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Monz�n culmina su 'Homenaje Templario' con el objetivo de obtener la declaraci�n de fiesta de Inter�s Tur�stico Nacional

El Gobierno de Arag�n ha mostrado su apoyo a la localidad para la consecucci�n de este objetivo

Torneo medieval en el Homenaje Templario de Monz�n
Torneo medieval en el Homenaje Templario de Monz�nDiputaci�n de Huesca
Actualizado

Monz�n (Huesca) ha cerrado la XXII edici�n del Homenaje Templario a Jaime I y Guillem de Mont-rod�n. Una celebraci�n que, en esta ocasi�n, ha estado marcada bajo la intenci�n del ayuntamiento de la localidad de presentar su candidatura para que el evento sea declarado como fiesta de Inter�s Tur�stico Nacional.

Un reconocimiento para cuya obtenci�n contar� con el apoyo del Gobierno de Arag�n, como asegur� el consejero de Turismo y Medio Ambiente, Manuel Blasco, quien tiene "el convencimiento de que Monz�n se lo merece por c�mo trabaja desde hace a�os".

El alcalde de la poblaci�n, Isaac Claver, por su parte, ha agradecido que esta festividad cuente con el apoyo "de todos para hacer posible el sue�o de una ciudad orgullosa de su historia en la que, junto a las asociaciones y colectivos, trabajamos para hacer m�s grande este homenaje a�o tras a�o".

Esta fiesta cuenta con la participaci�n de hasta 50 asociaciones (16 de fuera de la localidad), adem�s de las m�s de 1.000 personas que participan en los desfiles y los 80 artesanos encargados de llenar el Mercado Medieval.

La celebraci�n comienza con un gran desfile templario, al que contin�an varias danzas medievales y la recreaci�n de la salida de las tropas al encuentro del rey. Para finalizar, tienen lugar los espectaculares torneos donde luchan los mejores caballeros, tal como se hac�a en los siglos XII y XIII, que preceden al acto de clausura, la lectura de Jaime I a Monz�n y la interpretaci�n del himno.

Con este evento de recreaci�n hist�rica se conmemora la llegada y estancia en Monz�n del rey Jaime I "el Conquistador" durante su ni�ez, as� como su tutela por la Orden del Temple entre 1214 y 1217. Se honra, tambi�n, la figura de su maestro, el comendador de la Orden, Guillem de Mont-rod�n, quien permaneci� toda su vida junto al monarca.

Durante los a�os en los que el infante Jaime estuvo alojado en el castillo de Monz�n, uno de los m�s de cien enclaves templarios que a�n permanecen en pie, la villa se convirti� en el centro de todas las atenciones del reino. Esta fortaleza ha sido lugar de inter�s estrat�gico desde el siglo X al XX y, actualmente, es uno de los mayores bienes tur�sticos de Arag�n, al ser considerada como un ejemplo arquitect�nico por su capacidad militar.