a 36 cm de ancho de caja y 9 a 10 cm de alto del aro.

Protagonista del carnaval


Por otro lado, cabe resaltar la presencia de la bandurria en las festividades locales desde hace décadas. Al respecto, en 1947, el diario La Verdad de Sicuani informaba que los pobladores utilizaban un instrumento singular llamado bandurria, al que comúnmente confundían con el charango. Sin embargo, era un instrumento de cuerda que podría ubicarse entre el charango y la mandolina, y que era óptimo para la ejecución de huainos. Igualmente, dicho diario mencionaba que, en general, los habitantes de San Pablo, al llegar a la adolescencia, adquirían una bandurria hecha por los artesanos del mismo distrito. Así, se exhibían tocando el instrumento en las calles de Sicuani (distrito ubicado en la provincia de Canchis, departamento de Cusco) con ocasión de las ferias dominicales desde dos meses antes del carnaval hasta ocho días después. Al respecto, en la actualidad la bandurria cobra una presencia muy importante durante el carnaval del distrito de San Pablo, en el que se presentan bailes y pasacalles entre parejas, acompañados de cantos de enamoramiento y coqueteo. El carnaval se celebra durante una semana, desarrollándose el martes el concurso “Urpiurqoy – San Pablo”, a cargo de centros folclóricos, autoridades y población en general. En este, las cholas (como denominan a las mujeres indígenas) son cortejadas por los maqt’as (como denominan a los hombres jóvenes y solteros), cantando y bailando al ritmo de la bandurria, contándose con la participación mayoritaria de jóvenes.

El viernes es el día central del carnaval, cuando se desarrolla el reconocido Concurso “Bandurria de Oro” organizado por la Municipalidad Distrital de San Pablo, los pobladores del distrito y de las comunidades de Chara-Mayupata, Santa Bárbara, Paqpaqa e Inkaparte. Este concurso que convoca a los jóvenes solteros presenta dos categorías: en la primera, se presentan parejas de participantes, conformadas por un varón que toca la bandurria y una mujer que canta; mientras que, en la segunda categoría, participan solo dos hombres tocando la bandurria. Cada participación tiene una duración de cinco a ocho minutos, dependiendo de la canción. El concurso termina cuando el jurado da los resultados y entrega los trofeos a los ganadores en cada una de las categorías. Igualmente, el domingo se lleva a cabo el tradicional concurso “Qhaswa carnavalesco” de carácter inter comunal, el cual es una actividad de despedida de los carnavales en la que los maqt’as y las cholas recorren todas las calles del distrito, cantando y tocando la bandurria hasta el amanecer.

Otro aspecto relevante es el componente místico alrededor de la bandurria, al igual que de otros instrumentos musicales. Existen diversas prácticas rituales para asegurar la afinación y buen sonido de un instrumento, como las registradas por el etnomusicólogo Thomas Turino en los andes del sur peruano, siendo una de ellas el “dejar” los instrumentos a las sirenas, seres mitológicos descritos, típicamente, como hermosas mujeres con cola de pez, las cuales están asociadas a la música y la seducción. Al respecto, existen leyendas en las tradiciones orales andinas que mencionan que las sirenas abandonaron el mar para morar en los ríos y lagunas, en especial al lado de las cascadas o cataratas, denominadas pacchas.

Por ello, antiguamente, los músicos acudían a las orillas a dejar sus instrumentos de cuerda o viento, como arpas, violines, guitarras, charangos, bandurrias o quenas, ya que las sirenas salían a medianoche a afinarlos. Al amanecer, los músicos encontraban sus instrumentos ya afinados listos para ser tocados por primera vez. Esta práctica continúa hoy en día, apreciándose a los músicos dejar sus instrumentos envueltos en una manta, junto con ofrendas, como hojas de coca, chuño, pequeñas figuras de adorno, monedas, flores, licores, chicha, dulces, entre otros.

Esta estrecha asociación de la sirena con los instrumentos musicales podría haberse originado en América Latina, en el periodo colonial, con la introducción de dichos instrumentos y la imagen de las mitológicas sirenas a los Andes. Como indica Thomas Turino, dicha asociación podría haber sido facilitada por las creencias en espíritus precolombinos del agua y la música, que habrían existido de acuerdo a un intricado dibujo titulado “Canciones y música. Araui Picollo Uanca” hecho por el cronista del siglo XVII, Felipe Guamán Poma y que aparece en su obra Nueva crónica y buen gobierno. En este dibujo, se observan a dos hombres que tocan la flauta, mirando el río desde lo alto. Dentro del río, en una caída de agua, se sientan dos enigmáticas mujeres, quienes están desnudas y son mostradas, claramente, como si estuvieran cantando.

La permanencia y popularidad de la bandurria hoy en día, depende de la participación de los portadores en los conocimientos asociados a este instrumento, como son los maestros bandurristas. En la década de 1940, en Chara, se agruparon en un sector de la comunidad unos setenta aproximadamente siendo reconocidos como carpinteros. Hasta la actualidad, entre San Pablo y Chara se tiene conocimiento de que existe más de medio centenar de maestros bandurristas, muchos de los cuales han adquirido los conocimientos a nivel intrafamiliar. Por ejemplo, y como se mencionó, quien habría adaptado la bandurria original y creado la versión marimacho fue el maestro Cirilo Tapia Huayhuacca, residente en San Pablo. Él transmitió sus conocimientos a sus hijos, Aurelio e Hilario Tapia Quispe, y a sus yernos, Tomás Palomino y Felix Bailón Choque Arteaga. El hijo de este último, Gerardo Choque Tapia, se convirtió también en maestro bandurrista y radica, actualmente, en San Pablo, a sus 87 años de edad.

Gracias al uso de la bandurria, se transmiten historias, emociones y creencias, todo lo cual es parte de la memoria histórica y colectiva. Muestra de ello es la creencia de que la bandurria debe ser “sirenada”, lo cual implica la transmisión y ejecución de antiguas prácticas rituales, anteriormente descritas. En cuarto lugar, finalmente, la bandurria y los conocimientos asociados a esta, contribuyen a la existencia de organizaciones y asociaciones que tienen la misión de promover el uso de este instrumento musical, preservar en el tiempo los conocimientos ligados a este instrumento y transmitirlos a las siguientes generaciones.

La resolución encarga a la Dirección de Patrimonio Inmaterial, en coordinación con la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco y la comunidad de portadores, la elaboración cada cinco años de un informe detallado sobre el estado de la expresión declarada, de modo que el registro institucional pueda ser actualizado en cuanto a los cambios producidos en la manifestación, los riesgos que pudiesen surgir en su vigencia, y otros aspectos relevantes, a efectos de realizar el seguimiento institucional de su desenvolvimiento y salvaguardia, de ser el caso.

La norma lleva la firma de la viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Haydee Rosas Chávez.

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(FIN) MAO

Publicado: 13/5/2024