Crítica: Abigail - Rolling Stone en Español
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Crítica: Abigail

Si usted es de aquellos que extrañaba la época en la que se hacían películas de vampiros tan aterradoras como divertidas, la espera ha llegado a su fin.

Matt Bettinelli-Olpin, Tyler Gillett 

/ Alisha Weir, Melissa Barrera, Dan Stevens, Angus Cloud, Kevin Durand, Giancarlo Esposito, Kathryn Newton, Matthew Goode

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de UIP

Un grupo de secuestradores, quienes no se conocían previamente, son reunidos para un trabajo único por el misterioso Lambert (Giancarlo Esposito). Sus nombres clave son Joey (Melissa Barrera) y Rickles (William Catlett), dos exmilitares; Frank (Dan Stevens), un expolicía; Sammy (Kathryn Newton), la hacker del grupo; Peter (Kevin Durand), el matón; y Dean el chofer (interpretado por el fallecido Angus Cloud de Euphoria a quien esta cinta está dedicada). 

Su misión consiste en secuestrar a una pequeña niña bailarina de ballet de 12 años llamada Abigail (Alisha Weir del musical de Matilda), y pedirle a su padre millonario una fortuna por su rescate. Pero como la misma niña advierte a sus captores, no saben con quienes se han metido. Piensen en Mi pobre angelito con mucha, mucha, mucha sangre (como debe ser).

La dupla de directores conformada por Matt Bettinelli-Olpin, Tyler Gillett sabe muy bien cómo mezclar el horror con el humor, como lo demostraron en las cintas Ready Or Not y la “recuela” de Scream (no siendo así en la espantosa Scream VI). Se puede afirmar que han recuperado sus fuerzas, ya que Abigail es su mejor trabajo hasta la fecha. La premisa de la casa embrujada en la que sus huéspedes van cayendo uno por uno ante uno, al mejor estilo de The Haunting, aquí se respeta al máximo, conjugándose con ese humor sucio y perverso que hizo que Fright Night y The Lost Boys, esas dos estupendas cintas de los ochenta, fueran toda una delicia sangrienta.

También hay que decir que Abigail guarda muchas sorpresas (algunas de las cuales ya se estropearon con un tráiler demasiado revelador), pero que aquí no se discutirán para aumentar el disfrute de todo un auténtico placer culposo.

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