¿Magaluf sin 'guiris' borrachos? En UK, miles de pubs echan el cierre y los jóvenes dejan de beber
¿Magaluf sin 'guiris' borrachos? En UK, miles de pubs echan el cierre y los jóvenes dejan de beber
vinculan alcohol con 'vulnerabilidad'

¿Magaluf sin 'guiris' borrachos? En UK, miles de pubs echan el cierre y los jóvenes dejan de beber

La generación Z está cambiando el curso de la historia. El 40% ha limitado su consumo de alcohol. Una cuarta parte no bebe nada. Los tótems culturales viran ahora hacia la sobriedad

Foto: Una camarera en un pub de Londres. (EFE/Andy Rain)
Una camarera en un pub de Londres. (EFE/Andy Rain)

El libertinaje de los ingleses con el alcohol en Magaluf o Mykonos no es nada nuevo. Cuando a finales del siglo XII el teólogo Jacques de Vitry describió "las características distintivas de cada nación", aseguró que "los franceses eran orgullosos y mujeriegos; los alemanes furiosos y obscenos; los lombardos, codiciosos, maliciosos y cobardes; y los ingleses unos borrachos". Por su parte, en el París medieval, donde los ingleses constituían un tercio de todos los estudiantes de la Sorbona, eran vistos, según el historiador Robert Bartlett, como "muy exigentes… destacados por sus modales, elegantes en el habla y en la apariencia, inteligentes y sabios en sus consejos", pero con tres grandes defectos: "mujeres, Weisheil y Drincheil", siendo los dos últimos tipos de brandy.

"Jóvenes británicos en busca de una bacanal", describía The New York Times al hablar del turismo de Mallorca. Pero la generación Z está cambiando el curso de la historia. Se ha convertido en la "generación sobria y curiosa". El 40% de los nacidos a mediados o finales de la década de los 90 ha limitado su consumo de alcohol. Es más, alrededor de una cuarta parte de los jóvenes entre 16 y 24 años no beben nada.

Los grandes termos de agua han pasado ahora a ser objeto de culto. Preguntados sobre sus nuevos hábitos en diferentes encuestas, priorizan su salud y asocian el alcohol con "vulnerabilidad", "ansiedad" y "pérdida de control". Las redes sociales juegan un papel esencial porque nadie quiere ser inmortalizado por amigos o enemigos con vídeos que pueden quedar para siempre en Internet.

Fue en 2004 —año apodado como Peak booze— cuando las tasas de consumo de alcohol en Reino Unido alcanzaron el punto más alto en un siglo: 9,5 litros, el equivalente a unas 100 botellas de vino, por persona al año (en 1950, la cifra era de solo 3,9 litros). El escritor James Butler llamó recientemente a este período una era de "cultura de masas irónica, nihilista e hipersádica". Los excesos tocaban todos los palos. El consumo de cocaína se triplicó en comparación con 1995.

Foto: Un comprador recorre el pasillo de las bebidas alcohólicas en un supermercado de Huddersfield, UK. (EFE/Adam Vaughan)

Pero la vida es un péndulo y la actitud despreocupada que impregnaba los tótems culturales de aquella época parece que vira ahora hacia la sobriedad. Y no solo entre los menores de 30 años. La industria de las bebidas sin o con bajo contenido de alcohol (conocidas como NOLO) representa actualmente 255 millones de libras en Reino Unido y se espera que su valor alcance 432 millones de libras para 2027. Más de 13.000 pubs —una cuarta parte del total— han cerrado sus puertas desde 2000 y el ritmo está aumentando. Las ventas de vino llevan estancadas durante años y solo el Prosecco y el rosado han experimentado un crecimiento importante. La industria británica está asustada, aunque no llega al pánico de la de Estados Unidos, donde la progresiva legalización del cannabis ha afectado considerablemente el mercado. En lugar de servirse una copa de Merlot para aliviar el día, muchos estadounidenses prefieren ahora masticar una golosina de cannabis con forma de osito de peluche.

"Los tiempos están cambiando", asegura Henry Jeffreys, autor de Empire of Booze, donde relata la historia de Reino Unido y su imperio a través de las bebidas alcohólicas favoritas del mundo. "En lugar de ir a los clubes nocturnos con suelos pegajosos, los jóvenes simplemente deslizan ahora el dedo hacia la derecha en sus móviles para encontrar el amor. Son más propensos a estar pegados a sus teléfonos varias horas al día, usando las redes sociales en lugar de reunirse. Si esto los hace más felices es un tema de debate, pero aquellos que tienen menos probabilidades de socializar son obviamente menos propensos a beber. Así que el pub puede ser otra víctima de los teléfonos", señala a El Confidencial.

El 'boom' de la cerveza sin alcohol

Mirar el móvil resulta más barato. Una pinta cuesta a la generación Z una media de 4,70 libras (comparada con las 1,95 libras que pagaban los Millennials). Desde el pico en 2004, el consumo promedio de alcohol ha disminuido. Las ventas de bebidas tradicionales navideñas como el oporto, el champán y las bebidas espirituosas han caído. Y la moda del enero seco — que comenzó en 2013 para animar a los ciudadanos a recuperarse de los excesos de las fiestas— es cada vez más popular. Este año participaron alrededor de nueve millones de personas.

"En respuesta a estas tendencias, hay empresas que han ideado 'bebidas espirituosas' sin alcohol que cuestan tanto como la ginebra y normalmente saben ligeramente a guisantes", asegura Jeffreys. No es que vuelen exactamente de los supermercados. Pero la cerveza sin alcohol, sin embargo, sí ha demostrado ser cada vez más popular. Las ventas se han duplicado en cuatro años y siguen aumentando alrededor del 25% anual. Las ventas de Guinness 0.0 han aumentado un 150% en un año. Un tercio de todas las visitas a pubs se realizan ya sin alcohol. Incluso hay bares que solo venden bebidas sin alcohol, como el pub que se ha abierto en Manchester. "A medida que las empresas de bebidas intentan ganarse a un público más joven, se puede detectar la creciente desesperación. Las marcas de whisky, por ejemplo, se promocionan con anuncios que presentan a jóvenes divertidos y de diversas razas en lugar de a sus clientes reales: hombres blancos de mediana edad", señala.

Si bien es cierto que el abstemio es menos prevalente entre las personas de entre 55 y 74 años, el 18% de los británicos adultos no bebe nada de alcohol, según la última encuesta de YouGov. Casi un tercio (29 %) de los bebedores dicen que ahora beben menos que antes de la pandemia. Durante el confinamiento, las ventas de alcohol sin licencia en Inglaterra aumentaron 12,6 millones de litros. La investigación de Public Health England reveló un aumento del 57% entre los que bebían con un riesgo cada vez mayor entre marzo de 2020 y marzo de 2021.

Foto: Jóvenes fuman en Londres. (EFE/Tolga Akmen)

Las muertes relacionadas con el alcohol en Reino Unido alcanzaron un récord en 2022, con casi 2.500 muertes más en comparación con 2019, según cifras publicadas recientemente por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS). El aumento del 33%, con un total de 10.048, marca el nivel más alto desde que comenzaron los registros en 2001.

Richard Piper, director ejecutivo de Alcohol Change UK, señala que las investigaciones "han sugerido que las personas que ya bebían en niveles elevados antes de la pandemia eran las más propensas a haber aumentado su consumo durante este período, por lo que probablemente sea un factor determinante". La enfermedad hepática alcohólica fue la principal causa de estas muertes y, como en años anteriores, las tasas son mucho más altas entre los hombres.

En cualquier caso, el experto matiza que, "en términos más generales", en todo Reino Unido se ha registrado "una disminución gradual en el consumo de alcohol entre los jóvenes durante los últimos 10 a 15 años". Aunque el día que beben, "tienden a consumir más que los de otras edades". En comparación con otros países de Europa, Reino Unido está cerca de la media en términos de consumo general. Sin embargo, se encuentra constantemente entre los más altos en cuanto a consumo excesivo. "Esto refleja el hecho de que, en promedio, beber en el país tiende a implicar más borracheras que en otros lugares. Por lo tanto, hay más riesgos, incluso cuando la cantidad total consumida es menor que la de algunos de nuestros vecinos", continúa.

Objetivo: 'desnormalizar' el consumo

La sociedad británica de 2024 está muy lejos de Gin Lane, de William Hogarth, de 1751, cuando se representó un paisaje infernal londinense obsceno con gran consumo de ginebra. Ni siquiera se encuentra entre los países más bebedores del mundo en la lista de la Organización Mundial de la Salud. Mientras que España ocupa el sexto puesto, Reino Unido está en el 20. Pero diferentes organizaciones, como el Instituto de Estudios sobre el Alcohol, están siguiendo el ejemplo del manual antitabaco y presionando para lograr controles cada vez más estrictos, como el empaquetado genérico. El objetivo es "desnormalizar" el consumo de alcohol.

El Gobierno escocés planea seguir adelante con un mayor control de la comercialización del alcohol, lo que podría hacer que el whisky escocés, la mayor exportación del país, se vuelva prácticamente invisible. No habrá más patrocinio de deportes relacionados con el alcohol, ni siquiera escaparates en las tiendas de whisky en caso de que los niños los vean y se sientan tentados a beber. Después de que el Ejecutivo haya prohibido ya a los jóvenes comprar tabaco de por vida, ¿el alcohol será lo siguiente? Son muchos los que lo dan por hecho. Si todos los ciudadanos redujeran su consumo de alcohol a los niveles recomendados (no más de 14 unidades a la semana), los ingresos por ventas de alcohol podrían disminuir en un 38% (13 mil millones de libras). Actualmente, la industria reporta 46 mil millones de libras al año, alrededor del 2,5% del Producto Interior Bruto.

Con todo, las contribuciones deben compensarse con los costos sustanciales que el alcohol supone para el erario público. El consumo indebido de alcohol ya le cuesta al Sistema Nacional de Salud Pública aproximadamente 3.500 millones de libras al año en Inglaterra, con un costo social más amplio que supera los 25.000 millones de libras.

El libertinaje de los ingleses con el alcohol en Magaluf o Mykonos no es nada nuevo. Cuando a finales del siglo XII el teólogo Jacques de Vitry describió "las características distintivas de cada nación", aseguró que "los franceses eran orgullosos y mujeriegos; los alemanes furiosos y obscenos; los lombardos, codiciosos, maliciosos y cobardes; y los ingleses unos borrachos". Por su parte, en el París medieval, donde los ingleses constituían un tercio de todos los estudiantes de la Sorbona, eran vistos, según el historiador Robert Bartlett, como "muy exigentes… destacados por sus modales, elegantes en el habla y en la apariencia, inteligentes y sabios en sus consejos", pero con tres grandes defectos: "mujeres, Weisheil y Drincheil", siendo los dos últimos tipos de brandy.

Londres
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