La desgarradora historia real de Hasta el último hombre que no conocías

La desgarradora historia real de Hasta el último hombre que no conocías

Más que una película bélica basada en hechos reales, Hasta el último hombre es un tributo al heroísmo

La desgarradora historia real de Hasta el último hombre que no conocías
La terrible e impactante historia que se encuentra detrás de esta película

En el mundo del cine, basta con una buena narrativa para atraer y cautivar a la audiencia, sin embargo, las películas basadas en hechos reales, se caracterizan por tener un efecto poderoso que incrementa las probabilidades de superar las expectativas de los cinéfilos. Así lo demuestra Hasta el último hombre, la producción dirigida por Mel Gibson, que cuenta la historia de Desmond T. Doss, un objetor de conciencia de la violencia cuyo valor y fe, le permitieron salvar la vida de 75 soldados durante la Batalla de Okinawa.

Este drama biográfico difiere un poco del esquema clásico de mejores películas bélicas de todos los tiempos, ya que su argumento se enfoca en mostrar la cara de la derrota y la enorme labor que ejercen los Médicos de Combate.

La representación realista de lo que se vive en los campos de batalla

Hasta el último hombre 3

Esta película es un ejemplo bastante acertado de un enfrentamiento bélico

Durante 2016 se estrenaron varias producciones del género bélico asociadas a la Segunda Guerra Mundial, incluyendo Operación Anthropoid, protagonizada por el ganador de los Premios Óscar, Cillian Murphy. Sin embargo, ninguna consigue igualar la forma de representar la realidad que se vive en el campo de batalla como lo hace Hasta el último hombre.

En un primer encuentro, nos topamos con el impacto que genera una escena llena de cuerpos inertes y rostros ensangrentados, seguido de una serie de secuencias en cámara lenta que enfatiza la lucha por la supervivencia y se aleja de los argumentos nacionalistas.

La intención no es llevar a la pantalla una historia más acerca de las atrocidades que definen a la Segunda Guerra Mundial, sino enaltecer la valentía de un objetor de conciencia a la violencia. Desmond Doss demostró que no hace falta portar un arma para servir al país. Tal como declaró durante su juicio, su propósito de ir a la guerra era salvar vidas, mientras otros se dedicaban a quitarlas.

Una lección de valor y de fe

De forma magistral, Andrew Garfield asume el rol protagónico e interpreta Desmond Doss, quien emprende el camino hacia la batalla armados únicamente de una Biblia y su fe. Teniendo en cuenta la dimensión del enfrentamiento entre las fuerzas japonesas y las americanas durante la Batalla de Okinawa, era fácil asumir la decisión de no portar armas como un acto suicida.

En medio de una zona llena de trampas explosivas y ametralladoras mortales, Doss no solo eludió la orden de retirada, sino que regresó varias veces al medio del fuego cruzado para salvar a los heridos. En sus declaraciones, aseguró que en cada retorno imploraba al señor que le permitiera salvar a uno más. Aunque alcanzó el reconocimiento gracias a su heroica participación en la Batalla de Okinawa, Doss había prestado servicio como médico en Filipinas y Guam.

Si bien se le adjudicó el rescate de 75 hombres, esta cantidad fue fijada como un punto intermedio entre dos versiones, ya que él mismo dijo que fueron solo 50, mientras que el equipo afirma que salvó a 100 personas.

Además del riesgo inminente de no llevar un arma, Doss enfrentó el peligro de ser un blanco directo para el ejército japonés. Esto se debe a que acostumbraban a atacar a los médicos de combate. Sus heridas al final del asalto armado incluyen impacto por metralla y fractura de brazo.

Una labor que merece ser inmortalizada

Hasta el último hombre 3

El heroísmo de este soldado pasó a la historia

El 12 de octubre de 1945 Doss pasó a la historia como el primer objetor en ser reconocido con la Medalla de Honor. Esto despertó el interés de autores y cineastas interesados en exponer sus acciones, sin embargo, ninguno aceptó cumplir su único requisito, exponer solo la verdad.

La producción de Mechanic y Gibson llegó a la pantalla una década después de la muerte de Doss, pero aseguran que la película es la versión más fidedigna que puede ofrecerse al público para convertirse en un producto convincente.

En definitiva, Hasta el último hombre sorprende gratamente a través de su capacidad de mostrar los detalles del conflicto bélico, sin caer en las connotaciones nacionalistas. Desde el primer momento, se hace sentir la tendencia a priorizar el realismo que define el estilo de hacer cine de Mel Gibson, lo que permite que la producción se convierta en un auténtico tributo a la historia de Desmond Doss, a pesar de haberse tomado ciertas libertades creativas.

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