Editorial: 9 de Mayo: Día de la victoria - 09/05/24

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Hoy es el jueves 9 de mayo de 2024 y me dirijo a los hispanoparlantes de ambos hemisferios, a los situados a uno y otro lado del Atlántico y, como siempre, lo hago desde el exilio Corría el año 1944 cuando, en el mes de junio, las tropas americanas, británicas y canadienses abrieron el esperado segundo frente contra el nazismo en Europa. Aunque la propaganda, y Hollywood en especial, insistirían en atribuir a ese episodio el carácter decisivo de la Segunda Guerra Mundial, la realidad es que, como escribiría el mismo Winston Churchill en sus memorias, para cuando los aliados occidentales desembarcaron en Francia en 1944, las tropas rusas ya habían destripado al ejército de Hitler. A pesar de esa favorable circunstancia y de contar con una aplastante superioridad material, especialmente en lo que a la aviación se refería, americanos, británicos y canadienses no lograron romper el frente alemán en Normandía y tuvieron que solicitar que el ejército rojo lanzara una ofensiva para poder acabar con la resistencia de los nazis en Francia. Fue así como en el mismo mes de junio de 1944 el ejército soviético improvisó y lanzó la denominada Operación Bagration. Esta operación obligó a Hitler a retirar tropas de Normandía, logró aniquilar al cuerpo central de ejércitos del Tercer Reich, liberó campos de exterminio como el de Auschwitz y llegó en apenas unas semanas hasta las puertas de Varsovia.

La liberación de Polonia del yugo nazi le costaría al ejército rojo nada menos que medio millón de muertos, más que los sufridos por Estados Unidos en todos los frentes unidos a lo largo de la guerra. Ese papel decisivo del ejército rojo no cambiaría en el año escaso que quedaba de conflicto. De las bajas que sufrirían las fuerzas nazis en el resto de la guerra, unas tres cuartas partes, es decir 2,7 millones, fueron ocasionadas por el ejército soviético en el frente del este, y de estas, un millón y cuarto tuvieron lugar entre enero de 1945 y los primeros días de mayo del mismo año. Que finalmente fueran las fuerzas del ejército rojo las que entraran en Berlín, la capital del Tercer Reich, tenía una enorme lógica, porque pertenecían a la nación que, con inmensa diferencia, mayor esfuerzo, mayor sacrificio y mayor tributo había dispensado para derrotar al nazismo.

Hoy, 9 de mayo, se cumple el 79 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Sin ánimo de ser exhaustivos, los hechos son los siguientes. Primero a pesar de las visiones partidistas a que nos han acostumbrado durante casi 80 años, a día de hoy los orígenes de la Segunda Guerra Mundial pueden trazarse con facilidad. La maquinaria nazi se pudo desarrollar porque los aliados occidentales soñaban con que Hitler, tal y como había quedado escrito en Mein Kampf, provocaría una guerra contra la Unión Soviética. En esa guerra el peso de la lucha sería evitado teóricamente por Gran Bretaña, francia y los Estados Unidos, que se limitarían a recoger los despojos.

Segundo de manera bien reveladora, comenzando por el Vaticano a inicios de 1933, nada más llegar Hitler al poder, y continuando por la práctica totalidad de las naciones europeas, todos los países fueron firmando acuerdos que contribuyeron a fortalecer la posición del Führer. Tercero se oculta siempre, pero en la misma conferencia de Múnich de 1938, checoslovaquia fue desmembrada no sólo en favor de que los sudetes fueran devueltos a Alemania, sino también de que Polonia, una nación que no dejó de agredir militarmente a sus vecinos durante todo el periodo de entreguerras, se llevara también un pedazo del territorio checoslovaco. Winston Churchill mismo definiría entonces a Polonia acertadamente como la hiena de Europa. Cuarto semejante política quedó de manifiesto también en la forma en que todos los ofrecimientos de la Unión Soviética para crear un sistema de seguridad mundial frente al nazismo fueron rechazados por los aliados occidentales, que sólo esperaban que Hitler acabara cumpliendo con sus deseos. Quinto sin embargo, en política las circunstancias no siempre se producen como se planean y en el verano de 1939 la Unión Soviética firmó un acuerdo con el Tercer Reich que beneficiaba a ambas partes. Para Hitler significaba que no tendría que combatir en caso de guerra en dos frentes y que además podría escoger sobre quién asestar sus golpes. Para Stalin implicaba la seguridad de que ganaría tiempo frente a una agresión nazi inevitable que se venía planeando desde hacía años.

Sexto durante el verano de 1939, cuando Hitler intentó solucionar por vía diplomática con Polonia el contencioso de Danzig, fueron Gran Bretaña, francia e incluso los Estados Unidos quienes presionaron a Polonia para que no llegara a ningún tipo de acuerdo, ya que supuestamente recibiría el apoyo de las potencias occidentales y, en caso de estallar la guerra, podría quedarse incluso con algún pedazo añadido de Alemania. Séptimo Polonia creyó de manera estúpida y soberbia en las promesas occidentales y optó por el camino de la guerra en vez de por la solución diplomática, como habían esperado los aliados occidentales. El 1 de octubre de 1939 su territorio fue invadido por las tropas del Tercer Reich, ni británicos, ni franceses, ni mucho menos americanos dispararon un solo tiro en favor de Polonia, mientras Alemania machacaba en un tiempo récord a la altiva e imprudente nación. Al declarar la guerra Gran Bretaña y Francia a Alemania, lo que era un conflicto localizado en el este de Europa se convirtió en la Segunda Guerra Mundial. Octavo la Segunda Guerra Mundial llegó a ser el conflicto armado más mortífero de la historia de la humanidad.

Entre 70 y 85 millones de personas perecieron en ella, lo que significaba el 3% de la población mundial en 1940. Noveno las muertes relacionadas directamente con la guerra se cifran entre 50 y 56 millones, a los que hay que sumar entre 19 y 28 millones relacionados con las enfermedades y el hambre. Décimo los muertos civiles fueron entre 50 y 55 millones, lo que más que duplica la cifra de muertos militares, que estuvo entre 21 y 25 millones, entre los que se encuentran unos 5 millones de personas muertas en cautiverio. Un décimo más de la mitad de las muertes de la Segunda Guerra Mundial fueron sufridas por China y la Unión Soviética. Duodécimo así Polonia sufrió entre 5 millones y medio y 5 millones 800 mil muertos, de los que la mayoría fueron civiles y entre ellos un millón de judíos exterminados durante el holocausto De manera trágicamente reveladora y que se quiere pasar por alto. Su liberación del nazismo no vino de la mano de británicos, americanos o franceses, sino del ejército rojo. Sin la sangre derramada por los soldados rusos, polonia jamás se habría librado del yugo nazi.

Décimo tercero China sufrió 20 millones de muertos, que comenzaron a morir antes de 1939 con la invasión perpetrada por el Japón. Décimo cuarto Alemania sufrió 5.300.000 soldados muertos, entre los que se encontraron unos 900.000 reclutados en zonas del Gran Reich como Austria o los Sudetes. Décimo quinto cifras menores de caídos tuvieron lugar en las naciones que apoyaron al nazismo, como Italia, rumanía, bulgaria y Hungría, o entre los colaboracionistas de los nazis que formaron unidades específicas, como los nacionalistas ucranianos de bandera o los lituanos, estonios y letones que combatieron en las ss. Décimo sexto gran bretaña y otras naciones de la commonwealth sufrieron algo más de medio millón de muertos, de los que un porcentaje muy elevado fueron indios, mientras que Estados Unidos tuvo 407.000 muertos y apenas bajas civiles. Décimo séptimo la Unión Soviética sufrió no menos de 27 millones de muertos, es decir más de cinco veces los sufridos por la Alemania nazi, más de 54 veces los sufridos por Gran Bretaña y la Camel West y casi 70 veces más que los Estados Unidos.

Décimo octavo de los muertos sufridos por la Unión Soviética, algo menos de 9 millones lo fueron en combate, siendo con diferencia el país que más muerte sufrió en el campo de batalla. Los otros 18 millones fueron civiles, entre los que se encontró aproximadamente un millón de judíos. Noveno De los más de nueve millones y medio de soviéticos enterrados en fosas comunes durante la guerra mundial, más de seis millones permanecen sin identificar. Vigésimo Sin ningún género de dudas, la Unión Soviética no sólo fue el país que soportó un tributo mayor en la guerra contra el nazismo, sino también el que, con inmensa diferencia, contribuyó más a la victoria. Vigésimo primero Las pérdidas alemanas fueron relativamente bajas hasta la batalla de Stalingrado, en la que, sólo en un mes, murieron 180.310 soldados alemanes combatiendo contra el ejército rojo, combatiendo contra el ejército rojo 22.

De los 5.300.000 soldados alemanes muertos durante la guerra, más del 80% cayó en los dos últimos años del conflicto y las tres cuartas partes lo fueron a causa de los combates contra el ejército rojo. En otras palabras, los soldados soviéticos causaron tres veces más bajas a los ejércitos nazis que las que les ocasionaron los ejércitos sumados de Estados Unidos, gran Bretaña, francia, polonia, italia, bélgica, luxemburgo, holanda, noruega, dinamarca, yugoslavia y Grecia. Noruega, dinamarca, yugoslavia y Grecia. Vigésimo tercero en el último año de la guerra, el 68,5% de las bajas sufridas por los ejércitos de Hitler fueron causadas por el ejército soviético. Vigésimo cuarto de manera bien reveladora, polonia fue totalmente abandonada por los aliados occidentales, que pactaron su permanencia en la esfera de poder soviético.

Aunque en la posguerra, por decisión de Stalin, polonia experimentó un notable crecimiento territorial a costa de Alemania, sufriría durante décadas una dictadura comunista. Sin duda pagó un precio muy elevado por haberse fiado de los aliados occidentales en 1939, aunque hasta el día de hoy no se ha planteado jamás devolver a Alemania los territorios que le arrebató, es obvio que el futuro no fue como lo habían esperado. Gran Bretaña, francia, bélgica y Holanda tuvieron que enfrentarse con la pérdida de sus imperios coloniales. 26º La Unión Soviética no sólo no desapareció en el curso de la Segunda Guerra Mundial, sino que aumentó enormemente su área de influencia. Habría que esperar más de cuatro décadas para ver su final.

27. Estados Unidos, apelando a la amenaza comunista, convirtió, mediante la OTAN, a las naciones de Europa Occidental en protectorados en materia de defensa, desplegando bases en el continente que no han dejado de aumentar en número y capacidad desde entonces, a pesar de la desaparición de la Unión Soviética hace más de tres décadas. Vigésimo octavo Definitivamente Europa ha dejado de ser el centro del mundo cuando, en lugar de acabar con el nazismo desde el principio, lo alimentó en la suicida esperanza de que constituyera su mejor baza contra la Unión Soviética. Al actuar así, sembró las semillas de conflictos que se extienden hasta el día de hoy. Vigésimo noveno Para colmo, no pocos de los criminales de guerra nazi escaparon a su castigo, encaramándose en los rasgos en los rangos de la otan, encargándose de funciones relacionadas con la inteligencia, oponiéndose al servicio de gran bretaña o eeuu, como fue el caso del genocida ucraniano stepan bandera, al que todavía hoy en día se honra como un héroe.

Y trigésimo hoy en día, naciones que fueron liberadas por el ejército rojo, como Polonia, derriban los monumentos erigidos en honor de aquellos que dieron su vida por su liberación del yugo nazi e incluso, en casos como los de Ucrania, estonia, lituania y Letonia honran y levantan monumentos a criminales de guerra que combatieron a las órdenes de Hitler, que formaron parte de unidades de las SS y que incluso participaron en acciones de exterminio. El nacionalsocialismo fue una de las peores amenazas que ha asolado la historia de la humanidad, forjado sobre siglos de antisemitismo medieval, cuyas leyes contra los judíos, surgidas de documentos papales y conciliares, copió en las leyes de Nuremberg. La manera injusta en que los vencedores de la Primera Guerra Mundial redibujaron el mapa de tres continentes y en especial de Europa, le ayudó a que sostuviera no solo tesis sobre la superioridad de la raza, sino también una política de expansión territorial y una visión del poder político que excluía la libertad en favor de principios como la sangre y el suelo. Desde el principio, el nacionalsocialismo en el poder se reveló muy superior a sus adversarios en la obtención de resultados.

A diferencia de Gran Bretaña, de Francia o incluso de los Estados Unidos del New Deal, hitler consiguió acabar con el pavoroso desempleo alemán en apenas unos meses e impulsó un espectacular crecimiento económico. Se suele ocultar, sin embargo, el papel que en su éxito tuvieron empresarios y financieros occidentales como los Bush de Estados Unidos o los Barbour, que eran judíos y que, no obstante, siguieron negociando con el Tercer Reich durante años, mucho antes de que estallara la guerra, hitler había logrado incluso empezar a poner las bases de un nuevo orden económico y financiero que habría resultado fatal para el que existía en Occidente y que pesó de manera considerable en dudar de que pudiera cumplir adecuadamente con el papel que se le había asignado de destructor de la Unión Soviética. Como arma contra la Unión Soviética, hitler era contemplado como un fenómeno absolutamente deseable. Como personaje que cuestionaba las bases financieras de Occidente, constituía un peligro al que había que abatir a cualquier precio. Con total seguridad, el día que sepamos de manera completa cómo se consideraron afectadas las grandes finanzas por Hitler, podremos entender a cabalidad los aspectos que aún se nos escapan sobre los orígenes de la Segunda Guerra Mundial.

Lo que sí es obvio es que, para el verano de 1939, el acuerdo entre Hitler y Stalin imposibilitaba utilizarlo contra la Unión Soviética a corto plazo, como se había esperado, y esa circunstancia impulsó a las potencias occidentales a animar a la nacionalista Polonia para que se opusiera a la devolución a Alemania de la Prusia Oriental que había ocupado en 1918. En teoría, polonia se iba a beneficiar apoderándose de más territorios alemanes, pero en realidad lo que cabría esperar es que Hitler se viera empantanado en una guerra en la que Alemania sería de nuevo humillada. Incluso, con un poco de suerte, antes de su derrota definitiva, se involucraría en un conflicto armado contra la Unión Soviética, facilitando la hegemonía de las potencias occidentales. Sin embargo, hitler se reveló muchísimo más inteligente que sus adversarios occidentales. Firmó un pacto con Stalin para evitar un segundo frente y que abría a la Unión Soviética la posibilidad de recuperar los territorios rusos que Polonia había invadido en los años 20, y acto seguido atacó a una Polonia que no recibió absolutamente nada de la ayuda prometida por Occidente y que fue totalmente incapaz de resistir más de dos semanas a un ejército alemán que se reveló extraordinariamente superior al polaco.

En los meses siguientes, el imbatible ejército germano, con una rapidez prodigiosa y con escasísimas bajas, derrotó a las fuerzas armadas de Noruega, bélgica, holanda, luxemburgo, francia y Gran Bretaña, obligando a los británicos a reembarcar en Dunkerque, en una retirada bochornosa que la propaganda convirtió en victoria. Tras someter a los franceses a la terrible humillación de firmar su capitulación en el mismo vagón donde Alemania se había rendido tras la primera guerra mundial, hitler, que jamás pensó en invadir Inglaterra y a la que ofreció la paz por su carácter racialmente ario, puso los ojos en los inmensos campos de Rusia. La invasión en la que se decidiría la guerra se retrasó unas semanas, ya que el ejército italiano estaba empantanado en una guerra contra Grecia, punto muerto del que lo sacó Hitler invadiendo Grecia y Yugoslavia y sometiéndolas totalmente. Finalmente, el 22 de junio de 1941, los ejércitos alemanes, sin previa declaración de guerra, invadieron una unión soviética con la que, supuestamente, el Tercer Reich estaba en paz y vinculado por un pacto de no agresión, las fuerzas alemanas demostraron una vez más su inmensa capacidad militar, perforando el frente y cercando y aniquilando una división soviética tras otra. A las dos semanas nadie pensaba que los soldados del ejército rojo podrían detener a las fuerzas de Hitler que, para finales de ese mismo año, 1941, se encontraban ya a las puertas de Moscú.

Lo que cambió la situación, y con ella la suerte final de la guerra, fue el llamamiento de Stalin a defender no el sistema comunista, sino la madre patria Rusia, en un discurso en que no llamó camaradas a sus compatriotas, sino hermanos y hermanas. La ruina de Hitler se fue forjando golpe tras golpe en los extensos campos de Rusia. Mientras Gran Bretaña y Estados Unidos se mostraban totalmente incapaces de abrir un segundo frente e intentaban sustituir esa circunstancia con bombardeos masivos sobre el Tercer Reich, en los que murieron centenares de miles de civiles indefensos, el ejército rojo fue asestando una derrota tras otra a las fuerzas nazis, como Stalingrado o Kursk, donde cambió de manera definitiva el curso de la guerra, como reconocería el propio Winston Churchill, en un arrebato de veracidad, cuando británicos, americanos y canadienses desembarcaron en Normandía en junio de 1944, el ejército alemán ya había sido despanzurrado por los rusos. No solo eso, los propios aliados consiguieron romper la resistencia alemana en Normandía solo después de que los rusos improvisaran y lanzaran una nueva ofensiva que obligó a Hitler a retirar tropas de Francia.

Al fin y a la postre, si Alemania perdió la guerra, se debió fundamentalmente a la resistencia resuelta del pueblo ruso, que ya antes había combatido las invasiones de mongoles y polacos, de suecos y franceses y que desde 1941 se alzó contra el nazismo y sus aliados, como sucedió con los guerrilleros españoles que combatieron contra las tropas de Napoleón. Aquellos soldados rusos no cosecharon como fruto la libertad, pero sí derramaron su sangre hasta limpiar de las huellas de los invasores su territorio nacional y al hacerlo rindieron un servicio inmenso e impagable al género humano. Como reconocería el propio premio Nobel americano Ernest Hemingway, jamás agradeceremos bastante la derrota del nazismo al pueblo ruso. La deuda que la humanidad tiene con la incomparable gesta que fue la Gran Guerra Patria es incalculable, siquiera porque su costo, solo en vidas humanas, fuera de cerca de 30 millones de muertos, es decir más de 54 veces los que sufrió Gran Bretaña y la Commonwealth y casi 70 veces más que los que padeció Estados Unidos Gracias al sacrificio de aquellos hombres y mujeres.

El nazismo no pudo dominar Europa primero, y después el mundo. Los judíos no fueron totalmente exterminados del suelo europeo y seguramente quien ahora se dirige a ustedes puede hacerlo en español y no en alemán. Sin duda es algo que hay que considerar en una época en que la rusofobia parece haberse convertido en una de las banderas esgrimidas para justificar lo injustificable y cubrir los peores negocios e intereses. Que a día de hoy se pueda inducir a una nación eslava a convertirse en campo de batalla en favor de intereses occidentales, como sucedió con Polonia en 1939. Que a día de hoy intereses hegemónicos políticos, militares y económicos se enmascaren bajo la propaganda.

Que a día de hoy las celebraciones del final de la Segunda Guerra Mundial no cuenten con Rusia, la nación que fue más que principal artífice de la victoria contra el nazismo, y sí con naciones que combatieron en favor del nazismo y de sus aliados, como los nacionalistas ucranianos que honran al genocida bandera o los estonios lituanos y letones que honran a las SS. Que a día de hoy se respalde militarmente a unidades armadas que se jactan de su vinculación ideológica con el nazismo y sus colaboradores. Y que a día de hoy haya quien afirme públicamente que podría ganar una guerra nuclear dirigida contra Rusia. Son circunstancias que dejan de manifiesto que hay demasiada gente que no ha aprendido las lecciones relacionadas con el nazismo, con la segunda guerra mundial y con el lanzamiento absolutamente innecesario de dos bombas atómicas sobre el Japón.

Va siendo hora de aprenderlas, antes de que sea demasiado tarde para el conjunto de la humanidad y desaparezcamos en medio de un holocausto nuclear, porque aquellos que no conocen la historia, como señaló un filósofo americano nacido en España, se abocan desgraciadamente a repetirla. Pero no se dejen llevar por el desánimo, la frustración. Y es que, a pesar de que los poderosos muchas veces parecen gigantes, es sólo porque se les contempla de rodillas. Y ya va siendo hora de ponerse en pie. Mientras tanto, en el tiempo que han necesitado ustedes para escuchar este editorial, la deuda pública española ha aumentado en más de 7 millones de euros, entre otras cosas, dando estúpidos e imprudentes pasos que pueden conducir a una nueva guerra mundial. Muy buenos días, muy buenas tardes, muy buenas noches. Les ha hablado César Vidal desde el exilio. Que Dios los bendiga. Esta sección está patrocinada por crowdfunding con el siguiente mensaje Nuestro Señor Jesucristo, el único Dios verdadero, es misericordioso y nuestro Salvador.