Argumento Desde mi punto de vista, la ética en la práctica profesional no es simplemente una opción, sino un deber fundamental que cada profesional debe asumir con responsabilidad y compromiso. Los principios de la bioética, autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia, sirven como guía para garantizar que nuestras acciones estén en línea con los valores fundamentales de la profesión y el respeto hacia los individuos a quienes servimos. En primer lugar, el principio de autonomía destaca la importancia del respeto a la capacidad de decisión de cada individuo. Como profesional, es fundamental reconocer y respetar la autonomía del paciente al tomar decisiones relacionadas con su salud, asegurándose de proporcionar la información necesaria para que puedan tomar decisiones informadas y participar activamente en su atención médica. La beneficencia, por otro lado, nos recuerda la obligación de actuar en beneficio del paciente y promover su bienestar. Esto va más allá de simplemente proporcionar tratamiento médico, implica también la atención compasiva y la consideración de las necesidades emocionales y sociales de cada paciente. La búsqueda del bien del paciente debe ser el núcleo de todas nuestras acciones profesionales. La no maleficencia, por su parte, nos insta a evitar causar daño a nuestros pacientes. Esto implica no solo la prevención de daños físicos, sino también la protección de su dignidad, privacidad y confidencialidad. Es nuestra responsabilidad garantizar que nuestras acciones no causen sufrimiento innecesario o daño a aquellos a quienes servimos. Finalmente, el principio de justicia nos llama a actuar de manera equitativa y justa, garantizando que todos los individuos tengan acceso a la atención médica y los recursos necesarios para mantener su salud. Esto implica abordar las disparidades en el acceso a la atención médica y trabajar hacia la eliminación de barreras que puedan impedir que ciertos grupos reciban el cuidado que merecen.