Cae la noche en Mestalla. La grada ya est� vac�a. Atrona el silencio y solo un par de periodistas rezagados pueblan la zona de prensa acabando sus cr�nicas de lo que ha sido un tedioso partido. Las luces del estadio a�n iluminan el c�sped y de forma espont�nea un bal�n echa a rodar.
En un abrir y cerrar de ojos un buen pu�ado de chavales salta al campo y montan un partido improvisado. Balonazos, gritos, todos corriendo dentr�s de la redonda y por el t�nel de vestuarios emerge la figura de un se�or con traje: Rub�n Baraja. El t�cnico parece haberse despojado del disfraz de entrenador y se ha puesto el de padre. Ha terminado su rueda de prensa y vuelve al foso.
Pero la cabra tira al monte. "Desm�rcate al espacio", chilla. Y uno de los chavales tira la diagonal. Uno piensa desde la grada que podr�an ser la nueva generaci�n de valencianistas, tampoco se llevan tantos a�os con los Yarek, Mosquera, Guerra y compa��a. "Cas�, al palo", consuela a uno de los m�s peque�os que ha estrellado un pelotazo en la madera.
Mientras de instrucciones Papi Baraja va recogiendo, como cualquiera con hijos a sus espaldas, las chaquetas y sudaderas que los ni�os van esparciendo por todo el c�sped de Mestalla. Tras varios intentos de acabar el choque, ya se va haciendo tarde y rondamos las diez de la noche, el vallisoletano saca el genio. "�ltima acci�n que ma�ana hay cole". Se acaba la fiesta sobre el templo de Mestalla. Lo ni�os recogen de mala gana: "Pap� un rato m�s", un cl�sico.
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